La destrucción por fuego, ocurrida en un mismo año, de los principales edificios de dos de las instituciones más importantes de Battle Creek, Míchigan, indujeron a los hermanos a estudiar las ventajas que habría para la causa de Dios en el traslado de la sede denominacional y de la casa editora Review and Herald a algún otro lugar.
Este problema se presentó ante los delegados reunidos en el congreso de la Asociación General de 1903. Se instó a los hermanos a que expresaran libremente sus convicciones en cuanto a lo que convenía hacer. Mientras estaban en consejo, la Sra. White, que asistía como delegado, presentó un testimonio decidido en favor de adoptar un procedimiento que resultara en una diseminación amplia de las verdades del mensaje del tercer ángel. Ella llamó la atención a los consejos a menudo repetidos de establecer centros de influencia en puntos estratégicos, y de hacer arreglos para una sabia distribución de las fuerzas de obreros, más bien que seguir los planes tendientes a la centralización. Las estacas debían ser fortalecidas sólo para que las cuerdas fueran alargadas. Desde centros establecidos, la influencia de la verdad presente había de extenderse a todo el mundo. La Sra. White dijo, en parte:
"¿Querrán los que están reunidos en Battle Creek escuchar la Voz que les habla, y entender que han de esparcirse en diferentes lugares, donde puedan hacer posible que irradie el conocimiento de la verdad, y donde puedan obtener una experiencia diferente de la que han estado obteniendo?
"En respuesta a la pregunta que fue hecha con respecto al establecimiento [de la sede y las instituciones de Battle Creek] en otro lugar, yo contesto: Sí. Sean trasladadas las oficinas de la Asociación General y de la obra de publicaciones de Battle Creek a otro lugar. No sé cuál será el lugar, si debiera ser sobre la costa del Atlántico o en alguna otra parte; pero esto es lo que diré: Nunca pongáis una piedra o un ladrillo más en Battle Creek para reedificar la oficina de la Review. Dios tiene un lugar mejor para ella".1
De Battle Creek hacia el este
Antes de terminar el congreso de la Asociación General del año 1903 los delegados habían votado:
"Que las oficinas de la Asociación General sean trasladadas de Battle Creek, Míchigan, a algún otro lugar favorable para su obra en los Estados del Atlántico".2
Inmediatamente después de la finalización de la sesión del congreso, la junta directiva de la Asociación General tomó el siguiente acuerdo:
"Votado, que favorezcamos el establecimiento de la sede de la Asociación General en las vecindades de la ciudad de Nueva York".3
Y en la cuadragesimotercera reunión anual de la Review and Herald Publishing Association, celebrada el 21 de abril de 1903, se adoptaron recomendaciones tendientes a la transferencia de la obra de esa asociación a algún otro punto de los Estados del este.
Al discutir estas recomendaciones, se reiteró el propósito señalado durante el congreso de la Asociación General: colocar la institución donde pueda dar al mensaje del tercer ángel una publicidad mundial. Uno de los miembros de la comisión de resoluciones declaró, en apoyo de la recomendación ofrecida:
"¿Por qué hablamos del traslado de esta institución? ¿No es acaso para establecernos donde podamos hacer la obra confiada a nosotros en forma más ventajosa? ¿No es para ubicarnos donde ... podamos acelerar el avance de nuestro mensaje por todo el mundo, y llevar nuestra obra a una gloriosa consumación?"4
En busca de un lugar
Como paso preliminar de la tarea de poner en efecto las recomendaciones del congreso y de los accionistas de la Review and Herald, hombres representativos fueron elegidos para servir como miembros de una comisión de locación. Antes de comenzar con su trabajo, escribieron ellos a la Sra. White, pidiéndole que les comunicara cualquier luz definida que ella tuviera con respecto al lugar exacto adonde debieran mudar los intereses de la obra de publicaciones. En su primera respuesta a su pedido, la Sra. White escribió:
"No tengo ninguna luz especial, salvo lo que habéis recibido, con referencia a Nueva York y las otras grandes ciudades que no han sido trabajadas. Deben hacerse esfuerzos decididos en Washington, D. C. Es triste el informe que tenemos actualmente, que muestra cuán poco se ha realizado allí. Será mejor considerar lo que puede hacerse por esta ciudad, y ver qué procedimiento sería el más apropiado.
"Ya se han presentado claros testimonios en cuanto a la necesidad de hacer esfuerzos resueltos para presentar la luz a los habitantes de Washington...
"Quiera el Señor ayudarnos a movernos inteligentemente y con oración. Yo estoy segura de que él anhela que sepamos, y bien pronto, dónde debemos colocar nuestra casa editora. Estoy satisfecha con el hecho de que nuestra única conducta segura es estar listos para movernos en el preciso momento cuando se mueve la nube. Oremos porque el Señor nos dirija. El nos ha indicado, por su providencia, que quiere que abandonemos Battle Creek...
"Se debe trabajar en Nueva York, pero si nuestra casa editora debe establecerse allí, no lo sé. No considero la luz que he recibido lo suficientemente definida como para favorecer ese movimiento.
"Elevemos todos nuestro corazón a Dios en oración, teniendo fe de que él nos guiará. ¿Qué más podemos hacer? Dejemos que él nos indique dónde establecer la casa editora. Que no prevalezca nuestra propia voluntad, sino que hemos de buscar al Señor, y seguir en pos de él donde él abra el camino".5
La comisión se reunió en la ciudad de Nueva York el 18 de mayo de 1903, trazó sus planes, y empezó de inmediato una inspección de las propiedades disponibles que había en los lugares suburbanos, y a lo largo del estrecho y del río Hudson. Día tras día continuaron su búsqueda, hasta que finalmente comenzaron a perder la esperanza de encontrar alguna cosa adecuada para sus necesidades. Dos o tres miembros del grupo habían regresado ya a Battle Creek cuando se recibió una segunda carta de la Sra. White en la cual ella daba los siguientes consejos adicionales:
"Anoche me fueron presentadas muchas cosas con respecto a nuestros actuales peligros, y algunas cosas relativas a la obra de publicaciones fueron traídas muy distintamente a mi mente.
"Mientras nuestros hermanos buscan dónde ubicar la casa editora Review and Herald, han de buscar fervientemente al Señor, actuar con cuidado, vigilancia y oración, y con un sentido constante de su propia debilidad. No debemos depender del juicio humano. Debemos buscar la sabiduría que Dios da...
"Con respecto a establecer la institución en Nueva York, debo decir: tened cuidado. No estoy en favor de que sea allí. No puedo dar todas las razones, pero estoy segura de que cualquier lugar a menos de cuarenta y cinco kilómetros de esa ciudad sería demasiado cercano. Estudiad los alrededores de otros lugares. Estoy segura de que debemos investigar cuidadosamente las ventajas de Washington, D. C.
"Los obreros relacionados con la casa editora deben tener mucho cuidado. Nuestros jóvenes y señoritas no deben ser colocados donde estarían en peligro de ser entrampados por Satanás.
"No debemos establecer esta institución en una ciudad, ni en los suburbios de una ciudad. Debe establecerse en un distrito rural, donde pueda estar rodeada de terreno. En los arreglos hechos para su establecimiento debe considerarse el clima. La institución debe estar ubicada donde la atmósfera sea saludable. A este asunto debemos darle un importante lugar en nuestras consideraciones, pues cualquiera sea el lugar donde se establezca la oficina de publicaciones, también debe ser adecuado para un pequeño sanatorio o para establecer una pequeña escuela agrícola. Por lo tanto, debemos encontrar un lugar que tenga suficiente terreno para estos propósitos. No debemos establecernos en un centro congestionado.
"Hermanos míos, iniciad la obra en forma inteligente. Cada punto sea considerado cuidadosamente y con oración. Después de mucha oración y frecuente consulta los unos con los otros, actuad de acuerdo con el mejor juicio de todos. Que cada obrero sostenga a los demás. No desmayéis ni os desaniméis. Mantened vuestras facultades perceptivas agudas y claras, aprendiendo constantemente de Cristo, el Maestro que no puede errar".6
Siendo que la comisión no había encontrado nada en la vecindad de Nueva York que llenara los requerimientos necesarios, y en vista de que en ambas cartas se aconsejaba que la comisión estudiara las ventajas de Washington, algunos miembros de la misma decidieron ir a esa ciudad, pero con poca esperanza de encontrar las ventajas deseadas. Sin embargo resultaron agradablemente sorprendidos.
"No habíamos buscado lugar mucho tiempo--escribió uno de los miembros de la comisión--, antes de que comenzara a dominarnos la convicción de que, después de todo, Washington podía ser el lugar para nuestra sede. A medida que avanzábamos, esta convicción se hacía más profunda. Hemos encontrado condiciones aquí mucho más de acuerdo con el consejo recibido, que las que hallamos en ningún otro lugar".7
Poco tiempo después de que los hermanos llegaran a esta convicción, recibieron una tercera carta de la Sra. White, en la que ella decía:
"Hemos estado orando por luz con respecto al lugar de nuestra obra en el este y hemos recibido esa luz de una manera muy decidida. Me fue dada luz positiva en el sentido de que nos serán ofrecidos en venta lugares en los cuales se ha gastado mucho dinero por parte de hombres que tenían dinero para usarlo con liberalidad. Los propietarios de estos lugares mueren, o su atención es llamada a algún otro objeto, y su propiedad se ofrece a la venta a un precio muy bajo.
"Con respecto a Washington, diré que hace veinte años deberían haberse establecido monumentos conmemorativos para Dios en esa ciudad, o más bien en sus suburbios...
"Estamos muchos años atrasados en dar el mensaje de advertencia en la ciudad que es la capital de nuestra nación. Una y otra vez el Señor me ha presentado a Washington como un lugar que ha sido extrañamente descuidado... Si hay un lugar en donde, por encima de otros, debe establecerse un sanatorio, y donde debe realizarse obra evangélica, es Washington...
"Os presento este asunto como algo que me conmueve poderosamente. Una cosa es cierta: no nos veremos libres de cargo a menos que inmediatamente hagamos algo en Washington para representar a nuestra obra. No podré descansar hasta que no vea la verdad avanzando como una lámpara que arde...
"Por la luz que me ha sido dada sé que, en este momento, la sede de la Review and Herald debe estar cerca de Washington. Si en nuestros libros y periódicos nuestro sello editorial tiene la dirección de Washington, D. C., se verá que no tenemos temor de permitir que nuestra luz brille. Establézcase la obra publicadora cerca de Washington. De esta manera mostraremos que estamos tratando de hacer lo que Dios nos ha pedido para proclamar el último mensaje de misericordia a un mundo que perece".8
Condiciones favorables en Takoma Park, D. C.
Durante la parte final de julio de 1903, se reunieron en Washington, D. C., hermanos que representaban muchas partes del campo, y procedieron de inmediato a inspeccionar los alrededores alejados del distrito de Columbia para encontrar propiedades adecuadas. Mañana tras mañana, antes de salir, se reunían para orar con fervor en procura de dirección divina. Y sus oraciones fueron señaladamente contestadas. En Takoma Park, una de las ciudades más atractivas y saludables que hay cerca de Washington, se encontró una propiedad de 50 acres (unas 20 hectáreas), que parecía reunir todos los requisitos. El terreno, que se elevaba a unos 300 metros, distaba solamente unos 13 kilómetros del edificio del Capitolio y, como estaba en los límites de Takoma Park, tenía las ventajas de los servicios postales, de gas, agua, cloacas y calles. Al mismo tiempo estaba suficientemente aislado por tupidas arboledas para tener las ventajas adicionales de una propiedad de campo más bien retirada. La propiedad estaba cubierta por centenares de árboles silvestres, y a un costado de la misma y sin embargo dentro de sus límites, corría un pintoresco arroyo alimentado por fuentes vivas.
En años anteriores esta propiedad había sido elegida por un médico de Boston para establecer un sanatorio, y en ella había gastado, incluyendo el precio de compra, unos 60.000 dólares. Con un costo elevado había limpiado la zona de malezas, troncos y desperdicios; pero no pudo financiar la empresa que se había propuesto, y después de su muerte la propiedad había caído en manos de un caballero que tenía una hipoteca de 15.000 dólares garantizada por ese terreno, y estaba ahora ofreciéndolo por 6.000 dólares.
Los hermanos sintieron que era su deber comprar sin demora esta hermosa propiedad, para hacer de esta manera factible el establecimiento de un sanatorio y una escuela cerca de la sede denominacional propuesta. Aunque la propiedad de Takoma Park, de unas 20 hectáreas, estaba situada a más de un kilómetro y medio fuera del límite del Distrito de Columbia, la comisión pudo comprar en la misma villa suficiente terreno dentro de la línea del distrito federal para servir como sede de la fábrica de la Review and Herald. Se obtuvieron lotes adyacentes para la administración de la Asociación General y para el edificio de la iglesia local, así como para el edificio de la escuela primaria.
Así se estaba abriendo el camino, paso a paso, para el rápido traslado de la Review and Herald y de las oficinas de la Asociación General, desde Míchigan a la capital de la nación. No pasaron más de unas pocas semanas antes que se hiciera la transferencia, y los hermanos se establecieron en edificios alquilados temporariamente en el corazón de la ciudad, hasta la erección de los edificios de Takoma Park.
Un paso adelante
"El traslado a Washington de la obra que hasta aquí se había hecho desde Battle Creek--escribió la Sra. White a los que se habían aventurado a hacer el traslado--es un paso en la debida dirección. Hemos de continuar avanzando hacia las regiones lejanas, donde el pueblo está en tinieblas espirituales".9
Los que avanzaron por fe fueron recompensados ricamente; y a medida que trabajaban veían cada vez más claramente la sabiduría del paso que habían tomado. "A medida que pasan los meses--escribió el redactor de la Review en una nota, el 25 de febrero de 1904--, podemos ver con más claridad el significado del traslado de la sede de nuestra obra a Washington, y apreciar la oportunidad que se nos ofrece aquí de establecer monumentos conmemorativos de la verdad tales que ejerzan una amplia influencia en favor de este mensaje. Por la instrucción dada por el espíritu de profecía, es claro que todo ramo de la obra institucional--la obra de publicaciones, la educacional, y la médica--debe establecerse aquí de una manera representativa, y que ha de llevarse a cabo una obra de evangelismo continuo, de manera que pueda haber una representación adecuada de este mensaje como movimiento misionero en la capital de la nación y en la sede de nuestra obra denominacional".
Palabras de ánimo
En la primera parte de 1904 la Sra. White decidió ir a Washington, en persona, para pasar algunos meses allí mientras se echaran los cimientos. En el curso de su primer sermón, el sábado 30 de abril de 1904, ella dijo:
"En la ciudad de Washington hay mucho que hacer. Estoy agradecida a Dios por el privilegio de ver la tierra que se ha comprado para nuestra obra institucional en este lugar. La adquisición de estos terrenos estaba en la providencia del Señor, y alabo a Dios porque nuestros hermanos han tenido la fe de dar este paso de avance. Al observar esta ciudad me doy cuenta de la magnitud de la obra que ha de hacerse...
"Dios pide ahora que todo creyente que está en este centro realice su parte individual en ayudar a construir la obra que debe hacerse".10
Pocos días más tarde, la Sra. White escribió:
"El lugar que se ha obtenido para nuestra escuela y sanatorio es todo lo que podría desearse. La tierra se parece a las presentaciones que me ha mostrado el Señor. Está adecuada para su propósito. Hay amplio lugar para una escuela y un sanatorio, sin que ninguna de estas instituciones se vea limitada...
"Se ha elegido para la oficina de publicaciones un buen sitio a una distancia prudencial del correo; y ha de encontrarse también un lugar de reuniones. Pareciera que Takoma Park ha sido especialmente preparada para nosotros, y que ha estado esperando ser ocupada por nuestras instituciones y sus obreros.
"Mis esperanzas para este lugar son grandes. El territorio que rodea a Washington por kilómetros y kilómetros ha de ser trabajado desde aquí. Estoy tan agradecida de que la obra se va a establecer en este lugar. Si Cristo estuviera en este terreno, él diría: 'Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega' Juan 4:35".11
"Levantaos y edificad"
Con el propósito de establecer un fuerte centro educacional en la sede de la denominación, los hermanos hallaron necesario hacer planes para reunir un fondo de 100.000 dólares. "La palabra de Dios a sus obreros de Washington es ésta: 'Levantaos, y edificad'--escribió la Sra. White en uno de sus llamamientos publicados en favor de este fondo--; y la palabra de Dios a este pueblo en todas las asociaciones es: 'Fortaleced las manos de los que edifican'. La obra en Washington ha de avanzar en línea recta, sin demora ni obstáculo. No se la detenga por falta de recursos".12
Noblemente los hermanos y hermanas del mundo entero respondieron a los pedidos de fondos para establecer un centro fuerte para la preparación de obreros en la capital de la nación; tan noblemente, de hecho, que cuando los delegados al congreso de la Asociación General de 1905 se reunieron en el hermoso bosque que había sido comprado en Takoma Park, y presentaron los donativos de las asociaciones para el cierre del fondo, hallaron que la suma fijada había sido sobrepasada, y que disponían de un superávit para usarlo como subvenciones a las misiones.
"Nos sentimos muy agradecidos a nuestro Padre celestial--declaró la Sra. White durante el congreso de 1905 en que se presentó el fondo--porque ha conmovido, mediante su Santo Espíritu, las mentes de los hermanos para dar tan liberalmente a favor del establecimiento de su obra en Washington... El pondrá su aprobación sobre los esfuerzos para adelantar su obra según los lineamientos que él mismo ha señalado".13