Notas biográficas de Elena G. de White

Capítulo 56

En el congreso de la Asociación General de 1909

En la tarde del jueves 9 de septiembre de 1909, la Sra. White regresó a su hogar cerca de Santa Elena, California, después de una ausencia de cinco meses y cuatro días, durante los cuales había viajado unos quince mil kilómetros y, frente a auditorios grandes y pequeños, había hablado setenta y dos veces, en veintisiete lugares, desde California hasta Maine, y desde Alabama hasta Wisconsin.

El principal propósito de este viaje fue asistir a la Sesión Cuadrienal de la Asociación General, que se reunió en Washington D. C., en la primavera de 1909. Sus visitas a otros lugares las hizo en respuesta a urgentes invitaciones, y las pudo hacer gracias a la misericordiosa provisión de fuerza y valor que Dios le otorgaba, mientras proseguía de lugar en lugar.

Unos pocos días antes de empezar su viaje, ella señaló que, siendo que tenía 81 años de edad y que se encontraba con poca salud, indudablemente sería mejor para ella tomar la ruta más directa a Washington; pero que no podía desatender los llamados para visitar Los Angeles, Loma Linda y Paradise Valley, en el sur de California, ni la invitación a ir a College View, Nebraska, para hablar a los quinientos estudiantes del Union College. Y agregó: "También debo visitar a mi hijo Edson, en Nashville, Tennessee, y si el Señor me da fuerza, me gustaría visitar a los Hnos. Sutherland y Magan en la escuela de Madison". Por otra parte, expresó el deseo de detenerse un día en Asheville, Carolina del Norte, donde vivía el profesor S. Brownsberger, y donde la Hna. Rumbough había edificado y donado a la Asociación una cómoda casa de culto y una casa para el pastor.

Durante las cuatro semanas ocupadas en el viaje a Washington, la Sra. White pudo hablar cuatro veces en College View, y dos veces en los siguientes tres lugares: Loma Linda, Nashville y Asheville; y una vez en cada uno de los siguientes lugares: Paradise Valley, Madison, Hillcrest y Huntsville, y en la escuela misionera de Alden, cerca de Hilltop. A su llegada a Washington fue de inmediato a Takoma Park, donde fue alojada en el hogar del pastor G. A. Irwin.

Una reunión representativa

El congreso de la Asociación General de 1909 tuvo la asistencia de representantes de muchos países. Las delegaciones extranjeras eran desacostumbradamente numerosas, pues las asociaciones y misiones de ultramar tenían el número completo de delegados o casi ese número. La asistencia de delegados de los Estados Unidos era también grande.

Desde el comienzo de la sesión la Sra. White sintió una pesada responsabilidad por los intereses espirituales de varias clases de creyentes acampados en los terrenos. En varias de sus pláticas públicas instó a los hermanos y hermanas a echar mano de Dios y a buscarlo con más fervor en procura de dirección y bendición. Los que asistían habían de recibir ánimo e inspiración para hacer avanzar una obra poderosa en todo el mundo. En todos sus planes, habían de mantener constantemente en cuenta las necesidades de las almas que perecían y la importancia de ocupar lugares donde Dios abriera maravillosamente el camino para la entrada de la verdad presente.

La obra en las ciudades

Particularmente señaló la importancia de la obra en las grandes ciudades de las diversas naciones. "He aquí nuestras ciudades--dijo ella--, y la necesidad que tienen del Evangelio. Por más de veinte años ha sido mantenida delante de mí la necesidad de realizar un trabajo fervoroso entre las multitudes de las ciudades. ¿Quién está llevando la carga por nuestras grandes ciudades? Algunos dirán: Necesitamos todo el dinero que podamos obtener para llevar adelante la obra en otros lugares. ¿No sabéis que a menos que llevéis la verdad a las ciudades se producirá una carencia de medios? Cuando llevéis este mensaje a los que están en las ciudades y tienen hambre de la verdad, y ellos acepten la luz, irán fervorosamente a trabajar a fin de llevar la luz a otros. Almas que tienen medios traerán a otros a la verdad, y darán de sus medios para hacer progresar la causa de Dios".1

La necesidad de hacer planes extraordinarios para la predicación del mensaje del tercer ángel en los centros muy poblados constituyó una de las principales preocupaciones de los discursos de la Sra. White en el congreso.

"Un poco se está haciendo en nuestro medio--declaró ella--; ¡pero ojalá la buena obra se esparza y alcance toda alma necesitada! ¡Ojalá que la verdad presente sea proclamada en toda ciudad! Esta gran necesidad la tengo presente día y noche...

"Hombres y mujeres han de avanzar más y más para llevar el mensaje evangélico. Agradecemos a Dios por esto, pero necesitamos un despertar mayor... Es nuestro privilegio ver la obra de Dios avanzando en las ciudades. Cristo está esperando; está esperando que entremos en distintos lugares. ¿Quién se está preparando para esta obra? No diremos que carecemos de obreros. Nos alegramos de que hay algunos; pero hay una obra mayor, mucho mayor que hacer en nuestras ciudades".2

Esfuerzos especiales en Nueva Inglaterra

"La obra que hemos de hacer es una obra maravillosamente grande--dijo en otro de sus discursos durante la sesión--. Hay un mundo que salvar". En relación con esto se refirió especialmente a la bendición que sobrevendría a la causa de Dios como resultado de un esfuerzo vigoroso y unido para proclamar el mensaje en las ciudades de Nueva Inglaterra, donde los mensajes del primero y el segundo ángeles habían sido dados con gran poder. "Debemos traer a estas mismas ciudades la gloria del mensaje del tercer ángel--dijo ella--. ¿Quién entre nosotros está tratando de esparcir los rayos de luz en el lugar donde la verdad fue tan favorablemente recibida en los primeros días del mensaje?".3

En uno de sus llamamientos con respecto a la obra que debía hacerse en las ciudades de Nueva Inglaterra y de los Estados del Atlántico, dijo ella:

"¿Qué se está haciendo en las ciudades del este, que fueron las primeras en las cuales se predicó el mensaje del advenimiento? Las ciudades del oeste han tenido ventajas, pero ¿quién en el este ha tenido la preocupación de emprender la obra de ir al territorio que en los primeros días del mensaje fue bautizado con la verdad del pronto regreso del Señor? Me ha sido dada la indicación de que la verdad debe ir de nuevo a los Estados del este, donde empezamos nuestra obra, y donde tuvimos nuestras primeras experiencias. Debemos hacer todo esfuerzo para esparcir el conocimiento de la verdad a todos cuantos escuchen, y habrá muchos que escucharán. Por todas partes en nuestras grandes ciudades hay almas honradas que están interesadas en conocer la verdad. Hay una obra ferviente que debe hacerse en los Estados del este. 'Repetid el mensaje, repetid el mensaje--fueron las palabras que me fueron dichas una y otra vez--. Decid a mi pueblo que repita el mensaje en los lugares donde fue predicado por primera vez, y donde una iglesia tras otra se decidió en favor de la verdad, donde el poder de Dios testificaba en favor del mensaje de una manera notable'".4

Delegaciones del exterior

La presencia, en el congreso de 1909, de más de cien delegados del exterior, dio a la Sra. White la oportunidad de encontrarse con viejos amigos con los cuales en años pasados había estado asociada en el trabajo. A menudo durante el congreso la visitaban grupos de hermanos de algunas asociaciones del extranjero o del campo misionero, que le traían sus saludos personales, y que le daban informes del progreso del mensaje del tercer ángel en los campos que ellos representaban. Así, casi todos los que venían del extranjero tuvieron esta oportunidad, tanto viejos amigos como aquellos que nunca la habían conocido, para asegurarle su valor en Dios y su determinación de hacer su parte en la finalización de la obra.

La Sra. White dijo públicamente después de una de estas ocasiones: "Tuve un profundo sentimiento de satisfacción cuando nuestros hermanos que habían venido de los campos extranjeros me contaron un poco de sus experiencias y de lo que el Señor está haciendo para traer almas a la verdad".5 Y en otra ocasión, dirigiéndose especialmente a ellos mientras hablaba ante el congreso, dijo:

"Aquí hay obreros que han venido de los campos extranjeros. Han venido a ver y a entender. Están determinados a aprovechar todo privilegio, para poder ir de vuelta a sus campos de labor con una provisión renovada de la gracia y el poder del Espíritu de Dios. Como maestros y directores en la obra, han de reunir preciosas verdades para presentar, si son fieles, a sus colaboradores que están trabajando en muchos lugares y de diversas maneras a fin de llevar a las almas al conocimiento de la verdad. Hermanos míos, en vuestros campos de labor podréis estar rodeados de circunstancias desfavorables; pero el Señor conoce todo lo que os concierne, y él suplirá vuestra carencia por medio de su Santo Espíritu. Necesitamos tener mucho más fe en Dios".6

Luchas entre las naciones

La Sra. White solemnemente pidió a los hermanos que habían venido a la reunión como representantes de la causa de la verdad presente desde todas partes de Europa, Asia, Africa, Sudamérica, Australasia y las Islas del Mar, que prepararan sus corazones para escenas terribles de lucha y opresión superiores a todo lo que se conocía hasta entonces, y que pronto habían de ser presenciadas entre las naciones de la tierra. "Muy pronto--declaró ella--la lucha y la opresión de las naciones extranjeras se producirá con una intensidad que ahora no anticipáis. Necesitáis comprender la importancia de conocer a Dios en oración. Cuando tengáis la seguridad de que él os escucha, estaréis gozosos en la tribulación; os elevaréis por encima del desánimo, porque experimentaréis la influencia revivificante del poder de Dios en vuestros corazones. Lo que necesitamos es la verdad. Nada puede ocupar su lugar, el lugar de la sagrada, la solemne verdad que ha de capacitarnos para afrontar la prueba así como la afrontó Cristo".7

Y en el servicio de despedida que señaló la finalización del congreso, ella una vez más instó a los delegados reunidos de todas partes del mundo, a resistir como viendo al Invisible. Exhortó a todo obrero a seguir adelante con la fuerza del Todopoderoso de Israel. Declaró que aunque ella nunca tuviera el privilegio de ver a sus hermanos en otro congreso similar, oraría por ellos y se prepararía para encontrarlos en el reino de gloria.

Consejos importantes

Fue durante el congreso de 1909 cuando la Sra. White leyó un manuscrito instando a la lealtad a los principios de la reforma pro salud;8 y también habló a los delegados sobre el mismo tema.9 Otro manuscrito que fue leído se titula: "Un llamado para conseguir misioneros médicos evangelistas". Y aun otro titulado "El colegio de evangelistas de Loma Linda".10

Después de la sesión del congreso, la Sra. White se reunió dos veces con los miembros de la junta directiva de la Asociación General, antes de partir para Filadelfia y otras ciudades del Este, y de allí viajar a congresos campestres y a instituciones en los Estados centrales y en el Medio Oeste, en ruta a su hogar de California.

En su entrevista con la junta directiva de la Asociación General, la Sra. White leyó manuscritos que tenían que ver con algunos de los problemas que preocupaban a los hermanos. El llamamiento a hacer una obra mucho mayor en las ciudades,--tanto del país como del extranjero--de la que hasta entonces se había intentado, podía responderse solamente en la medida en que se encontraran hombres y medios para emplear en el adelanto de una obra tal. Con el objeto de que se pudiera inaugurar en forma rápida y efectiva una campaña mucho más amplia, la Sra. White sugirió que sería conveniente dejar en libertad a algunos de los obreros que llevaban pesadas cargas en los centros institucionales, a fin de que realizaran reuniones de evangelización. Ella dijo:

"Para la conducción de los asuntos en los varios centros de nuestra obra, debemos tratar, tanto como sea posible, de encontrar hombres consagrados que hayan sido preparados en las ramas comerciales. Debemos cuidar, en estos centros de influencia, de no atar a hombres que podrían hacer una obra más importante en la plataforma pública, presentando delante de los incrédulos las verdades de la Palabra de Dios...

"A nosotros, como siervos de Dios, nos ha sido confiado el mensaje del tercer ángel, el mensaje que nos une, que ha de preparar a un pueblo para la venida de nuestro Rey. El tiempo es corto. El Señor desea que todo lo relacionado con su causa sea puesto en orden. El desea que el solemne mensaje de amonestación y la invitación sean proclamados tan ampliamente como sus mensajeros puedan hacerlo. Los medios que vengan a la tesorería han de ser usados sabiamente para sostener a los obreros. Nada que impida el progreso del mensaje, debe ser permitido en nuestros planes...

"Por años los pioneros de nuestra obra lucharon contra la pobreza y contra muchas vicisitudes, a fin de colocar la causa de la verdad presente en terreno ventajoso. Con escasas facilidades, trabajaron incansablemente. Y el Señor bendijo sus humildes esfuerzos. El mensaje avanzó con poder en el este y se extendió al oeste, hasta que se establecieron centros de influencia en muchos lugares. Los obreros de hoy tal vez no soporten todas las durezas de aquellos primeros días. Las nuevas condiciones, sin embargo, no deben inducir a nadie a debilitar sus esfuerzos. Ahora, cuando el Señor nos pide que proclamemos el mensaje una vez más con poder en el este; cuando él nos pide que entremos en las ciudades del este, del sur, del oeste y del norte, ¿no responderemos como un solo hombre para realizar su mandato? ¿No haremos planes para enviar a nuestros mensajeros por todos estos campos y para sostenerlos liberalmente?...

"¿Para qué están nuestras asociaciones, sino para llevar adelante esta misma obra? En un tiempo como éste, toda mano debe ser empleada. El Señor viene. ¡El fin está cerca! ¡Sí, se apresura grandemente! Dentro de poco no podremos trabajar con la libertad que ahora gozamos. Escenas terribles están delante de nosotros, y lo que hacemos, debemos hacerlo pronto. Debemos ahora edificar la obra en todo lugar posible. Y para la realización de esta obra necesitamos grandemente en el campo la ayuda que pueda ser dada por nuestros ministros de experiencia que sean capaces de obtener la atención de grandes congregaciones...

"Antes de salir de mi hogar prometí al Señor que si él me daba vida, y me permitía llegar a este congreso, entregaría el mensaje que él me había dado repetidamente respecto a las ciudades, en las cuales millares y millares están pereciendo sin el conocimiento de la verdad. Al presentar este mensaje al pueblo, la bendición de Dios ha descansado ricamente sobre mí. Y ahora, mis hermanos, os insto en el nombre del Señor a que hagáis lo mejor, y a que planeéis para el progreso de la obra de acuerdo con los planes de Dios...

"Al hacer esta obra, hallaremos que los medios fluirán a nuestras tesorerías, y tendremos recursos con los cuales realizar una obra más amplia y de mayor alcance. ¿No avanzaremos con fe, como si tuviéramos miles de dólares? No tenemos ni la mitad de la fe necesaria. Hagamos nuestra parte en amonestar a estas ciudades. El mensaje de amonestación debe llegar a muchos que están por perecer sin ser amonestados, sin ser salvos. ¿Cómo podemos demorar? Al avanzar, los medios vendrán. Pero debemos avanzar con fe, confiando en el Señor Dios de Israel".11