Mensajes Selectos, Tomo 3

Capítulo 44

Instrucción específica sobre cultivos

Elena G. de White es instruida acerca de plantar árboles frutales

Mientras estábamos en Australia, adoptamos el ... plan ... de cavar zanjas hondas y llenarlas con relleno suficiente para crear una tierra buena. Esto lo hicimos para el cultivo de tomates, naranjos, limoneros, durazneros y parras.

El hombre de quien compramos nuestros durazneros me dijo que le agradaría que yo observara la forma en que estaban plantados. Le pedí entonces que me permitiera mostrarle la manera cómo debían ser plantados de acuerdo a la visión nocturna que se me había dado. Le pedí al hombre que contraté que cavara un hoyo profundo, y que entonces pusiera en él buena tierra, luego piedras, y encima buena tierra. Después de esto puso capas de tierra de relleno [vegetal] hasta que el hoyo estuvo lleno. Le dije al dueño del vivero que yo había plantado de esta manera en un suelo rocoso de los Estados Unidos. Lo invité a visitarme cuando los frutos estuvieran maduros. El me dijo: "Ud. no necesita ninguna lección de mi parte para enseñarle cómo plantar los árboles".

Nuestra cosecha fue un gran éxito. Los duraznos eran de color más hermoso y más deliciosos en sabor, que cualquiera que yo hubiera probado. Cultivamos la variedad de duraznos grandes y amarillos llamados "Crawford", y otras frutas: uvas, damascos, nectarines [duraznos] y ciruelas.--Carta 350, 1907.

La fumigación de los árboles frutales

Hay personas que dicen que nada debe matarse, ni siquiera los insectos. Dios no ha confiado ningún mensaje semejante a su pueblo. Es posible exagerar el mandamiento de "No matarás" hasta cualquier límite; pero hacerlo no está de acuerdo con el buen juicio. Los que lo hacen no han aprendido en la escuela de Cristo.

Esta tierra ha sido maldita por causa del pecado, y en estos postreros días, gusanos e insectos de toda especie se multiplicarán. Estas pestes deben ser exterminadas, o de otra manera nos molestarán, nos atormentarán, y hasta destruirán la obra de nuestras manos y los frutos de nuestra tierra. Existen lugares en donde hay hormigas (termitas) que destruyen totalmente la estructura de madera de las casas. ¿No deben éstas ser destruidas? Los árboles frutales deben ser fumigados para que los insectos que echan a perder la fruta sean exterminados. Dios nos ha dado una parte que hacer, y esta parte debemos ejecutarla con fidelidad. Entonces podremos dejar el resto a cargo del Señor.

Dios no ha dado a nadie el mensaje: "No mate ninguna hormiga, ni pulga, ni polilla". Debemos protegernos contra los insectos y los reptiles que molestan y perjudican y es necesario destruirlos para defendernos a nosotros mismos y nuestras posesiones de todo daño. Y aun cuando hagamos lo mejor que podamos para exterminar estas pestes, se seguirán multiplicando.--Manuscrito 70, 1901, The Review and Herald, 31 de agosto de 1961.