Algunos han hecho la pregunta: "¿Ha sanado a los enfermos la Hna. White?" Contesto: "No, no; la Hna. White fue llamada a menudo a orar por los enfermos, y a ungirlos con aceite en el nombre del Señor Jesús, y ella pidió para ellos el cumplimiento de la promesa: 'La oración de fe salvará [sanará] al enfermo'". Santiago 5:15. Ningún poder humano puede sanar al enfermo, pero por medio de la oración de fe, el poderoso Sanador ha cumplido su promesa en favor de los que han invocado su nombre. Ningún poder humano puede perdonar o salvar al pecador. Nadie puede hacerlo fuera de Cristo, el misericordioso Médico del cuerpo y del alma.
A menudo he tenido el privilegio de orar por los enfermos. Debemos hacer esto mucho más frecuentemente de lo que lo hacemos. Si se ofrecieran más oraciones en nuestros sanatorios por la curación de los enfermos se vería el poder extraordinario del Sanador celestial. Muchos más serían fortalecidos y bendecidos, y muchas más enfermedades agudas serían sanadas.
El poder de Cristo para detener la enfermedad se ha visto en lo pasado de una manera notable. Antes de que tuviéramos la bendición de poseer instituciones donde los enfermos pudieran obtener ayuda en su sufrimiento, obteníamos éxito en los casos aparentemente más desesperados, usando tratamientos diligentes y fervientes oraciones con fe en Dios. Hoy en día el Señor invita a los que sufren a tener fe en él. La necesidad del hombre es la oportunidad de Dios se cita a. Marcos 6:1-5...
La oración sencilla y ferviente ha de acompañar los tratamientos
Junto con todos nuestros tratamientos dados a los enfermos, deben ofrecerse oraciones sencillas y fervientes implorando la bendición del sanamiento. Debemos señalar a los enfermos al compasivo Salvador, y su poder para perdonar y sanar. Por su bondadosa providencia ellos pueden ser restaurados. Señalad a los que sufren, que tienen un bondadoso Abogado en las cortes del cielo. Decidles que sanará a los enfermos, si ellos se arrepienten y dejan de transgredir las leyes de Dios. Hay un Salvador que se revelará en nuestros sanatorios para salvar a los que se someten a él. Los que sufren pueden unirse con vosotros en oración, confesando sus pecados, y recibiendo perdón.
Es Cristo el que sana--La Hna. White nunca ha pretendido sanar a los enfermos. Es Cristo el que ha sanado en todos los casos, así como fue Cristo el que en los días de su ministerio levantó a los muertos a la vida. Es Jesús el que hace todas las obras poderosas por medio del ministerio de sus siervos. Debe confiarse y creerse en este Cristo. Su bendición sobre los medios usados para la restauración a fin de sanar, traerá éxito. La misericordia de Cristo se deleita en manifestarse en favor de la humanidad que sufre. Es él el que imparte el servicio del sanamiento a los enfermos, y los médicos deben dar a él la gloria por las maravillosas obras hechas.--Carta 158, 1908.