Mensajes Selectos, Tomo 3

Apéndice B

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Declaración de W. C. White hecha a W. W. Eastman,1el 4 de noviembre de 1912

Me parece, Hno. Eastman, que debemos mantener firme nuestra confianza en el gran movimiento adventista de 1844, y no debemos ser fácilmente movidos de las posiciones sostenidas por nuestros dirigentes en ese movimiento y por los pioneros de nuestra propia denominación.

Al mismo tiempo, creo que debemos animar a nuestros redactores, a nuestros ministros y a los maestros de nuestras escuelas, y a la generalidad de nuestros miembros, hasta donde tengan oportunidad de hacerlo, que estudien cuidadosamente la Biblia y también la historia, de manera que conozcan por sí mismos y puedan probarle a la gente que no acepta nuestros libros denominacionales como autoridad, los puntos que sostenemos como pueblo. Tengo la convicción de que los que escriben en nuestros periódicos denominacionales con respecto a la profecía y su cumplimiento deben ser animados a estudiar en forma profunda y fiel los temas acerca de los cuales escriben, y a usar en sus argumentos, referencias y citas de los historiadores que serán aceptados por los lectores como autoridad.

Puede estar bien que un predicador, al hacer exposiciones bíblicas a sus congregaciones, cite los libros de Daniel y Apocalipsis y El conflicto de los siglos, y presente párrafos de los mismos como declaraciones bien hechas de sus opiniones; pero difícilmente sería sabio que él citara esos libros como historias autorizadas para probar sus puntos. Yo creo que Ud. discernirá el carácter razonable de esta proposición. Un presbiteriano que estuviera tratando de probar la solidez de sus teorías a una congregación de metodistas, no se esperaría que dependiera mayormente de escritores presbiterianos para probar sus argumentos, ni que un metodista que estuviera tratando de convencer a bautistas acerca de la solidez de la religión metodista, pudiera lograr gran éxito si usara escritores metodistas como autoridad. En toda nuestra obra debemos estudiar para seguir los métodos que sean más efectivos.

Cuando llegamos al asunto de redactar nuestras exposiciones sobre doctrina o profecía, el escritor debe ejercer aún más cuidado que el predicador al elegir autoridades que sean aceptadas como tales por los críticos y por el lector estudioso.

Si es que entendemos bien el asunto, el Hno. ______ ha estado escribiendo artículos sobre profecía y su cumplimiento, en los cuales utiliza Daniel y Apocalipsis y El conflicto de los siglos como autoridad para probar sus puntos. Yo considero que esto es un procedimiento muy pobre. Algunos lectores las considerarán como verdades establecidas. Otros lectores las aceptarán como verdad, aunque pongan en tela de juicio la autoridad. Para otros, el uso de estos libros denominacionales, hecho de esa manera, constituiría un desafío que se les hace para tratar de probar que hay errores en los libros así empleados como autoridad. ¿No sería mejor para todas las clases si en nuestros sermones y artículos probáramos nuestros puntos con referencias a autoridades que son generalmente aceptadas?

Los escritos de Elena G. de White sobre historia

Con respecto a los escritos de mi madre y al empleo que se hace de ellos como autoridad sobre puntos de historia y cronología, mi madre nunca ha deseado que nuestros hermanos trataran esos escritos como una autoridad con respecto a detalles de historia, o datos históricos. Las grandes verdades reveladas a mi madre con respecto al conflicto entre el bien y el mal, la luz y las tinieblas, le han sido dadas de varias maneras, pero mayormente como vistazos instantáneos de grandes acontecimientos ocurridos en la vida de los individuos y en la experiencia de las iglesias, en los grupos de reformadores y en la historia de las naciones. Lo que se le ha revelado de esta manera lo ha redactado primeramente en forma breve en el libro Primeros escritos, y luego en forma más amplia en Spiritual Gifts y en Spirit of Prophecy, y finalmente en los libros de la serie Conflicto de los siglos.

Cuando mi madre escribió acerca de las experiencias de los reformadores del tiempo de la Reforma, y del gran movimiento de 1844, a menudo dio al principio una descripción parcial de algunas escenas que le fueron presentadas. Más tarde redactó lo mismo en forma más completa, y de nuevo en forma aún más completa. He sabido que ella ha escrito sobre un tema cuatro o cinco veces, y entonces se ha lamentado de no poder disponer de un lenguaje suficientemente vigoroso para describir el asunto de una manera más perfecta.

Al escribir los capítulos del conflicto, a veces dio una descripción parcial de un suceso histórico importante, y cuando su copista, que estaba preparando los manuscritos para el impresor, averiguó con respecto al tiempo y al lugar, mi madre le decía que esas cosas estaban registradas por historiadores competentes, y pedía que se insertaran las fechas empleadas por esos historiadores. En otras ocasiones, al escribir lo que se le había presentado, mi madre hallaba declaraciones tan perfectas de sucesos y presentaciones de hechos y doctrinas usadas en nuestros libros denominacionales, que ella copiaba las palabras de estas autoridades.

Cuando se terminó de escribir El conflicto, mi madre nunca pensó que los lectores lo usarían como autoridad sobre datos históricos o para empeñarse en una controversia con respecto a detalles de historia, y ahora cree que no debe ser usado de esa manera. Mi madre considera con gran respeto la obra de los fieles historiadores que dedicaron años para estudiar el gran plan de Dios como se lo presenta en la profecía, y el desarrollo de ese plan como se lo registra en la historia.

En años pasados, siempre que se encontraron pruebas definidas de que los escritores de nuestro material adventista no habían logrado encontrar las pruebas exactas con respecto a detalles, mi madre decidió corregir aquellas cosas que claramente se descubría que estaban en error. Cuando era consultada acerca de los esfuerzos que se hacían para revisar y corregir el buen libro Daniel y Apocalipsis, ella se ha opuesto a hacer muchos cambios, y ha favorecido siempre la corrección de las cosas que claramente resultaban ser incorrectas.

Cronología

Me parece que hay peligro en colocar demasiado énfasis en la cronología. Si hubiera sido necesario para la salvación del hombre que la cronología del mundo fuera comprendida en forma clara y armoniosa, el Señor no habría permitido los desacuerdos y las discrepancias que hallamos en los escritos de historiadores bíblicos, y me parece que en estos últimos días no debe haber tanta controversia con respecto a fechas.

En cuanto a mí, diré esto: cuanto más estudio la experiencia del pueblo adventista, tanto más siento que debo honrar y alabar y magnificar la sabiduría del Dios del cielo, que dio a un hombre sencillo como Guillermo Miller una comprensión de las grandes verdades de las profecías. Es evidente para todos los que estudien su explicación de la profecía, que aunque él tenía la verdad con respecto a los aspectos principales, adoptó al principio muchas interpretaciones inexactas e incorrectas referentes a detalles. Al principio éstas eran aceptadas por sus asociados; pero Dios levantó a hombres eruditos que habían tenido mayores oportunidades de estudio que Miller, y estos hombres, por su estudio de las profecías y de la historia, encontraron la verdad con respecto a muchos puntos en los cuales la exposición de Miller era incorrecta.

Uno que estudie esta experiencia desde el punto de vista de la fe en ese gran movimiento adventista, como se lo presenta en Daniel y Apocalipsis, y en El conflicto de los siglos, no puede dejar de regocijarse en la bondad de Dios cuando ve cómo él trajo luz y verdad por medio del estudio de muchos hombres, y me parece que nosotros, que amamos la obra que fue edificada sobre ese fundamento, debemos tratar en forma muy bondadosa, muy considerada y muy reverente la obra que Dios ayudó a Miller a llevar a cabo.

Haced sólo declaraciones modestas

Pero si pretendemos que Miller y sus asociados tuvieron un conocimiento perfecto y completo de la verdad en cuanto a la correspondencia de la historia con la profecía, o si aseveramos que los pioneros del mensaje del tercer ángel tenían un conocimiento completo e infalible, y decimos: "Nunca en la historia de esta causa nos hemos visto obligados a confesar que estábamos en un error", en forma innecesaria y poco sabia incitamos la crítica que desplegará ante el mundo, de una manera exagerada, la imperfección y las inexactitudes de algunas de nuestras exposiciones que han sido corregidas por los resultados de un estudio fiel en años más recientes.

Me parece Hno. Eastman, que hay una gran posibilidad de que debilitemos nuestra influencia cerrando nuestros ojos al hecho de que somos todos como niños pequeños que aprendemos día tras día del gran Maestro, y que tenemos el privilegio de avanzar en conocimiento y comprensión. Me parece que es mucho más sabio que convenzamos al mundo de que Dios ha estado dirigiéndonos, y de que nos está dirigiendo al presentar de vez en cuando evidencias irrebatibles de la solidez de nuestra posición, por medio de una clara presentación de la correspondencia de la profecía con la historia, y por el uso de una información histórica que el mundo no podría cuestionar, en vez de hacer esfuerzos para probar que las posiciones que hemos sostenido el año pasado o hace diez o veinte o treinta años eran infalibles e incambiables.

Con respecto a los escritos de mi madre, tengo una evidencia abrumadora y una gran convicción de que son descripciones y una delineación de lo que Dios le ha revelado en visión; y donde ella ha seguido la descripción de los historiadores o la exposición de escritores adventistas, creo que Dios le ha dado discernimiento para usar lo que es correcto y lo que está en armonía con la verdad referente a todos los asuntos esenciales para la salvación. Si se encontrara mediante un estudio fiel, que ella siguió algunas exposiciones de la profecía que en algunos detalles de fechas no podemos armonizar con nuestra comprensión de la historia secular, esto no disminuiría mi confianza en sus escritos como un todo, más de lo que mi confianza en la Biblia resultaría disminuida por el hecho de que no pueda armonizar muchas de las declaraciones referentes a cronología.