Los jóvenes que tienen tan sólo pocos años de imperfecta experiencia en la causa de la verdad presente ... deben manifestar delicadeza al opinar de una manera contraria al criterio y parecer de aquellos cuya vida ha estado entretejida con la causa de Dios, y que han tomado parte activa en esta obra durante muchos años. Dios no elige, para guiar en su obra sagrada e importante, a hombres de juicio no maduro y gran confianza propia. Los que no han pasado por los sufrimientos, pruebas, oposición y privaciones que hubo que soportar para traer la obra a su actual condición de prosperidad, deben cultivar la modestia y humildad. Deben tener cuidado acerca de cómo se ensalzan, si no quieren ser humillados. Habrán de dar cuenta de la clara luz de la verdad que resplandece sobre ellos.
Vi que a Dios le desagrada la disposición que tienen algunos en cuanto a murmurar contra los que pelearon por ellos las más reñidas batallas y que tanto soportaron en los comienzos del mensaje, cuando la obra era dura. Los obreros experimentados--los que trabajaron bajo el peso de cargas opresivas cuando eran pocos los que les ayudaban a llevarlas--son apreciados por Dios; y él cuida celosamente de aquellos que se mostraron fieles. Está descontento con aquellos que están listos para censurar y vilipendiar a los siervos de Dios que encanecieron en el fortalecimiento de la causa de la verdad presente. Vuestros oprobios y murmuración, jóvenes, estarán seguramente contra vosotros en el día de Dios.
La humildad de los predicadores jóvenes
Mientras Dios no os haya impuesto pesadas responsabilidades, no salgáis de vuestro lugar para fiar en vuestro propio juicio independiente y asumir responsabilidades para las cuales no sois idóneos. Necesitáis cultivar la vigilancia y humildad, y ser diligentes en la oración. Cuanto más cerca de Dios viváis, tanto más claramente discerniréis vuestras debilidades y peligros. Una visión práctica de la ley de Dios, y un claro discernimiento de la expiación de Cristo, os darán un conocimiento de vosotros mismos, y os revelarán en qué puntos dejáis de perfeccionar el carácter cristiano....
En cierto grado, pasáis por alto la necesidad de sentir constantemente la influencia divina. Esta es positivamente necesaria cuando se hace la obra de Dios. Si la descuidáis, y seguís adelante en vuestra confianza y suficiencia propias, seréis inducidos a cometer muy graves errores. Necesitáis albergar constantemente un ánimo humilde y un espíritu de dependencia de Dios. El que sienta su propia debilidad mirará más arriba que a sí mismo, y sentirá la necesidad de una constante fuerza de lo alto. La gracia de Dios le inducirá a albergar un espíritu de constante gratitud. El que mejor conozca su propia debilidad sabrá que es únicamente la gracia sin par de Dios la que triunfa sobre la rebelión del corazón.
Necesitáis conocer tanto los puntos débiles como los fuertes de vuestro carácter, para estar constantemente en guardia y no empeñaros en empresas y asumir responsabilidades que Dios no os destinó. No debéis comparar vuestras acciones ni medir vuestra vida con normas humanas, sino con la regla del deber que se revela en la Biblia....
Dependéis demasiado de cuanto os rodea. Si tenéis una gran congregación os sentís lisonjeados, y deseáis hablarle. Pero a veces vuestras congregaciones disminuyen, vuestro ánimo se abate, y tenéis poco valor para trabajar. Seguramente que os falta algo. No es bastante firme vuestra confianza en Dios.
Cristo buscaba a los hombres dondequiera que los pudiese encontrar,--en las calles públicas, en las casas privadas, en las sinagogas, a orillas del mar. El trabajaba todo el día, predicando a la multitud y sanando a los enfermos que le traían; y con frecuencia, después de haber despedido a la gente para que regresase a sus hogares a descansar y dormir, él pasaba toda la noche en oración, para salir y reanudar su labor por la mañana....
Necesitáis poner vuestra alma en íntima comunión con Dios por oración ferviente mezclada con fe viva. Cada oración ofrecida con fe eleva al suplicante por encima de las dudas desalentadoras y de las pasiones humanas. La oración da fuerza para reanudar el conflicto con las potestades de las tinieblas, para soportar con paciencia las pruebas y las penurias como buenos soldados de Cristo.
Mientras consultéis a vuestras dudas y temores, o tratéis de resolver todo lo que no podáis comprender claramente antes de tener fe, vuestras perplejidades no harán sino aumentar y profundizarse. Si os allegáis a Dios, sintiéndoos impotentes y dependientes de él, como lo sois en realidad, y en una oración humilde y confiada dais a conocer vuestras necesidades a Aquel cuyo saber es infinito, que lo ve todo en la creación, y que lo gobierna todo por su voluntad y palabra, él podrá y querrá escuchar vuestro clamor, y hará resplandecer la luz en vuestro corazón y en derredor vuestro; porque por medio de la oración sincera vuestra alma se pone en relación con la mente del Ser infinito. Tal vez no tengáis en el mismo momento notable evidencia de que el rostro de vuestro Redentor se inclina sobre vosotros con compasión y amor, pero así es. Tal vez no sintáis la presión de su toque, pero su mano reposa sobre vosotros con amor y ternura compasiva....
Necesitáis velar constantemente, para que Satanás no os seduzca con sus sutilezas, corrompa vuestra mente, os induzca a inconsecuencias y os suma en densas tinieblas. Vuestra vigilancia debe ser caracterizada por un espíritu de humilde dependencia de Dios. No debe verificarse con un espíritu orgulloso, que fíe en sí mismo, sino con un profundo sentimiento de vuestra debilidad personal, y una confianza infantil en las promesas de Dios.
Días de conflicto y angustia del alma
Es ahora una tarea fácil y placentera predicar la verdad del mensaje del tercer ángel en comparación con lo que era en los comienzos del mensaje, cuando sus adeptos eran pocos, y éramos tenidos por fanáticos. Los que llevaron la responsabilidad de la obra durante el nacimiento y los primeros pasos del mensaje, supieron lo que son el conflicto y la angustia del alma. Noche y día la carga descansaba pesadamente sobre ellos. Ellos no pensaban en descansar ni en buscar sus conveniencias, ni siquiera cuando los apremiaban los sufrimientos y la enfermedad. Lo corto del tiempo exigía actividad, y los obreros eran pocos.
Con frecuencia, cuando se veían en aprietos, pasaban toda la noche en oración ferviente y agonizante, con lágrimas, para pedir que Dios los ayudase y que brillase la luz sobre su Palabra. Cuando llegaba la luz y las nubes se disipaban, ¡qué gozo y felicidad agradecida sentían los ansiosos y fervientes investigadores! Nuestra gratitud hacia Dios era tan completa como lo había sido nuestra ferviente y ávida demanda de luz. Algunas noches no podíamos dormir por causa de que nuestros corazones rebosaban de amor y gratitud hacia Dios.
Los hombres que salen ahora a predicar la verdad tienen el camino preparado para empezar. No pueden experimentar privaciones como las que soportaron antes de ellos los obreros que predicaban la verdad presente. La verdad ha surgido eslabón tras eslabón, hasta llegar a formar una cadena firme y bien conectada. El poner de relieve la verdad en tal claridad y armonía ha requerido investigación cuidadosa. La oposición más acerba y resuelta impulsó a los siervos de Dios a acudir al Señor y a sus Biblias. Les era de veras preciosa la luz que provenía de Dios....
Dios no tendrá lugar en la victoria final para las personas a quienes no se puede encontrar en ninguna parte en tiempo de peligro, cuando se necesitan las fuerzas, el valor y la influencia de todos para cargar contra el enemigo. Aquellos que se porten como soldados fieles para luchar contra lo malo y vindicar la justicia, haciendo guerra contra principados y potestades, contra los príncipes de las tinieblas de este mundo, contra las malicias espirituales de los aires, recibirán cada uno el elogio del Maestro: "Bien, buen siervo y fiel; ... entra en el gozo de tu Señor."1--Testimonies for the Church 3:320-327.
El que pierda de vista su entera dependencia de Dios caerá seguramente. Estamos contendiendo con enemigos más fuertes que nosotros. Satanás y sus huestes están acechando constantemente para asaltarnos con tentaciones, y con nuestra propia fuerza y sabiduría nos es imposible resistirlos. Por lo tanto, cuando quiera que permitamos que nuestros corazones sean apartados de Dios, cuando quiera que dejemos lugar al engreimiento o a un espíritu de dependencia propia, seremos seguramente derribados.
El mundo no conocerá nunca la obra que se verifica secretamente entre el alma y Dios, ni la interior amargura de espíritu, el desprecio de sí mismo, y los constantes esfuerzos para dominar al yo; pero muchos de los habitantes del mundo podrán apreciar los resultados de estos esfuerzos.
Los que han tenido la experiencia más profunda en las cosas de Dios, son los más alejados del orgullo o engreimiento. Cuando los hombres tienen los más exaltados conceptos de la gloria y excelencia de Cristo, el yo se rebaja, y ellos sienten que el lugar más humilde en su servicio es demasiado honroso para ellos.