Notas biográficas de Elena G. de White

Capítulo 24

Actividades en el medio oeste: 1856-1858

En el otoño de 1856, mientras visitaba a un grupo de adventistas observadores del sábado en Round Grove, Illinois, se me mostró que una compañía de hermanos ubicada en Waukon, Iowa, necesitaba ayuda; que la trampa de Satanás debía ser quebrada, y que estas preciosas almas debían rescatarse. Yo no pude quedar tranquila hasta que decidí visitarlos.

Una victoria en Waukon, Iowa

Cuando llegamos a Waukon, en la última parte de diciembre de 1856, encontramos que casi todos los observadores del sábado lamentaban que hubiéramos llegado. Existía mucho prejuicio con respecto a nosotros, porque se habían dicho muchas cosas que tendían a perjudicar nuestra influencia.

En la reunión de la noche fui tomada en visión, y el poder de Dios descansó sobre la compañía. Yo relaté lo que el Señor me había dado para el pueblo. Era lo siguiente: "Volved a mí, y yo me volveré a vosotros, y sanaré vuestras apostasías. Quitad la basura de la puerta de vuestro corazón, y abrid la puerta, y yo entraré y cenaré con vosotros". Se me mostró que si ellos abrían el camino, y confesaban sus errores, Jesús andaría en medio de nosotros con poder.

Después que presenté mi testimonio, una hermana comenzó a confesar de una manera clara y definida; y mientras ella hacía su confesión, los portales del cielo parecieron abrirse repentinamente, y yo quedé postrada por el poder de Dios. Parecía un lugar terrible pero glorioso. La reunión continuó hasta pasada la medianoche, y se realizó una gran obra.

Al día siguiente la reunión empezó donde había terminado la noche anterior. Los que habían sido bendecidos en la sesión previa mantenían la bendición. No habían dormido mucho porque el Espíritu de Dios descansó sobre ellos durante la noche. Algunos confesaron sus sentimientos de desunión con los otros y su condición de apostasía. La reunión continuó, sin intervalo, desde las 10 de la noche hasta las 5 de la tarde. Esa tarde nos sentimos aliviados. La carga que había estado sobre mí fue transferida a los hermanos y hermanas de Waukon, quienes trabajaron con el celo y el poder de Dios que descansaba sobre ellos. Sus rostros, que parecían tristes cuando llegamos al lugar, ahora brillaban con una unción celestial. Parecía que los santos ángeles pasaban de uno a otro de los hermanos que estaban en la habitación para terminar la buena obra que había comenzado. Pronto pudimos despedirnos de nuestros hermanos de Waukon, para comenzar nuestro viaje de vuelta al hogar.

Visión que me fue dada en Lovett Grove, Ohio

En la primavera de 1858 visitamos Ohio, y asistimos a algunas conferencias que se realizaban en Green Springs, Gilboa y Lovett Grove. En Lovett Grove la bendición del Señor descansó sobre nosotros con un poder especial. El domingo por la tarde había un funeral en la escuela donde se realizaban nuestras reuniones. Mi esposo fue invitado a hablar. Fue bendecido con elocuencia para hablar libremente, y las palabras habladas parecían llegar a los oyentes.

Cuando hubo terminado sus observaciones, me sentí impulsada por el Espíritu de Dios a dar mi testimonio. Me sentí inducida a hablar sobre la venida de Cristo y la resurrección, y también sobre la gozosa esperanza del cristiano. Mi alma triunfó en Dios; bebí a grandes sorbos el agua de la salvación. El cielo, el dulce cielo parecía ser el imán que atraía mi alma hacia arriba, y me sentí envuelta en una visión de la gloria de Dios. Se me revelaron muchos asuntos importantes relativos a la iglesia.

La redacción de "Spiritual Gifts", tomo 1

En la visión que recibí en Lovett Grove, la mayor parte de lo que había visto diez años antes concerniente al gran conflicto de los siglos entre Cristo y Satanás fue repetido, y se me instruyó a que lo escribiera. Se me mostró que aunque debía luchar contra los poderes de las tinieblas, pues Satanás haría grandes esfuerzos para impedir esta tarea, debía poner mi confianza en Dios, y que los ángeles no me abandonarían en el conflicto.

Dos días después, mientras viajábamos en nuestros carruajes hacia Jackson, Míchigan, arreglamos nuestros planes para escribir y publicar, inmediatamente a nuestro regreso al hogar, el libro titulado El gran conflicto entre Cristo y sus ángeles, y Satanás y sus ángeles, comúnmente conocido como Spiritual Gifts, tomo 1.1 Yo me encontraba entonces tan bien como de costumbre.

A la llegada del tren a Jackson, fuimos a la casa del Hno. Palmer. Habíamos estado en la casa solamente un corto tiempo cuando, mientras conversaba con la Hna. Palmer, mi lengua se rehusó a articular lo que yo quería decir, y parecía grande y paralizada. Sentí en mi corazón una extraña sensación de frialdad, que pasó por mi cabeza, y se extendió por mi costado derecho. Por un tiempo estuve insensible e inconsciente, pero fui despertada por la voz de la oración ferviente. Traté de usar mis miembros izquierdos, pero estaba completamente paralizada. Por un corto tiempo yo no esperaba vivir. Era el tercer ataque de parálisis que tenía; y aunque estaba a unos 80 kilómetros de mi casa, no esperaba volver a ver a mis hijos. Recordé la reunión triunfante que tuvimos en Lovett Grove, y pensé que ése era mi último testimonio, y me sentí reconciliada con la idea de morir.

Pero todavía las fervorosas plegarias de mis amigos ascendían al cielo en mi favor, y pronto sentí en mis miembros una sensación de picazón, y alabé al Señor porque podía usarlos un poco. El Señor escuchó y contestó las fieles oraciones de sus hijos, y el poder de Satanás fue quebrantado. Esa noche sufrí mucho, pero al día siguiente me sentí suficientemente fortalecida como para regresar a casa.

Durante semanas no podía sentir la presión de una mano ni el agua más fría que se me arrojara en la cabeza. Al levantarme para caminar, a menudo tambaleaba, y a veces caía al suelo. En mi afligida condición empecé a redactar lo referente al gran conflicto. Al principio podía escribir una sola página por día, para entonces descansar tres días; pero a medida que progresaba, mi fuerza aumentaba. El entumecimiento de mi cabeza no parecía oscurecer mi mente, y antes de haber terminado el tomo 1 del libro Spiritual Gifts, el efecto del ataque había desaparecido por completo.

Al tiempo de la conferencia de Battle Creek, en junio de 1858, se me mostró en visión que en el repentino ataque que sufrí en Jackson, Satanás intentó quitarme la vida, a fin de impedir que escribiera la obra que estaba por empezar; pero los ángeles de Dios fueron mandados en mi rescate. También vi, entre otras cosas, que había de ser bendecida con mejor salud que antes del ataque.