Siento un intenso deseo de que ésta [el congreso de la Asociación General] sea una reunión donde Dios pueda presidir. Esta es una ocasión importante, una ocasión muy importante. Hay una gran obra que hacer. Pero que la reunión sea un éxito o no, depende de nosotros individualmente. Podemos tener un cielo aquí durante esta reunión...
Habrá decisiones solemnes e importantes que tomar en esta reunión, y Dios quiere que cada uno de nosotros esté en la debida relación con él. Desea que hagamos muchísimo más orando y muchísimo menos hablando. Anhela que mantengamos abiertas hacia el cielo las ventanas del alma. Los umbrales del cielo están inundados con la luz de la gloria de Dios, y él hará que su luz brille en el corazón de cada uno de los que en esta reunión se hallen en la debida relación con él.
Algunos han dicho que ellos creían que en esta reunión deberían emplearse varios días orando a Dios por el Espíritu Santo, como en el día de Pentecostés. Deseo deciros que los asuntos que deben tratarse son una parte del servicio de Dios tanto como lo es la oración. Tanto las reuniones administrativas como las reuniones de oración deben estar bajo los dictados del Espíritu. Hay peligro de que adoptemos una religión sentimental e impulsiva. Que los asuntos que se resuelvan en esta reunión estén dentro de un carácter tan sagrado, que la hueste angelical pueda aprobarlos. Debemos guardar de la manera más sagrada las cuestiones administrativas de nuestra obra. Todo asunto administrativo tratado aquí debe estar de acuerdo con los principios del cielo.
Dios quiere que estéis en una situación tal que él pueda soplar sobre vosotros el Espíritu Santo, y que Cristo pueda habitar en el corazón. El desea que al comienzo de esta reunión depongáis cualquier resto de controversia, o de lucha, o disensión, o murmuración que hayáis estado llevando. Lo que necesitamos es mucho más de Cristo y nada del yo. El Salvador dice: "Separados de mí nada podéis hacer"...
Hemos llegado a un punto en el cual Dios va a obrar en favor de su pueblo. El desea que su pueblo sea un pueblo representativo, distinto de todos los demás pueblos de nuestro mundo. Desea que sus hijos estén en una posición ventajosa, porque él dio su vida para que su iglesia estuviera en esa posición. No chasqueéis al Señor.--Manuscrito 29, 1901.
Demasiadas resoluciones
Vuestras excesivas resoluciones necesitan ser reducidas a una tercera parte de ese número, y debe tenerse mucho cuidado en cuanto a cuáles resoluciones se adoptarán.--Carta 45, 1899.
Se me ha mostrado que nuestras asociaciones han sido sobrecargadas de resoluciones. Una décima parte del número serían de mucho más valor que un número mayor. He presentado estas cosas con claridad, pero aún habéis insistido en que la resolución debía ser llevada a efecto.--Carta 22, 1889.