"Nuestros esfuerzos en los ramos misioneros deben ser mucho más extensos--escribió la Sra. White poco tiempo antes de regresar a los Estados Unidos en el año 1900--. Antes de la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo, debe hacerse una obra más decidida de la que se ha hecho. El pueblo de Dios no ha de cesar en sus labores hasta que circuya el mundo".
"Resuene por nuestras iglesias el mensaje evangélico convocándolas a una acción universal. Muestren los miembros de iglesia una fe mayor, obtengan celo de sus aliados invisibles y celestiales, por el conocimiento de sus interminables recursos, por la grandeza de la tarea en que están empeñados, y por el poder de su Líder. Los que se colocan bajo el dominio de Dios, para ser dirigidos y guiados por él captarán una visión de la continua sucesión de acontecimientos ordenados por él. Inspirados por el Espíritu de Aquel que dio su vida por la vida del mundo, no permanecerán inactivos en la impotencia, señalando lo que no pueden hacer. Poniéndose la armadura del cielo, avanzarán a la lucha, deseosos de hacer y de atreverse a emprender trabajos para Dios, sabiendo que su Omnipotencia suplirá sus necesidades".1
Centros de influencia y de preparación
Con el rápido desarrollo de las operaciones misioneras en muchos países durante la década del noventa, habían surgido problemas administrativos, con respecto a la distribución de obreros y de medios, que causaban perplejidad. Algunos defendían un procedimiento, otros otro. Había personas que insistían en la ocupación inmediata de las fortalezas del paganismo por grandes fuerzas de obreros, mientras que otros defendían el procedimiento de llevar adelante campañas en regiones no ocupadas del país natal, como por ejemplo, los Estados del sur de Norteamérica, y los países donde los esfuerzos de los obreros eran recompensados con resultados animadores e importantes. Estos defendían la idea de que se entrara en los países misioneros difíciles tan sólo cuando la providencia de Dios abriera con claridad el camino.
Por varios años la Sra. White había estado escribiendo con respecto a las ventajas que se obtienen estableciendo centros de influencia y de preparación en Inglaterra y en algunos de los países continentales de Europa, y en otros campos como Australia, donde había buenas perspectivas de formar y educar a muchos obreros para entrar en las regiones distantes menos favorecidas. También ella había estado aconsejando a los hermanos que condujeran una campaña agresiva en los Estados del sur, y a menudo había rogado que esta porción del campo fuera tratada liberalmente.
"Constituye la verdadera esencia de toda fe correcta--escribió ella--el hacer lo que corresponde al debido tiempo. Dios es el gran Obrero Maestro, y por su providencia él prepara el ánimo para que su obra sea realizada. El proporciona oportunidades, y abre líneas de influencia y canales de trabajo. Si su pueblo está observando las indicaciones de su providencia, y está listo para cooperar con él, verá realizarse una gran obra. Los esfuerzos de sus hijos, dirigidos en forma correcta, producirán resultados cien veces mayores de los que se puede lograr con los mismos medios y facilidades en otro canal en el cual Dios no está trabajando manifiestamente...
"Ciertos países tienen ventajas que los señalan como centros de educación e influencia. En las naciones de habla inglesa y en los países protestantes de Europa es comparativamente fácil encontrar acceso a la gente, y hay mucha ventaja al establecer instituciones y hacer progresar nuestra obra en los mismos. En algunos países, como la India y la China, los obreros deben pasar por un largo curso de educación antes que el pueblo pueda entenderlos, o que ellos puedan entender al pueblo. Y en cada caso existen grandes dificultades en la obra. En Estados Unidos, Australia, Inglaterra y algunos otros países europeos, muchos de estos impedimentos no existen".2
Oportunidades especiales en el sur
Durante su viaje al congreso de la Asociación General de 1901, la Sra. White tuvo ocasión de pasar por los Estados del sur, y de hablar palabras de ánimo y consejo a los que estaban trabajando allí. En Vicksburg, Mississippi, se puso ella en directo contacto con la obra que se realiza en favor de los negros, con centro en esa ciudad. En Nashville se encontró con un grupo mayor de obreros, que estaban estudiando diligentemente las necesidades de la causa en los Estados del sur, e inaugurando muchas líneas de trabajo.
El Gospel Herald, que antes se imprimía en Battle Creek, se había trasladado a Nashville, y se estaban considerando las ventajas de publicar folletos y libros para la zona sur de Nashville. Acerca de esto la Sra. White testificó:
"A medida que la obra sea llevada adelante se abrirán muchos ramos de actividad. Hay mucho trabajo que hacer en el sur, y con el propósito de realizar esta obra los obreros deben tener publicaciones adecuadas, libros que presenten la verdad en un lenguaje sencillo, y abundantemente ilustrados. Esta clase de publicaciones serán el medio más efectivo de mantener delante de la gente la verdad. Un sermón puede predicarse y olvidarse pronto, pero un libro permanece".3
En comunicaciones escritas pocos meses más tarde sobre la necesidad de planear con sabiduría para la conducción de una casa editora en el sur, se señaló claramente que los hermanos responsables en ese campo cosecharán una rica bendición al preparar y publicar una línea de impresos especialmente adaptados a las necesidades particulares de las diversas clases que viven en sus límites.
En mayo de 1901 se organizó la Southern Publishing Association (Casa Editora del Sur), y se trazaron planes para el fortalecimiento de la obra del colportaje en la Unión del Sur. Pero la publicación y circulación de impresos especialmente preparados no sería la única cosa que llenaría la demanda del campo. "Necesitamos escuelas en el sur--declaró la Hna. White--. Estas deben establecerse lejos de la ciudad, en el campo. Debe haber escuelas industriales y educacionales, donde los negros puedan enseñar a los negros, y escuelas donde los blancos enseñen a la gente blanca. Deben establecerse misiones".4 También debe emprenderse obra misionera médica, y muchos pequeños centros deben establecerse en puntos estratégicos para llevar adelante este ramo del esfuerzo.
Preparación institucional en muchos países
No solamente en el sur se necesitaban instituciones para la educación de obreros. Debían establecerse centros de preparación en muchos países: "En Inglaterra, Australia, Alemania, Escandinavia, y otros países continentales, a medida que avance la obra".
"En estos países--señaló la Sra. White--, el Señor tiene obreros capaces, trabajadores de experiencia. Estos pueden guiar en el establecimiento de instituciones, en la preparación de obreros y en la realización de la obra en sus diferentes ramos. Dios se propone que ellos sean provistos de medios y facilidades. Las instituciones establecidas darían carácter a la obra en esas naciones, y brindarían la oportunidad de preparar obreros para los países paganos que están más en tinieblas. De esta manera la eficiencia de nuestros obreros experimentados sería multiplicada cien veces tanto".5
En tanto que habían de colocarse amplios fundamentos en tierras donde muchos obreros pudieran ser preparados rápidamente para ir a los extremos de la tierra, no habían de descuidarse las regiones menos favorecidas. Al respecto la Sra. White escribió: "Nos llega el clamor de campos lejanos: 'Venid y ayudadnos'. Estas regiones no son alcanzadas tan fácilmente, y no están listas para la cosecha, como están los campos que se hallan más cercanos en el ámbito de nuestra vista. Pero no deben ser descuidadas".6
Fue el gran deseo de ver el mensaje de la verdad presente proclamado en todos los países lo que indujo a la Sra. White durante el congreso de la Asociación General de 1901 a delinear muy claramente el propósito de Dios de edificar su obra en forma amplia en las regiones favorecidas de la tierra. Fue su deseo ver el mensaje proclamado en las tierras paganas lo que la indujo a urgir el establecimiento de centros de preparación institucional en Gran Bretaña, y en el continente europeo, así como en Australia y en los Estados del sur de los Estados Unidos. Ella señaló la necedad de restringir la obra en tales lugares.
"No olvidemos los países de habla inglesa--aconsejó ella--, donde, si se presentara la verdad, muchos la recibirían y la practicarían. Me ha sido presentada la ciudad de Londres reiteradamente como un lugar en el cual debe hacerse una gran obra... ¿Por qué no se han enviado obreros allí, hombres y mujeres que podrían haber planificado el avance de la obra?"
Misioneros de sostén propio
"Me he preguntado por qué nuestro pueblo, los que no están ordenados como ministros pero que tienen una relación con Dios, que entienden las Escrituras, no abren la Palabra a otras personas. Si ellos se ocuparan en esta tarea, sus almas recibirían una gran bendición...
"Nadie suponga que la obra en Londres puede ser realizada por una o dos personas. Este no es el plan correcto. Aunque debe haber personas que puedan supervisar el trabajo, ha de haber un ejército de obreros que luchen para alcanzar las diferentes clases de gente...
"Dios pide que su pueblo despierte. Hay mucha obra que realizar, y nadie ha de decir: 'No queremos a éste. El nos obstruirá el camino. El nos será un estorbo'. ¿No puede Dios encargarse de esto? ¿No hay en esta congregación hermanos que se establezcan en Londres para trabajar por el Maestro? ¿No hay personas que vayan a esa gran ciudad como misioneros de sostén propio? Pero aunque los misioneros han de hacer todo lo que puedan para hacer obra de sostén propio, los que permanecen aquí, los que sábado tras sábado asisten al Tabernáculo para escuchar la Palabra de Dios, los que tienen facilidades y ventajas, cuiden cómo les dicen a quienes son enviados a los campos extranjeros, carentes de toda facilidad y ventaja: 'Debéis sosteneros a vosotros mismos'...
"El campo europeo debe recibir la atención que debe tener y no hemos de olvidarnos de los campos cercanos. ¡Considerad a Nueva York! ¿Qué representación de la verdad hay en esa ciudad? ¿Cuánta ayuda se ha enviado hacia allí? Debe establecerse allí nuestra obra educacional y médica, y hay que dar ayuda financiera para esta obra...
"Dios desea que la obra avance en Nueva York. Debe haber millares de observadores del sábado en ese lugar, y los habría si la obra se hiciera avanzar como debiera. Pero surgen prejuicios. Los hombres quieren que la obra marche de acuerdo con los planes [trazados], y rehúsan aceptar otros planes mayores de parte de otros. Así se pierden oportunidades. En Nueva York debería haber varios pequeños grupos establecidos, y deben enviarse obreros allí. El hecho de que un hombre no esté ordenado como predicador no significa que él no puede trabajar para Dios. Enséñese a los tales cómo trabajar, y entonces permítase que vaya a hacer la obra. Al regresar, cuenten ellos lo que han hecho. Alaben al Señor por sus bendiciones, y vayan de nuevo otra vez. Anímeselos. Unas pocas palabras de estímulo serán una inspiración para ellos".7
Reorganización
A fin de que la causa de Dios pudiera prosperar, era imperativo que la administración fuera de tal naturaleza que permitiera el máximo desarrollo posible en todos los ramos de servicio. "Dios desea que su obra sea un poder que vaya surgiendo, ampliándose y engrandeciéndose--declaró la Sra. White durante una reunión de junta un día antes que se hiciera la apertura oficial del congreso de la Asociación General--. Pero la dirección de la obra se está haciendo confusa en sí misma... Dios pide que haya un cambio".8
En el primer día del congreso, la Sra. White habló algo más acerca de estos asuntos.
"Debe darse más fuerza a la administración de la Asociación... Dios no ha colocado ningún poder monárquico en nuestras filas para controlar esta rama o la otra rama de la obra. La obra ha sido grandemente restringida por los esfuerzos para controlarla en todos los ramos. Aquí hay una viña que presenta lugares desiertos en los cuales no se ha trabajado. Y si alguno ha de empezar a labrar estos lugares en el nombre del Señor, a menos que obtenga permiso de los hombres que están en un pequeño círculo de autoridad no recibirá ninguna ayuda. Pero Dios se propone que sus obreros tengan ayuda. Si cien empezaran en una misión a trabajar estos campos destituidos, clamando a Dios, él abriría el camino delante de ellos... Si la obra no hubiera sido restringida de esta forma, ... habría avanzado con majestad. Habría progresado con debilidad al comienzo, pero el Dios del cielo vive; el gran Inspector vive...
"Debe haber una renovación, una reorganización; deben otorgarse un poder y una fuerza a las juntas directivas, que son necesarios".9
Unos pocos días más tarde, cuando se propuso organizar el campo del sur como una unión fuerte, la Sra. White, en otro discurso ante los delegados dijo:
"Los arreglos que se están haciendo para ese campo están de acuerdo con la luz que me ha sido dada. Dios desea que el campo del sur tenga una asociación propia. La obra debe llevarse a cabo allí en forma diferente de la obra que se hace en cualquier otro lugar. Los obreros allí deben trabajar con planes propios, y sin embargo la obra será realizada...
"El Señor de Israel nos unirá a todos. La organización de nuevas asociaciones no ha de separarnos. Ha de unirnos. Las asociaciones que se han formado han de depender poderosamente del Señor, de manera que por medio de ellas Dios pueda revelar su poder, haciendo de los hombres excelentes ejemplos de cómo llevar frutos".10
En años posteriores, cuando los hermanos responsables estaban poniendo en práctica en forma más o menos completa estos planes, la Sra. White en muchas ocasiones se regocijó por el éxito que estaba coronando los esfuerzos de un ejército de obreros cuya preparación para el servicio había sido obtenida en fuertes centros de preparación de Norteamérica, Europa y Australasia.
Grande fue el regocijo de la Sra. White cuando los informes de nuestros misioneros en la China indicaron que el Señor iba delante de nuestros obreros en ese país de una manera especial, preparando los corazones de los paganos para la recepción de la verdad presente. A medida que Dios abría el camino en campos donde en años anteriores había sido difícil entrar, ella instó a los hermanos responsables de hacer todo lo que estaba a su alcance para cooperar con los agentes celestiales que se hallaban manifiestamente activos en los lugares oscuros de la tierra. Al mismo tiempo ella continuó animando a los que tenían que ver con la obra de las instituciones, a mantener delante de los jóvenes que se preparaban los altos ideales por los cuales nuestras instituciones denominacionales se habían afanado, y a redoblar sus esfuerzos para preparar a muchos obreros a fin de que entraran en los campos que maduraban para la cosecha. De esta manera, el país que servía de base, ora estuviera en América, Europa o Australasia, o en otros países favorecidos, había de estar vinculado estrechamente con las regiones lejanas; y todas las agencias establecidas para el progreso de la causa de Dios habían de cooperar para la realización de un solo propósito: la preparación de un pueblo para la venida del Señor.