Mensajes Selectos, Tomo 3

Capítulo 43

El desaliento

Elena G. de White tuvo sentimientos de desaliento

¿Me pregunta Ud. por qué se despierta por la noche y se siente rodeado de tinieblas? Muchas veces yo misma siento lo mismo. Pero estos sentimientos de desaliento no significan que Dios lo abandonó a Ud. o a mí... Los sentimientos de tristeza no son ninguna evidencia de que las promesas de Dios son nulas.

Ud. analiza sus sentimientos, y porque la perspectiva no es totalmente brillante empieza a ceñirse en forma más estrecha el manto del abatimiento en torno a su alma. Mira dentro de Ud. mismo y piensa que Dios lo está abandonando. Ud. debe mirar a Cristo...

Al entrar en comunión con nuestro Salvador entramos en la región de paz... Debemos poner constantemente la fe en ejercicio, y confiar en Dios cualesquiera sean nuestros sentimientos... Debemos tener buen ánimo, sabiendo que Cristo ha vencido al mundo. En el mundo tendremos tribulación, pero tendremos paz en Cristo Jesús. Hermano mío, aparte su mirada de Ud., y mire a Jesús que es su único ayudador.--Carta 26, 1895.

Consejo a una hermana desalentada

En mi experiencia cristiana he pasado por el terreno que ahora Ud. está recorriendo. Parecía que estaba atada con cadenas de desesperación. Cuando era apenas una joven de doce años de edad, durante meses me sentí completamente desvalida. Pero el Señor no me permitió que permaneciera en esa condición. Me trajo por su propia misericordia y gracia y me llevó a la luz. El la ayudará.

Aparte la vista de Ud. misma. No puede salvarse con ninguna obra buena que pueda realizar. El Señor Jesús no ha determinado que Ud. lleve el pecado. El no ha podido encontrar a ningún ser humano ni angelical para que cargue el pecado. Cristo dice: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar". ¿Cree Ud. en las palabras de Cristo? El le pide: "Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga". Mateo 11:29-30.

Piense en el Salvador. Ponga sus pecados, tanto los de omisión como los de comisión, sobre Aquel que lleva las iniquidades. Ud. sabe que ama al Señor; entonces no acongoje su vida porque Satanás la está molestando con sus falsedades. Crea que Jesús perdona y perdonará su transgresión. El llevó los pecados de todo el mundo. A él le agrada que el alma débil y afligida vaya y descanse en él. Busque a Dios con fe sencilla y diga: "Creo [Señor]; ayuda mi incredulidad". Marcos 9:24.

Los ángeles sirven a las almas que confían--El Señor no está listo para rechazar a sus hijos errantes. El tiene larga paciencia con ellos. Sus ángeles sirven a cada alma creyente que confía en él. Ahora, cuando Ud. lee estas palabras, crea que el Señor la acepta tal como es, errante y pecadora. El sabe que Ud. no puede borrar un solo pecado; él sabe que es su propia sangre preciosa derramada por el pecador, lo que hace que la persona afligida, acongojada y perpleja, se convierta en un hijo de Dios.

La Palabra de Dios es como un jardín lleno de hermosas y fragantes flores. Hermana mía, ¿no cortará Ud. las flores, las rosas, los lirios, y los claveles de sus promesas? Descanse en su amor. Ninguna lengua puede expresar ni mente finita concebir la grandeza y riqueza de sus promesas precisamente para un alma débil y temblorosa como Ud. Su parte es la fe sencilla y la confianza; la parte del Señor nunca deja de cumplirse. Por fe alléguese al Salvador que lleva el pecado, y entonces aférrese a él por la fe. No se acongoje; esto no la ayudará en nada. Crea que Cristo mismo reprende al enemigo, y que éste no puede tener más control sobre Ud. Crea que Satanás ha sido reprendido. Cuando el enemigo viene como avenida de aguas, "el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él". Isaías 59:19.

Aférrese a Jesús y nunca lo suelte--De nuevo le pido que aparte su mirada de Ud. misma. Mire a Jesús. Aférrese al Todopoderoso, y no lo suelte nunca. Nuestro Señor Jesús le ha expresado su amor dando su propia vida para que Ud. sea salva; no debe desconfiar de su amor. No mire el lado oscuro. Llénese de esperanza en Dios. Contemplando a Jesús como su Salvador que perdona el pecado, llegará a transformarse a su imagen. Diga: "He pedido a mi Salvador, él me ha hecho libre, y con seguridad estoy libre. Pertenezco al Señor, y el Señor es mío. No temeré. Yo sé que él me ama en mis debilidades, y no lo entristeceré mostrando que desconfío de él. Rompo mis relaciones con el enemigo. Cristo ha cortado las cuerdas que me ataban, y yo alabaré al Señor".

Así puede Ud. educar y fortalecer su mente. Que el Señor la ayude y la bendiga en todo momento. Sea libre, sí, sea libre en el Señor ahora mismo. Regocíjese en su libertad.--Carta 36, 1900.

Extienda su mirada más allá de las sombras

Jesús vive. El ha resucitado, ha resucitado; y vive para siempre. No sienta que Ud. lleva la carga. Es cierto que lleva el yugo, pero ¿juntamente con quién lleva Ud. el yugo? Nada menos que un personaje que es su Redentor. Satanás arrojará su sombra infernal a través de su sendero; Ud. no puede esperar otra cosa; pero él lanzó la misma sombra tenebrosa sobre el sendero de Cristo. Todo lo que Ud. tiene que hacer ahora es mirar más allá de la sombra, al resplandor de Cristo... No mire los desánimos; piense en cuán precioso es Jesús.

Su memoria será renovada por el Espíritu Santo. ¿Puede olvidar lo que Jesús ha hecho por Ud.?... Ud. fue desviado de sí mismo; sus pensamientos más profundos y más dulces estaban centrados en su precioso Salvador, en su cuidado, su seguridad, su amor. ¡Cómo se concentran en él sus deseos!

¡Todas sus esperanzas descansaron en él! ¡Todas sus expectativas estaban asociadas con él! Y bien, él todavía lo ama. Tiene el bálsamo que puede sanar todas las heridas, y Ud. puede reposar en él...

El Consolador será para Ud. todo lo que anhela. Ud. será pesado con el Espíritu de Dios y con la importancia del mensaje, y con la obra. Yo sé que el Señor está deseoso de revelarle cosas maravillosas en su ley. Ojalá que todos puedan comprender que Ud. ha estado con Jesús.--Carta 30a, 1892.

Mire hacia la luz--No permitiré que mi mente se detenga en el lado oscuro. Jesús tiene luz, y consuelo, y esperanza, y gozo para mí. Quiero mirar hacia la luz, para que el brillo del Sol de justicia resplandezca en mi corazón y sea reflejado hacia los demás. Es el deber de todo cristiano brillar, reflejar hacia otros la luz de la gracia que Cristo imparte. Dios quiere que yo, aun en mi dolor, lo alabe, mostrando que me doy cuenta de que su presencia está conmigo se citan: Romanos 5:1; 1 Juan 5:11.--Manuscrito 19, 1892.