Ambición por exhibirse
Los espectáculos musicales, que conducidos apropiadamente no hacen daño, son muchas veces una fuente de mal. En el actual estado de la sociedad, con la baja moralidad existente, no solo entre los jóvenes, sino también entre aquellos de más edad y experiencia, existe un peligro en volverse descuidados y dar atención especial a los favoritos, creando así envidia, celos y conjeturas malignas. El talento musical muchas veces fomenta el orgullo y la ambición por la exhibición, y los cantantes dedican muy pocos pensamientos a la adoración a Dios. En lugar de conducir a las mentes a recordar a Dios, muchas veces lo que hacen es provocar su olvido.--Carta 6a, 1890; La Voz: Su Educación y Uso Correcto, 469, 470.
Cantar para exhibirse: consejos a un director de música
Fui llevada a algunos de sus ensayos de coro, y se me hizo leer los sentimientos existentes en el grupo que Ud. dirige. Había celos mezquinos, envidia, crítica y murmuración. Dios requiere un servicio prestado de todo corazón; el formalismo y el servicio prestados solamente de labios son como bronce que resuena y como címbalo que retiñe. Su canto tiene como finalidad la ostentación, y no la alabanza a Dios con el espíritu y el entendimiento. La condición del corazón revela la calidad de la religión del que profesa la piedad.--Carta la, 1890; El Evangelismo, 369.
Música que ofende a Dios
La ostentación no es religión ni santificación. No hay nada más ofensivo a la vista de Dios que un despliegue de música instrumental, cuando aquellos que toman parte no son consagrados, no tienen melodías en sus corazones para el Señor. La ofrenda más dulce y aceptable a la vista de Dios es un corazón que ha alcanzado la humildad al practicar la abnegación, al elevar la Cruz y seguir a Jesús.
No tenemos tiempo ahora para dedicarlo a la búsqueda de las cosas que únicamente agradan a los sentidos. Se necesita un profundo escudriñamiento del corazón. Con lágrimas y la confesión de un corazón quebrantado, necesitamos allegarnos a Dios para que él se acerque a nosotros.--The Review and Herald, 14 de noviembre de 1899; El Evangelismo, 371, 372.
Música aceptable para Dios
Las cosas superfluas que se han introducido en el culto en _____ deben evitarse decididamente... Dios acepta la música únicamente cuando por su influencia los corazones se santifican y se enternecen. Pero muchos que se complacen con la música no saben lo que significa producir melodías en sus corazones para Dios. Sus corazones han ido "tras los ídolos".--Carta 198, 1899; El Evangelismo, 373.