Hay una gran cantidad de trabajo que hacer en la proclamación de la verdad para este tiempo a los que están muertos en delitos y pecados. Hombres elegidos por Dios darán los mensajes más alarmantes, mensajes para amonestarlos, para despertarlos. Y, al par que algunos resultarán provocados por la amonestación, y se sentirán inducidos a resistir la luz y la evidencia, hemos de ver por ello que estamos dando el mensaje de prueba para este tiempo.
Se darán mensajes de una manera insólita. Los juicios de Dios están sobre la tierra. Al paso que deben establecerse misiones en las ciudades, donde puedan prepararse colportores, obreros bíblicos y misioneros médicos prácticos, para alcanzar ciertas clases, también debemos tener en nuestras ciudades evangelistas consagrados por medio de los cuales se proclame un mensaje con tanta decisión que alarme a los oyentes....
Llegó el momento de hacer esfuerzos decididos en lugares donde la verdad no ha sido proclamada todavía. ¿Cómo se hará la obra del Señor? En todo lugar donde se penetre, debe echarse un sólido fundamento para la obra permanente. Han de seguirse los métodos del Señor. No debéis dejaros intimidar por las apariencias externas, por desfavorables que parezcan. Os toca llevar adelante la obra como dijo el Señor que debía verificarse. Predicad la Palabra, y el Señor, por su Espíritu Santo, convencerá la mente de los oyentes. Se nos dice que los discípulos, "saliendo, predicaron en todas partes, obrando con ellos el Señor, y confirmando la palabra con las señales que se seguían."1
Muchos obreros han de hacer su parte, trabajando de casa en casa, y dando estudios bíblicos a las familias. Han de demostrar su crecimiento en la gracia sometiéndose a la voluntad de Cristo. Así obtendrán una rica experiencia. A medida que con fe reciban, crean y obedezcan la Palabra de Cristo, se notará la eficiencia del Espíritu Santo en la obra de su vida. Se notará una intensidad de esfuerzo ferviente. Albergarán una fe que obre por amor y purifique el alma. Los frutos del Espíritu se verán en la vida....
Se necesita toda la instrucción que nuestras misiones pueden dar. Proseguid vuestra obra con el poder del mismo Espíritu que dirigió su establecimiento. Abriendo las Escrituras, orando, ejerciendo fe, educad a la gente en el camino del Señor; y se edificará una iglesia fundada sobre la Roca, Cristo Jesús....
Llevad adelante vuestra obra con humildad. No os elevéis nunca por encima de la sencillez del Evangelio de Cristo. No es en el arte de la ostentación donde encontraréis éxito para ganar almas, sino en la exaltación de Cristo, el Redentor que perdona el pecado. Mientras trabajéis para Dios con mansedumbre y humildad de corazón, él se manifestará a vosotros.
Métodos teatrales
Por el empleo de carteles, símbolos y representaciones de diversas clases, el predicador puede hacer que la verdad se destaque clara y distinta. Esto le es una ayuda, y está en armonía con la Palabra de Dios. Pero cuando el obrero hace tan costosas sus labores que otros encuentran imposible el conseguir de la tesorería suficientes recursos para sostenerlos en el campo, el primero no trabaja en armonía con el plan de Dios.
La obra se ha de hacer en las grandes ciudades según la orden de Cristo y no como una representación teatral. Lo que glorifica a Dios no es una representación teatral sino la presentación de la verdad en el amor de Cristo.
Preliminares
No despojéis a la verdad de su dignidad y carácter impresionante con preliminares que están más de acuerdo con el mundo que de acuerdo con el orden celestial. Entiendan vuestros oyentes que estáis celebrando reuniones, no para cautivar sus sentidos con música y otras cosas, sino para predicar la verdad en toda su solemnidad, a fin de que les sea una amonestación que los despierte del sueño letal de la complacencia propia. Es la verdad desnuda la que, como espada aguda y de dos filos, corta en ambos lados. Ella es la que despertará a los que están muertos en delitos y pecados.
Aquel que dió su vida para salvar a los hombres y mujeres de la idolatría y la complacencia propia, dejó un ejemplo para que lo siguiesen todos aquellos que emprendan la obra de presentar el Evangelio a otros. A los siervos de Dios en este siglo han sido confiadas las verdades más solemnes para ser proclamadas, y sus acciones, métodos y planes deben corresponder a la importancia de su mensaje. Si presentáis la palabra a la manera de Cristo, vuestro auditorio quedará profundamente impresionado por las verdades que enseñáis. Se convencerá de que es la palabra del Dios viviente.
El formalismo en el culto
En sus esfuerzos para alcanzar a la gente, los mensajeros del Señor no han de seguir los métodos del mundo. En las reuniones que se celebran, no tienen que depender de cantores mundanos y fausto teatral para despertar el interés. ¿Cómo se puede esperar que aquellos que no tienen interés en la Palabra de Dios, que nunca la han leído con el sincero deseo de comprender sus verdades, canten con el espíritu y el entendimiento? ¿Cómo pueden estar sus corazones en armonía con las palabras de un himno sagrado? ¿Cómo puede el coro celestial unirse a una música que es únicamente una forma?
Ningún término es demasiado enérgico para describir lo malo del culto formal, pero no hay palabras que puedan presentar debidamente la profunda bendición del culto verdadero. Cuando los seres humanos cantan con el espíritu y el entendimiento, los músicos celestiales siguen los acordes, y se unen al canto de acción de gracias. El que otorgó a todos los dones que los habilitan para ser colaboradores con Dios, espera que sus siervos cultiven sus voces, para poder hablar y cantar de tal manera que todos puedan comprender. No es un canto fuerte lo que se necesita, sino una entonación clara, una pronunciación correcta y una articulación distinta. Tomen todos tiempo para cultivar la voz, para poder cantar las alabanzas de Dios en tonos claros y suaves, no en tonos duros y chillones que ofendan el oído. La capacidad de cantar es un don de Dios; sea, pues, usado para gloria suya.
En las reuniones que se celebren, elíjanse a unos cuantos para que tomen parte en el servicio de canto. Y sea el canto acompañado de instrumentos musicales hábilmente manejados. No debemos oponernos al empleo de instrumentos de música en nuestra obra. Esta parte del servicio ha de ser dirigida con cuidado; porque el canto ha de alabar a Dios. El canto no ha de ser entonado siempre por unos pocos. Tan a menudo como se pueda, participe en él la congregación....
Mantengámonos en la afirmativa
Muchas veces, cuando tratéis de presentar la verdad, se levantará oposición; pero si tratáis de hacer frente a la oposición con discusiones, no haréis más que multiplicarla, y eso es algo que no podéis permitiros. Manteneos en la afirmativa. Los ángeles de Dios os están vigilando, y ellos saben cómo impresionar a aquellos cuya oposición os negáis a confrontar con discusiones. No os espaciéis en los puntos negativos de las cuestiones que surjan, sino llenad vuestras mentes de verdades afirmativas, y aferradlas a ellas por mucho estudio, oración ferviente y consagración del corazón. Conservad vuestras lámparas aderezadas y encendidas, y dejad resplandecer rayos brillantes, para que los hombres, al contemplar vuestras buenas obras, sean inducidos a glorificar a vuestro Padre que está en los cielos.
Si Cristo no se hubiese mantenido en la afirmativa cuando estaba en el desierto de la tentación, habría perdido todo lo que deseaba ganar. La manera de Cristo es la mejor manera de hacer frente a nuestros oponentes. Fortalecemos sus argumentos cuando repetimos lo que dicen. Mantengámonos siempre en la afirmativa. Puede ser que el mismo hombre que se opone a vosotros se lleve vuestras palabras a casa, y se convierta a la verdad sensata que llegó a su entendimiento.
Muchas veces he dicho a nuestros hermanos: Vuestros oponentes harán, con referencia a vuestra obra, declaraciones falsas. No las repitáis, sino aferraos a vuestros asertos de la verdad viviente; y los ángeles de Dios abrirán el camino delante de vosotros. Tenemos una gran obra que llevar a cabo, y debemos realizarla de una manera sensata. No nos excitemos nunca ni permitamos que nazcan malos sentimientos. Cristo no lo permitía, y él es nuestro ejemplo en todo. Para la obra que nos ha sido dada para que la hagamos, necesitamos mucho más sabiduría celestial, santificada y humilde, y mucho menos del yo. Necesitamos asirnos firmemente al poder divino.
Vendrán a nuestras congregaciones, con el fin de desviar nuestra atención de la obra que Dios quiere que hagamos, personas que se apartaron de la fe. No podéis volver vuestros oídos de la verdad a las fábulas. No os detengáis para tratar de convertir al que habla palabras de oprobio contra vuestra obra, mas dejad ver que estáis inspirados por el Espíritu de Jesucristo; y los ángeles de Dios pondrán en vuestros labios palabras que llegarán hasta el corazón de los opositores. Si estos hombres persisten en entrometerse, los miembros de la congregación que sean sensatos comprenderán que vuestra norma es la más alta. Hablad de tal manera que se sepa que Jesucristo habla por vuestro medio.--Testimonies for the Church 9:137-149.