El llamamiento
Que el mensaje evangélico resuene por nuestras iglesias, llamándolas a una acción universal. Tengan los miembros de la iglesia una fe acrecentada, y contágiense de celo de sus aliados invisibles y celestiales, al tener noticias de sus recursos inagotables, y convencerse de la magnitud de la empresa en que están empeñados, y del poder de su Director. Los que se colocan bajo el control de Dios para ser guiados y dirigidos por él, captarán la marcha firme de los sucesos que él ordenó. Inspirados con el Espíritu de Aquel que dió su vida por la vida del mundo, no continuarán inactivos en la impotencia, se ñalando lo que no pueden hacer. Colocándose la armadura del cielo, avanzarán a la batalla deseosos de hacer cosas osadas en favor de Dios, sabiendo que la omnipotencia divina suplirá su necesidad.--Testimonies for the Church 7:14.
¡Despertaos! La batalla prosigue. La verdad y el error se acercan a su final conflicto. Marchemos bajo la bandera ensangrentada del Príncipe Emmanuel, y luchemos la buena batalla de la fe, para lograr honores eternos; porque la verdad triunfará, y nosotros hemos de ser más que victoriosos por Aquel que nos amó. Las preciosas horas del tiempo de gracia están terminando. Asegurémonos la vida eterna, para que podamos glorificar a nuestro Padre celestial, y ser los medios para salvar a las almas por las cuales Cristo murió.--The Review and Herald, 13 de marzo de 1888.
Las órdenes de marcha
El duque de Wéllington asistía una vez a una reunión en la cual un grupo de cristianos discutía la posibilidad de éxito en el esfuerzo misionero entre los paganos. Apelaron al duque para que dijese si, a su parecer, los tales esfuerzos obtendrían un éxito proporcionado al costo. El viejo soldado contestó:
Caballeros, ¿cuál es vuestra orden de marcha? El éxito no es una cuestión que os toque discutir. Si mal no entiendo, las órdenes que se os dan son éstas: "Id por todo el mundo; predicad el Evangelio a toda criatura." Caballeros, obedeced vuestras órdenes de marcha.--Obreros Evangélicos, 120.
No hay tiempo que perder
"Cercano está el día grande de Jehová, cercano y muy presuroso." Sofonías 1:14. Calcémonos las sandalias del Evangelio y estemos listos a cada momento para emprender el viaje.--Joyas de los Testimonios 3:310.
Los miembros de la iglesia ... obedientes a la orden del Maestro, deben estar siempre listos para obrar. Dondequiera que encontremos un trabajo que hacer, cumplámoslo mirando constantemente a Jesús. ... Si cada miembro de la iglesia fuese un misionero vivo, el Evangelio sería anunciado en poco tiempo en todo país, pueblo, nación y lengua.--Joyas de los Testimonios 3:299, 300.
Nos acercamos al fin de la historia de la tierra. Tenemos delante de nosotros una gran obra: la tarea final de dar el último mensaje de amonestación a un mundo pecaminoso. Hay hombres que serán tomados de detrás del arado, de la viña y de diversos otros tipos de trabajo, y enviados por el Señor para dar este mensaje al mundo.--Testimonies for the Church 7:270.
Haced resonar la alarma por toda la longitud y anchura de la tierra. Decid a la gente que el día del Señor está cerca y se apresura grandemente. No quede nadie sin amonestación. Podríamos estar en lugar de las pobres almas que yerran. Podríamos haber sido colocados entre los bárbaros. De acuerdo con la verdad que hemos recibido en mayor medida que los demás, somos deudores para impartírsela.--Joyas de los Testimonios 2:375, 376.
Mis hermanos y hermanas, es demasiado tarde para dedicar vuestro tiempo y vuestra energía a servir al yo. Que el último día no os encuentre destituidos del tesoro celestial. Tratad de impulsar los triunfos de la cruz, tratad de iluminar a las almas, trabajad por la salvación de vuestros semejantes, y vuestra obra resistirá la prueba del fuego.--Testimonies for the Church 9:56.
Este mensaje debe ser dado con prontitud, renglón tras renglón, precepto tras precepto. Los hombres se verán pronto obligados a tomar decisiones importantes, y debemos cuidar de que tengan ocasión de comprender la verdad, de manera que puedan decidirse inteligentemente por el lado del bien. El Señor llama a su pueblo a trabajar--y con fervor e inteligencia--mientras se prolonga el tiempo de gracia.--Joyas de los Testimonios 3:345.
No tenemos tiempo que perder. El fin está cerca. El viajar de lugar en lugar para difundir la verdad quedará pronto rodeado de peligros a diestra y siniestra. Se pondrá todo obstáculo en el camino de los mensajeros del Señor, para que no puedan hacer lo que les es posible hacer ahora. Debemos mirar bien de frente nuestra obra y avanzar tan rápidamente como sea posible en una guerra agresiva. Por la luz que Dios me ha dado, sé que las potestades de las tinieblas están obrando con intensa energía desde abajo, y con paso furtivo Satanás está avanzando para sorprender a los que duermen ahora, como un lobo que se apodera de su presa. Tenemos amonestaciones que podemos dar ahora, una obra que podemos hacer ahora; pero pronto ello será más difícil de lo que podemos imaginarnos. Dios nos ayude a mantenernos donde brilla la luz, a obrar con nuestros ojos fijos en Jesús nuestro Caudillo, y a avanzar paciente y perseverantemente hasta ganar la victoria.--Joyas de los Testimonios 2:376.
Hay peligro en la demora. Esa alma a la cual debíais haber encontrado, esa alma a la cual debíais haberle abierto las Escrituras, pasa más allá de vuestro alcance. Satanás ha preparado una red para sus pies, y mañana podrá estar realizando los planes del archienemigo de Dios. ¿Por qué demorar un solo día? ¿Por qué no salir a trabajar en seguida?--Testimonies for the Church 6:443.
En toda época, los que siguieron a Cristo necesitaron vigilancia y fidelidad; pero ahora, estando en el mismo umbral del mundo eterno y teniendo las verdades que tenemos, tanta luz y una obra tan importante, debemos duplicar nuestra diligencia. Cada uno ha de obrar hasta lo sumo de su capacidad. Hermano mío, Vd. hace peligrar su salvación si retrocede ahora. Dios le pedirá cuenta si no hace el trabajo que le asignó.--Joyas de los Testimonios 2:161.
Preguntas importantes
La eternidad se extiende ante nosotros. El telón está por levantarse. ¿Qué estamos pensando al aferrarnos egoístamente a nuestra comodidad mientras que en derredor nuestro hay almas que perecen?
¿Están nuestros corazones completamente endurecidos?
¿No podemos ver y comprender que nos incumbe hacer una obra en favor de nuestros semejantes?
Hermanos y hermanas, ¿sois de aquellos que, teniendo ojos no ven, y teniendo oídos no oyen?
¿Será en vano que Dios os haya revelado su voluntad?
¿Será en vano que os haya dirigido amonestación tras amonestación con respecto a la proximidad del fin?
¿Creéis las declaraciones de su Palabra tocante a las cosas que han de sobrevenir al mundo?
¿Creéis que los juicios de Dios están suspendidos sobre los habitantes de la tierra?
En caso afirmativo, ¿cómo podéis quedar tranquilos, ociosos e indiferentes?--Joyas de los Testimonios 3:295.
El llamado a despertar
La obra está terminando rápidamente, y por todas partes la maldad aumenta. Tenemos solamente un corto tiempo para trabajar. Despertémonos del sueño espiritual, y consagremos todo lo que tenemos y somos al Señor. Su Espíritu permanecerá con los verdaderos misioneros, dotándolos de poder para el servicio.--The Southern Watchman, 9 de abril de 1903.
Despertad, hermanos y hermanas, despertad. No continuéis durmiendo. "¿Por qué estáis todo el día ociosos?" Jesús os llama diciendo: "Ve hoy a trabajar en mi viña." Todo el que haya recibido el Espíritu Santo lo manifestará; pues empleará todas sus facultades en el servicio más activo. Todos los que reciben en verdad a Cristo por la fe, trabajarán. Sienten una gran preocupación por las almas. Dios llama ahora a todo el que tenga un conocimiento de la verdad, a todo el que sea depositario de la sagrada verdad, a levantarse e impartir la luz del cielo a los demás.--The Review and Herald, 6 de diciembre de 1893.
Despertaos, hermanos; por causa de vuestra propia alma, despertaos. Sin la gracia de Cristo no podéis hacer nada. Trabajad mientras podáis.--The Southern Watchman, 17 de julio de 1906.
Si nuestros ojos fuesen abiertos y pudiéramos discernir la obra que efectúan los ángeles caídos con aquellos que se sienten tranquilos y seguros, no nos sentiríamos tan seguros. Los malos ángeles nos siguen en todo momento.--Joyas de los Testimonios 1:101.
Dios invita a todos, tanto predicadores como laicos, a que se despierten. Todo el cielo está conmovido. Las escenas de la historia terrenal están llegando rápidamente al fin. Vivimos en medio de los peligros de los postreros días. Mayores peligros nos esperan, y sin embargo, no estamos despiertos. La falta de actividad y fervor en la causa de Dios es espantosa. Este estupor mortal proviene de Satanás.--Joyas de los Testimonios 1:88, 89.
¿Qué diré para despertar al pueblo remanente de Dios? Me fué mostrado que nos esperan escenas espantosas; Satanás y sus ángeles oponen todas sus potestades al pueblo de Dios. Saben que si los hijos de Dios duermen un poco más, los tienen seguros, porque su destrucción es cierta.--Joyas de los Testimonios 1:91.
En estas horas finales del tiempo de gracia concedido a los hijos de los hombres, cuando falta tan poco para que la suerte de cada alma sea decidida para siempre, el Señor del cielo y de la tierra espera que su iglesia se levante a obrar como nunca antes. Los que han sido libertados en Cristo por un conocimiento de la verdad preciosa, son considerados por el Señor Jesús como sus escogidos, favorecidos por sobre todos los demás en la tierra; y él espera de ellos que manifiesten las alabanzas de Aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable. Las bendiciones tan liberalmente concedidas deben ser comunicadas a otros. La buena nueva de la salvación debe ir a toda nación, tribu, lengua y pueblo.--La Historia de Profetas y Reyes, 528, 529.
Ni uno entre cien de nosotros está haciendo algo más que estar ocupado en actividades mundanales y comunes. No estamos ni siquiera medio despiertos ante el valor de las almas por las cuales Cristo murió.--Testimonies for the Church 8:148.
Si los discípulos de Cristo comprendiesen su deber, habría mil heraldos del Evangelio a los gentiles donde hoy hay uno. Y todos los que no pudieran dedicarse personalmente a la obra, la sostendrían con sus recursos, simpatías y oraciones. Y habría de seguro más ardiente trabajo por las almas en los países cristianos.--El Camino a Cristo, 85.
Millares disfrutan de una gran luz y de preciosas oportunidades, pero no hacen nada con su influencia o su dinero para iluminar a los demás. Ni aun asumen la responsabilidad de conservar sus propias almas en el amor de Dios, para no llegar a ser una carga para la iglesia. Tales personas serían una carga y un embarazo en el cielo. Por causa de Cristo, por causa de la verdad, por causa de ellos mismos, los tales deben levantarse y hacer un trabajo diligente para la eternidad.--The Review and Herald, 1 de marzo de 1837.
La iglesia de Cristo puede compararse adecuadamente a un ejército. La vida de cada soldado es una vida de trabajo, de durezas y de peligro. Por todas partes hay adversarios vigilantes, dirigidos por el príncipe de la potestad de las tinieblas, que nunca duerme y nunca abandona su puesto. Siempre que un cristiano se halle desprevenido, este poderoso adversario realiza un ataque repentino y violento. A menos que los miembros de la iglesia estén activos y vigilantes, serán vencidos por sus movimientos.
¿Qué acontecería si la mitad de los soldados que componen un ejército se hallaran holgando o estuvieran dormidos en el momento en que se les ordenara estar listos? El resultado sería derrota, cautiverio o muerte. Si alguien escapara de las manos del enemigo, ¿se lo consideraría con derecho al premio? No; rápidamente recibiría la sentencia de muerte. Y si la iglesia de Cristo se hallara en una actitud de descuido e incredulidad, estarían implicadas consecuencias mucho más importantes. Un ejército de soldados cristianos que duermen--¿qué cosa podría ser más terrible?--¿Qué progreso podría hacerse contra el mundo, que está bajo el control del príncipe de las tinieblas? Los que permanecen a la retaguardia en forma indiferente en los días de la batalla, como si no tuvieran interés y no sintieran responsabilidad alguna en la pelea, harían mejor en cambiar su conducta o en abandonar las filas de inmediato.--Testimonies for the Church 5:394.
Debe haber acción
Vi que los hijos de Dios aguardaban a que sucediese algún cambio, y se apoderase de ellos algún poder compelente. Pero sufrirán una desilusión, porque están equivocados. Deben actuar; deben echar mano del trabajo y clamar fervorosamente a Dios para obtener un conocimiento verdadero de sí mismos. Las escenas que se están desarrollando delante de nosotros son de suficiente magnitud como para hacernos despertar y grabar la verdad en el corazón de todos los que quieran escuchar. La mies de la tierra está casi madura.--Joyas de los Testimonios 1:89.
Todo el universo pide a los que conocen la verdad que se consagren sin reservas a proclamar la verdad tal cual les ha sido manifestada en el mensaje del tercer ángel. Lo que oímos y vemos nos llama a cumplir nuestro deber. La actividad de los agentes de Satanás invita a cada cristiano a ocupar su puesto.--Joyas de los Testimonios 3:294.
El mensaje de la pronta venida de Cristo ha de ser dado a todas las naciones de la tierra. Se requiere un esfuerzo vigilante e incansable para vencer las fuerzas del enemigo. Nuestra parte no consiste en quedarnos sentados llorando y retorciéndonos las manos, sino en levantarnos y trabajar para este tiempo y la eternidad.--The Southern Watchman, 29 de mayo de 1902.
Nadie piense que se halla en libertad para cruzarse de brazos y no hacer nada. El que alguien pueda salvarse en la indolencia e inactividad es completamente imposible. Pensad en lo que hizo Jesús durante su ministerio terrenal. ¡Cuán fervorosos, cuán incansables eran sus esfuerzos! No permitió que nada lo desviara de la obra que le fué encomendada. ¿Estamos siguiendo sus pasos?--El Colportor Evangélico, 85.
Los agentes divinos y humanos están combinados en la obra de salvar almas. Dios ha hecho su parte, y se necesita ahora actividad cristiana. Dios pide que se despliegue tal actividad. El espera que su pueblo desempeñe una parte en la presentación de la luz de la verdad a todas las naciones. ¿Quién entrará en sociedad con el Señor Jesucristo?--The Review and Herald, 1 de marzo de 1887.
La iglesia debe ser una iglesia activa si quiere ser una iglesia viva. No debe contentarse meramente con mantener sus posiciones contra las fuerzas opositoras del pecado y el error, ni debe estar contenta de avanzar a paso lento, sino que debe llevar el yugo de Cristo, y mantenerse al paso de su líder, ganando nuevos reclutas a lo largo del camino.--The Review and Herald, 4 de agosto de 1891.
Tenemos sólo un breve tiempo para apresurar la guerra; entonces vendrá Cristo, y esta escena de rebelión terminará. Entonces ya habremos realizado nuestros últimos esfuerzos para trabajar junto con Cristo en el avance de su reino. Algunos que han estado en el frente de batalla, resistiendo celosamente las arremetidas del mal, caen en el puesto del deber; otros miran con pesar los héroes caídos, pero no tienen tiempo de cesar en la obra. Deben estrechar las filas, tomar la bandera de las manos paralizadas por la muerte, y con renovada energía vindicar la verdad y el honor de Cristo. Como nunca antes, debe ofrecerse resistencia contra el pecado, contra los poderes de las tinieblas. El tiempo demanda actividad enérgica y decidida de parte de los que creen en la verdad presente. Ellos deben enseñar la verdad tanto por precepto como por ejemplo.--The Review and Herald, 25 de octubre de 1881.
El Señor llama a los adventistas del séptimo día, en todo lugar para que se consagren enteramente a él, haciendo todo lo que esté a su alcance para su obra, según las circunstancias en que se encuentren.--Joyas de los Testimonios 3:350, 351.
La ociosidad y la religión no pueden andar juntas; y la causa de nuestra gran deficiencia en la vida y en la experiencia cristiana es la inactividad en la obra de Dios. Los músculos de nuestro cuerpo se debilitarán si no se mantienen en ejercicio, y así ocurre con la naturaleza espiritual. Si queréis ser fuertes, debéis ejercitar vuestras facultades.--The Review and Herald, 13 de marzo de 1888.
Hemos de ser obreros diligentes; un hombre ocioso es una criatura miserable. ¿Pero qué excusa puede ofrecerse por la holgazanería en la gran obra que Cristo dió su vida para realizar? Las facultades espirituales dejan de existir si no se las ejercita, y es el designio satánico que ellas perezcan. Todo el cielo se halla activamente empeñado en la obra de preparar a un pueblo para la segunda venida de Cristo a nuestro mundo, y "coadjutores somos de Dios". El fin de todas las cosas es inminente. Ahora es la oportunidad de trabajar.--The Review and Herald, 24 de enero de 1893.
Se necesitan misioneros de corazón. Los esfuerzos espasmódicos harán poco bien. Debemos llamar la atención [de la gente]. Debemos ser sumamente diligentes.--Testimonies for the Church 9:425.
Hay entre nosotros quienes, si tomasen tiempo para considerarlo, mirarían su posición indolente como un descuido pecaminoso de los talentos que Dios les ha dado.--Joyas de los Testimonios 3:59.
¿Cuál es nuestra posición en el mundo? Estamos en el tiempo de espera. Pero, este período no ha de usarse en una devoción abstracta. El esperar, velar, y ejercer una vigilancia activa han de combinarse. Nuestra vida no debe consistir toda en agitación, acción de fomento y planeo de las cosas del mundo, con descuido de la piedad personal y el servicio que Dios exige. Al par que no debemos ser perezosos en los negocios, hemos de ser fervientes en espíritu, sirviendo al Señor. La lámpara del alma debe ser acondicionada y debemos tener el aceite de la gracia en los recipientes de nuestras lámparas. Debe usarse de toda precaución para prevenir la decadencia espiritual, no sea que el día del Señor nos sobrecoja como ladrón.--Testimonies for the Church 5:276.
Vivimos en una era en que no ha de haber ociosidad espiritual. Toda alma ha de ser cargada con la corriente de vida celestial.--Testimonies for the Church 8:169.
Llenad esta vida con todas las obras buenas que os sea posible hacer.--Joyas de los Testimonios 2:190.
Jesús quiere que todos los que profesan su nombre lleguen a ser obreros fervientes. Es necesario que todo miembro individual edifique sobre la roca que es Cristo Jesús. Se está levantando una tormenta que sacudirá y probará el fundamento espiritual de cada uno hasta el máximo. Por lo tanto evitad las capas de arena. Cavad hasta la roca. Cavad profundamente; poned un fundamento seguro. Edificad, ¡oh, edificad para la eternidad! Edificad con ágrimas, con oraciones fervorosas. Que cada uno de vosotros, de ahora en más, haga su vida hermosa por las buenas obras. Los Calebs son los hombres que más se necesitan en estos últimos días.--Testimonies for the Church 5:129, 130.
La medición divina
Hay una medición del carácter que se está realizando constantemente. Los ángeles de Dios están estimando vuestro valor moral, cerciorándose de vuestras necesidades, y presentando vuestro caso ante Dios.--The Review and Herald, 2 de abril de 1889.
Se nos hará individualmente responsables si hacemos una jota menos de lo que podríamos efectuar con nuestra capacidad. El Señor mide con exactitud toda posibilidad de servicio. Hemos de dar cuenta tanto de las facultades no empleadas como de las que se aprovechan. Dios nos tiene por responsables de todo lo que llegaríamos a ser por medio del uso debido de nuestros talentos. Seremos juzgados de acuerdo con lo que debiéramos haber hecho, pero no efectuamos, por no haber usado nuestras facultades para glorificar a Dios. Aun cuando no perdamos nuestra alma, en la eternidad nos daremos cuenta del resultado de los talentos que dejamos sin usar. Habrá una pérdida eterna por todo el conocimiento y la habilidad que podríamos haber obtenido y no obtuvimos.--Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 330, 331.
Lo que podría haber sido
Si cada soldado de Cristo hubiese cumplido su deber, si cada centinela puesto sobre los muros de Sión hubiese tocado la trompeta, el mundo habría oído el mensaje de amonestación. Mas la obra ha sufrido años de atraso. Entretanto que los hombres dormían, Satanás se nos ha adelantado.--Joyas de los Testimonios 3:297.
Pongamos mano a la obra asignada, y proclamemos el mensaje que debe hacer comprender a hombres y mujeres el peligro en que están. Si cada adventista del séptimo día hubiese cumplido su parte, el número de creyentes sería ahora mucho mayor. En todas las ciudades de América habría personas a quienes el mensaje hubiese inducido a obedecer la ley de Dios.--Joyas de los Testimonios 3:293.
Si el propósito de Dios de dar al mundo el mensaje de misericordia hubiese sido llevado a cabo por su pueblo, Cristo habría venido ya a la tierra, y los santos habrían recibido su bienvenida en la ciudad de Dios.--Joyas de los Testimonios 3:72.
El registro celestial
El mundo necesita misioneros, misioneros locales consagrados, y nadie será registrado en los libros del cielo como cristiano si no tiene un espíritu misionero.--The Review and Herald, 23 de agosto de 1892.
Si los miembros de la iglesia no emprenden individualmente esta obra, demuestran que no tienen relación viva con Dios. Su nombre está registrado como el de siervos perezosos.--Joyas de los Testimonios 2:163.
En todo movimiento religioso hay quienes, si bien no pueden negar que la causa es de Dios, se mantienen apartados y se niegan a hacer esfuerzo alguno para ayudar. Convendría a los tales recordar lo anotado en el cielo, en el libro donde no hay omisiones ni errores, y por el cual seremos juzgados. Allí se registra toda oportunidad de servir a Dios que no se aprovechó; y allí también se recuerda para siempre todo acto de fe y amor.--La Historia de Profetas y Reyes, 472.
En la mañana del 23 de octubre de 1879, a eso de las dos, el Espíritu del Señor descansó sobre mí, y contemplé escenas del juicio venidero... Diez mil veces diez millares estaban congregados delante de un gran trono, sobre el cual estaba sentado' un personaje de majestuosa apariencia. Delante de él había varios libros y sobre las tapas de cada uno de ellos estaba escrito en letras de oro semejantes a llamas de fuego: "El libro mayor del cielo". Uno de estos libros, que contenía los nombres de los que aseveran creer en la verdad, fué abierto entonces. Inmediatamente perdí de vista los incontables millones que rodeaban el trono y mi atención se dedicó únicamente a los que profesan ser hijos de la luz y la verdad. ...
Se abrió otro libro en el cual estaban anotados los pecados de los que profesan la verdad. Bajo el encabezamiento del egoísmo venían todos los demás pecados. ... Una clase de personas estaba anotada por haber estorbado la siembra. A medida que el ojo escrutador del juez descansaba sobre ellos, se les revelaban distintamente sus pecados y negligencia. Con labios pálidos y temblorosos reconocían que habían traicionado su santo cometido. Habían recibido advertencias y privilegios, pero no los habían escuchado ni aprovechado. Podían ver ahora que habían presumido demasiado de la misericordia de Dios. En verdad, no tenían que hacer confesiones como las de los viles, bajos y corrompidos; pero, como la higuera, eran malditos porque no llevaron frutos, porque no aprovecharon los talentos que se les habían confiado. Esta clase había hecho de su yo algo supremo, y había trabajado solamente en favor de sus intereses egoístas. No eran ricos para con Dios ni habían respondido a sus derechos sobre ellos. Aunque profesaban ser siervos de Cristo, no le llevaron almas. Si la causa de Dios hubiese dependido de sus esfuerzos, habría languidecido; porque no solamente retenían los recursos que Dios les había prestado, sino que se retenían a sí mismos. ... Habían dejado que otros hiciesen la obra de la viña del Señor y llevasen las más pesadas responsabilidades, mientras que ellos servían egoístamente sus propios intereses temporales. ...
El juez dijo: "Todos serán justificados por su fe y juzgados por sus obras." ¡Cuán vívidamente aparecía entonces su negligencia y cuán prudente el arreglo de Dios al dar a cada uno una obra que hacer para promover la causa y salvar a sus semejantes! Cada uno debía manifestar una fe viva entre su familia y su vecindario, revelando bondad hacia los pobres, simpatía hacia los afligidos, dedicándose a la obra misionera y ayudando a la causa de Dios con sus recursos. Pero, como en el caso de Meroz, la maldición de Dios descansaba sobre ellos por lo que no habían hecho. Habían amado el trabajo que les producía el mayor provecho en esta vida y frente a sus nombres, en el libro mayor dedicado a las buenas obras, había un lamentable espacio en blanco.--Joyas de los Testimonios 1:520-522.
Se exige más de nosotros que de nuestros padres
Resplandece sobre nosotros una luz mayor que la que iluminó a nuestros padres. No podemos ser aceptados ni honrados por Dios prestando el mismo servicio o haciendo las mismas obras que nuestros padres. Para ser aceptados y bendecidos por Dios, como lo fueron ellos, debemos imitar su fidelidad y celo, aprovechar nuestra luz como ellos aprovecharon la suya, y obrar como ellos habrían obrado si hubiesen vivido en nuestros días. Debemos andar en la luz que resplandece sobre nosotros. De otra manera esa luz se trocará en tinieblas.--Joyas de los Testimonios 1:90, 91.
Una exhortación a la iglesia perezosa
Es un misterio que no haya cientos de personas trabajando donde ahora hay sólo una. El universo celestial está pasmado de la apatía, la frialdad y la indiferencia de los que profesan ser hijos e hijas de Dios. En la verdad hay un poder vivo.--Testimonies for the Church 9:42.
Nunca podremos ser salvados en la indolencia y la inactividad. Una persona verdaderamente convertida no puede vivir una vida inútil y estéril. No es posible que vayamos al garete y lleguemos al cielo. Ningún holgazán puede entrar allí. ... Los que rehusan cooperar con Dios en la tierra, no cooperarían con él en el cielo. No sería seguro llevarlos al cielo.--Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 256.
Todo el cielo está mirando con intenso interés a la iglesia, para ver lo que sus miembros individuales están haciendo para iluminar a los que se hallan en tinieblas.--The Review and Herald, 27 de febrero de 1894.
Debéis considerar solemnemente que estáis tratando con el gran Dios, y recordar siempre que él no es un niño para jugar con él. No podéis ocuparos en su servicio a voluntad, y abandonarlo cuando os plazca.--Testimonies for the Church 2:221.
Las inteligencias divinas han estado aguardando para cooperar con los agentes humanos, pero no hemos discernido su presencia.--Testimonies for the Church 6:297.
Los ángeles del cielo han esperado por mucho tiempo la colaboración de los agentes humanos--de los miembros de la iglesia--en la gran obra que debe hacerse. Ellos os están esperando.--Joyas de los Testimonios 3:308.
Muchos, muchos están aproximándose al día de Dios sin hacer nada, rehusando las responsabilidades, y como resultado son enanos espirituales. En lo que concierne a la obra de Dios, las páginas de la historia de su vida presentan un registro doloroso. Son árboles en el jardín de Dios, pero sólo son una molestia en el terreno, y oscurecen con sus copas improductivas el terreno que árboles fructíferos podrían haber ocupado.--The Review and Herald, 22 de mayo de 1888.
Hay peligro para los que hacen poco o nada para Cristo. La gracia de Dios no permanecerá largo tiempo en el alma de aquel que, teniendo grandes privilegios y oportunidades, permanece en silencio.--The Review and Herald, 22 de agosto de 1899.
No hay tiempo para dormir ahora; no hay tiempo para inútiles lamentos. El que se aventura a dormitar ahora perderá preciosas oportunidades de hacer el bien. Se nos otorga el bendito privilegio de juntar gavillas en la gran siega; y toda alma salvada será una estrella adicional en la corona de Jesús, nuestro adorable Redentor. ¿Quién se muestra ansioso de deponer la armadura cuando perseverando en la batalla un poco más logrará nuevas victorias y obtendrá nuevos trofeos para la eternidad?--The Review and Herald, 25 de octubre de 1881.
Los mensajeros celestiales están haciendo su obra: ¿pero qué estamos haciendo nosotros? Hermanos y hermanas, Dios os pide que redimáis el tiempo. Acercaos a Dios. Desarrollad el don que hay en vosotros. Que aquellos que hayan tenido la oportunidad de familiarizarse con las razones de nuestra fe, usen ahora este conocimiento con algún propósito.--Historical Sketches of the Foreign Missions of the Seventh Day Adventist, 288.
¿Cómo podéis vosotros, que repetís la oración del Padrenuestro: "Venga tu reino. Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra", sentaros cómodamente en vuestros hogares sin ayudar a conducir la antorcha de la verdad a otros? ¿Cómo podéis levantar vuestras manos delante de Dios y pedir sus bendiciones sobre vosotros y vuestras familias, cuando estáis haciendo tan poco para ayudar a otros?--Historical Sketches of the Foreign Missions of the Seventh Day Adventist, 288.
Hay entre nosotros quienes, si tomasen tiempo para considerarlo, mirarían su posición indolente como un descuido pecaminoso de los talentos que Dios les ha dado. Hermanos y hermanas, vuestro Redentor y todos los santos ángeles se entristecen por la dureza de vuestro corazón. Cristo dió su vida para salvar almas, y, sin embargo, vosotros que habéis conocido su amor hacéis muy poco esfuerzo para impartir las bendiciones de su gracia a aquellos por quienes él murió. Semejante indiferencia y negligencia del deber asombra a los ángeles. En el juicio tendréis que encontraros con las almas a quienes descuidasteis. En aquel gran día, os sentiréis convencidos y condenados. El Señor os induzca ahora a arrepentiros, y perdone él a su pueblo por haber descuidado la obra que él le encomendó hacer en su viña.--Joyas de los Testimonios 3:59.
¿Qué podemos decir al miembro de la iglesia perezoso para hacerle sentir la necesidad de desenterrar su talento y darlo a los banqueros? No habrá ociosos ni perezosos en el reino de los cielos. ¡Dios quiera presentar este asunto en toda su importancia a las iglesias dormidas! ¡Ojalá que Sión se levante y se vista sus ropas de gala! ¡Ojalá resplandezca!--Joyas de los Testimonios 3:67.
Hay una obra que debe ser hecha en favor de los que no conocen la verdad, precisamente la misma obra que fué hecha por vosotros cuando estabais en tinieblas. Es demasiado tarde para dormir, demasiado tarde para ser un indolente inactivo. El dueño de casa ha dado a cada uno una tarea. Avancemos; no retrocedamos. Necesitamos convertirnos de nuevo diariamente. Necesitamos que el amor de Jesús lata en nuestros corazones, para que seamos instrumentos en la salvación de muchas almas.--The Review and Herald, 10 de junio de 1880.
El Señor Jesús exige que cada alma que pretenda ser un hijo o una hija de Dios, no solamente se aparte de toda iniquidad, sino que sea prolífica en actos de caridad, de abnegación y humildad. El Señor ha presentado la forma en que se cumple una determinada ley que rige los pensamientos y la acción, y que debe ser una amonestación para nosotros con respecto a nuestro trabajo. Dice él: "Porque a cualquiera que tuviere, le será dado; y a cualquiera que no tuviere, aun lo que parece tener le será quitado". Los que no aprovechan sus oportunidades, los que no ejercitan la gracia que Dios les da, tienen menos inclinación a hacerlo, y finalmente, sumidos en un sueño letárgico, pierden aquello que una vez poseyeron. No hacen ninguna provisión para un futuro de necesidad mediante la obtención de una gran experiencia y un conocimiento acrecentado de las cosas divinas, de manera que cuando venga sobre ellos la prueba y la tentación, puedan resistir. Cuando viene la persecución o la tentación, esta clase de hermanos pierde el ánimo y la fe, y son derribados, porque no vieron la necesidad de echar un sólido fundamento. Ellos no soldaron sus almas a la Roca eterna.--The Review and Herald, 27 de marzo de 1894.
¡Cuán terrible será en aquel gran día final encontrar que aquellos con los cuales nos hemos asociado familiarmente son separados para siempre de nosotros; ver a los miembros de nuestras familias, tal vez a nuestros propios hijos perdidos; ver a aquellos que han visitado nuestros hogares, y comido en nuestra mesa, entre los réprobos. Entonces nos haremos esta pregunta: ¿Se debió a mi impaciencia, a mi disposición poco cristiana; fué por causa de que el yo no estaba dominado, por lo que la religión de Cristo llegó a ser desabrida para ellos?
El mundo será amonestado sobre la pronta venida del Señor. Tenemos sólo poco tiempo para trabajar. Han pasado a la eternidad años que debían haber sido aprovechados en buscar primeramente el reino de Dios y su justicia, y en difundir la luz. Dios llama ahora a sus hijos que tienen gran luz y están establecidos en la verdad, a quienes se ha dedicado mucho trabajo, a obrar en su propio favor y en favor de otros como nunca antes lo han hecho. Haced uso de toda capacidad; ejercitad toda facultad, todo talento que os haya sido confiado; usad toda la luz que Dios os ha dado para hacer bien a otros. No tratéis de haceros predicadores, sino haceos más bien ministros para Dios.--The Southern Watchman, 20 de junio de 1905.
Ilustraciones vigorosas
El amor divino ha sido conmovido hasta sus profundidades insondables por causa de los hombres, y los ángeles se maravillan al contemplar una gratitud meramente superficial en los objetos de un amor tan grande. Los ángeles se maravillan al ver el aprecio superficial que tienen los hombres por el amor de Dios. El cielo se indigna al ver la negligencia manifestada en cuanto a las almas de los hombres. ¿Queremos saber cómo lo considera Cristo? ¿Cuáles serían los sentimientos de un padre y una madre si supiesen que su hijo, perdido en el frío y la nieve, había sido pasado de lado y que lo dejaron perecer aquellos que podían haberlo salvado? ¿No estarían terriblemente agraviados, indignadísimos? ¿No denunciarían a aquellos homicidas con una ira tan ardiente como sus lágrimas, tan intensa como su amor? Los sufrimientos de cada hombre son los sufrimientos del Hijo de Dios, y los que no extienden una mano auxi iadora a sus semejantes que perecen, provocan su justa ira.--El Deseado de Todas las Gentes, 753.
He leído acerca de un hombre que, viajando en un día invernal por sobre una capa de nieve profunda que se había acumulado, llegó a entumecerse por el frío, el cual estaba quitándole casi imperceptiblemente sus facultades vitales. Cuando estaba a punto de perecer congelado, y dispuesto a abandonar la lucha por la vida, escuchó los lamentos de un hermano que también viajaba, que se estaba muriendo de frío, tal como le acontecía a él. Se despertó en él el deseo de rescatarlo. Comenzó a frotar los helados miembros de aquel hombre infortunado, y, después de considerable esfuerzo, consiguió que se mantuviera en pie; pero como no podía permanecer de pie, lo tuvo con simpatía en sus brazos al recorrer el camino que él pensó que no lograría hacer solo. Y cuando hubo conducido a su hermano viajero hasta un lugar de seguridad, se le hizo clara la verdad de que al salvar a su semejante se había salvado también a sí mismo. Sus fervientes esfuerzos por salvar a otra persona aceleraron el ritmo de la sangre que estaba congelándose en sus propias venas, y crearon un calor saludable en las extremidades del cuerpo. Estas lecciones deben ser inculcadas con fuerza en los creyentes jóvenes continuamente, no sólo por precepto, sino también por ejemplo, para que en su experiencia cristiana puedan alcanzar resultados similares.--Testimonies for the Church 4:319, 320.
No debéis encerraros en vosotros mismos, y contentaros con haber sido bendecidos con el conocimiento de la verdad. ¿Quién os trajo la verdad a vosotros? ¿Quién os mostró la luz de la Palabra de Dios? Dios no os ha encomendado su luz para que la coloquéis bajo un almud. He leído acerca de una expedición enviada para rescatar a Sir John Franklin. Hombres valientes dejaron sus hogares, y fueron de aquí para allá en los mares del norte, sufriendo privaciones, hambre, frío y angustias. ¿Y todo esto con qué propósito? Meramente para conquistar el honor de haber descubierto los cadáveres de los exploradores, o, si fuera posible, para rescatar a una parte del grupo de una muerte terrible que con toda seguridad iba a ser su suerte, a menos que la ayuda les alcanzara a tiempo. Si podían salvar aunque fuera a un hombre de perecer, considerarían bien pagados sus sufrimientos. Esto se hizo a costa del sacrificio de toda su comodidad y felicidad. Pensad en esto, y considerad cuán poco estamos dispuestos a sacrificar por la salvación de las preciosas almas que nos rodean. No se exige de nosotros que salgamos de nuestro hogar en un viaje largo y tedioso, para salvar la vida de un mortal que perece. A nuestras propias puertas, por doquiera, en todo nuestro derredor, hay almas que salvar, almas que perecen--hombres y mujeres que mueren sin esperanza, sin Dios--, y sin embargo no sentimos preocupación, y virtualmente decimos por nuestras acciones, si no con palabras: "¿Soy yo guarda de mi hermano?" Estos hombres que perdieron su vida para tratar de salvar la de otros son elogiados por el mundo como héroes y mártires. ¿Cómo deberíamos sentirnos nosotros que tenemos la perspectiva de la vida eterna delante de nosotros, si no hiciéramos los pequeños sacrificios que Dios nos exige por la salvación de las almas de los hombres?--The Review and Herald, 14 de agosto de 1888.
En cierto pueblo de la Nueva Inglaterra se estaba cavando un pozo. Cuando el trabajo estaba casi terminado, la tierra se desmoronó y sepultó a un hombre que quedaba todavía en el fondo. Inmediatamente cundió la alarma, y mecánicos, agricultores, comerciantes, abogados, todos acudieron jadeantes a rescatarlo. Manos voluntarias y ávidas por ayudar trajeron sogas, escaleras, azadas y palas. "¡Salvadlo, oh, salvadlo!" era el clamor general.
Los hombres trabajaron con energía desesperada, hasta que sus frentes estuvieron bañadas en sudor y sus brazos temblaban por el esfuerzo. Al fin se pudo hacer penetrar un caño, por el cual gritaron al hombre que contestara si vivía todavía. Llegó la respuesta. "Vivo, pero apresuraos. Es algo terrible estar aquí." Con un clamor de alegría renovaron sus esfuerzos, y por fin llegaron hasta él. La algazara que se elevó entonces parecía llegar hasta los mismos cielos. "¡Salvado! ¡Salvado!" era el clamor que repercutía por toda la calle del pueblo.
¿Era demostrar demasiado celo e interés, demasiado entusiasmo, para salvar a un hombre? Por supuesto que no; pero, ¿qué es la pérdida de la vida temporal en comparación con la pérdida de un alma? Si el peligro de que se pierda una vida despierta en los corazones humanos tan intenso sentimiento, ¿no debiera la pérdida de un alma despertar una solicitud aún más profunda en los hombres que aseveran percatarse del peligro que corren los que están separados de Cristo? ¿No mostrarán los siervos de Dios en cuanto a trabajar por la salvación de las almas un celo tan grande como el que se manifestó por la vida de aquel hombre sepultado en un pozo?--Obreros Evangélicos, 31, 32.
Profesión y expresión
Toda verdad importante recibida en el corazón debe hallar expresión en la vida. Es en proporción a la medida que se recibe del amor de Cristo como los hombres desean proclamar su poder a otros; y el mismo acto de proclamarlo, profundiza e intensifica el valor que tiene para nuestras propias almas.--The Review and Herald, 19 de febrero de 1889.
Nuestra fe debe ser prolífica en buenas obras, porque la fe sin obras es muerta.--Joyas de los Testimonios 1:487.
Todos los que reciben el mensaje del Evangelio en su corazón anhelarán proclamarlo. El amor de Cristo ha de expresarse.--Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 116.
Hemos de alabar a Dios mediante un servicio tangible, haciendo todo lo que podamos para aumentar la gloria de su nombre.--Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 275.
En este tiempo, nuestra fe no debe limitarse a un simple asentimiento, a una simple adhesión al mensaje del tercer ángel. Necesitamos el aceite de la gracia de Cristo para alimentar nuestras lámparas, hacer brillar la luz de la vida e indicar el camino a los que están en tinieblas.--Joyas de los Testimonios 3:356.
Vuestra fuerza y bendiciones espirituales estarán en proporción con el trabajo de amor y las buenas obras que realicéis.--Testimonies for the Church 3:526.
Mucho más podría hacerse por Cristo si todos los que tienen la luz de la verdad la practicaran.--Testimonies for the Church 9:40.
Se me mostró que como pueblo somos deficientes. Nuestras obras no están de acuerdo con nuestra fe. Nuestra fe testifica que estamos viviendo bajo la proclamación del más solemne e importante mensaje que se haya dado jamás a los mortales. Sin embargo, con plena conciencia de este hecho, nuestros esfuerzos, nuestro celo, nuestro espíritu de abnegación no se comparan con el carácter de la obra. Debemos levantarnos de entre los muertos, y Cristo nos dará vida.--Testimonies for the Church 2:114.
Salid con fe, y proclamad la verdad como si la creyerais. Que aquellos por los cuales trabajáis vean que para vosotros es en verdad una realidad viviente.--Testimonies for the Church 9:42.
El argumento más poderoso en favor del cristianismo es una vida semejante a la de Cristo.--Joyas de los Testimonios 3:290.
Hay muchos que profesan el nombre de Cristo cuyos corazones no se empeñan en su servicio. Sencillamente hacen profesión de piedad, pero por este mismo hecho han ampliado su condenación y han llegado a ser agentes satánicos más engañosos y que alcanzan más éxito en la ruina de las almas.--The Review and Herald, 27 de marzo de 1888.
Los que aguardan al Señor, purifican sus almas obedeciendo la verdad. Con la vigilancia, combinan el trabajo ferviente. Por cuanto saben que el Señor está a las puertas, su celo se vivifica para cooperar con los seres divinos en trabajar para la salvación de las almas. Estos son los siervos fieles y prudentes que dan a la familia del Señor "a tiempo ... su ración". Declaran la verdad que tiene aplicación especial a su tiempo. Como Enoc, Noé, Abrahán y Moisés declararon cada uno la verdad para su tiempo; así también los siervos de Cristo dan ahora la amonestación especial para su generación.--El Deseado de Todas las Gentes, 573.
Nuestra situación delante de Dios depende, no de la cantidad de luz que hemos recibido, sino del empleo que damos a lo que tenemos. Así, aun los paganos que eligen lo recto en la medida en que lo pueden distinguir, están en una condición más favorable que aquellos que tienen gran luz y profesan servir a Dios, pero desprecian la luz y por su vida diaria contradicen su profesión.--El Deseado de Todas las Gentes, 200, 201.
Todo cristiano tiene la oportunidad no sólo de esperar, sino de apresurar la venida de nuestro Señor Jesucristo. Si todos los que profesan el nombre de Cristo llevaran fruto para su gloria, cuán prontamente se sembraría en todo el mundo la semilla del Evangelio. Rápidamente maduraría la gran cosecha final, y Cristo vendría para recoger el precioso grano.--Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 60.
Los cristianos deben despertarse, y asumir sus deberes descuidados; pues la salvación de sus propias almas depende de sus esfuerzos individuales.--The Review and Herald, 23 de agosto de 1881.
El verdadero culto consiste en trabajar junto con Cristo. Las oraciones, la exhortación y la plática son frutos baratos, que frecuentemente se hallan relacionados; pero los frutos que se manifiestan en buenas obras, en cuidar al necesitado, al huérfano, a la viuda, son frutos genuinos, y crecen naturalmente en un árbol bueno.--The Review and Herald, 16 de agosto de 1881.
Que los miembros individuales de la iglesia asuman la obra que les fuera señalada de difundir y recibir la luz. Nadie puede excusarse de ser un hombre ocioso en la viña del Señor.--The Review and Herald, 19 de febrero de 1889.
La acción es el fruto que Cristo exige que llevemos: hacer actos de benevolencia, hablar palabras bondadosas, y manifestar tierna consideración para con los pobres, necesitados y afligidos.--The Review and Herald, 16 de agosto de 1881.
La mujer samaritana que hablaba con Jesús junto al pozo de Jacob, apenas encontró al Salvador, fué a buscar a otros para llevarlos a Jesús Así dió pruebas de ser más verdadera misionera que los mismos discípulos de Jesús. Estos no veían en Samaria nada que indicara que fuese un campo lleno de esperanzas. Sus pensamientos se fijaban más bien en una gran obra para lo por venir. No echaban de ver que en torno suyo había una cosecha que recoger. Pero por medio de la mujer a quien despreciaban, toda una ciudad fué atraída para oir a Jesús. Así es como llevó ella en un momento la luz a sus vecinos. Esta mujer representa lo que puede hacer la fe práctica en Cristo.--El Ministerio de Curación, 95.
Los adventistas del séptimo día están realizando progresos, duplicando su número, estableciendo misiones, y desplegando la bandera de la verdad en los lugares tenebrosos de la tierra; sin embargo la obra avanza mucho más lentamente de lo que Dios quisiera. ¿Por qué? Los miembros de la iglesia no están despiertos individualmente para empeñar los más fervientes esfuerzos de que son capaces, y todos los ramos de la obra se hallan estorbados por la falta de piedad fervorosa, y de trabajadores consagrados, humildes, y temerosos de Dios. ¿Dónde están los soldados de la cruz de Cristo? Prepárense para la batalla contra el error los que temen a Dios, los honrados, los sinceros, los que miran firmemente la gloria de Dios. Hay demasiados corazones desfallecientes y cobardes en esta hora de conflicto espiritual. ¡Ojalá que de la debilidad se conviertan a la fortaleza, aumenten su valentía en la lucha, y pongan en fuga las huestes del enemigo!--Historical Sketches of the Foreign Missions of the Seventh Day Adventist, 290.
Es un principio universal que cuandoquiera que uno se niegue a usar las facultades que Dios le da, éstas decaen y mueren. La verdad que no se vive, que no se imparte, pierde su poder vivificante, su virtud sanadora.--Los Hechos de los Apóstoles, 168.
Nada fortalecerá tanto vuestra piedad como trabajar para hacer progresar la causa que profesáis amar, en lugar de trabarla.--Testimonies for the Church 4:236.
Los que se esfuerzan en mantener una vida cristiana aceptando pasivamente las bendiciones que vienen por la gracia, sin hacer nada por Cristo, procuran simplemente vivir comiendo sin trabajar. Pero el resultado de esto, tanto en el mundo espiritual como en el temporal, es siempre degeneración y decadencia.--El Camino a Cristo, ed. 1952, 80.
El peligro que entraña la actividad misionera
No olvidemos que a medida que aumenta la actividad, y tenemos éxito en realizar la tarea que debe ser hecha, hay peligro de que confiemos en los planes y los métodos humanos. Hay una tendencia a orar menos y a tener menos fe. Nos veremos en peligro de perder nuestro sentido de dependencia de Dios, quien es el único que puede hacer que nuestra obra tenga éxito; pero aun cuando ésta es la tendencia, nadie piense que el instrumento humano ha de hacer menos. No, no ha de hacer menos, sino que ha de trabajar más, aceptando el don divino del Espíritu Santo.--The Review and Herald, 4 de julio de 1893.
Vendrán tiempos en que la iglesia será conmovida por el poder divino, y el resultado de ello será una ferviente actividad; pues el poder vivificador del Espíritu Santo inspirará a sus miembros a salir y buscar a las almas para Cristo. Pero cuando se manifieste esta actividad, los más fervorosos obreros se hallarán seguros solamente si dependen de Dios por medio de la oración perseverante. Necesitan hacer fervientes súplicas para que por la gracia de Cristo puedan ser librados de enorgullecerse de su trabajo, o de convertir su actividad en un salvador. Deben mirar constantemente a Jesús, para que puedan darse cuenta de que es su poder el que realiza la obra, y así puedan adjudicar toda la gloria a Dios. Se exigirá de nosotros que realicemos esfuerzos más decididos para extender la obra de Dios, y la oración a nuestro Padre celestial será más esencial. Será necesario empeñarse en la oración en la cámara secreta, en el círculo familiar y en la iglesia.--The Review and Herald, 4 de julio de 1893.
En la estima de los rabinos, era la suma de la religión estar siempre en un bullicio de actividad. Ellos querían manifestar su piedad superior por algún acto externo. Así separaban sus almas de Dios, y se encerraban en la suficiencia propia. Existen todavía los mismos peligros. Al aumentar la actividad, si los hombres tienen éxito en ejecutar algún trabajo para Dios, hay peligro de que confíen en los planes y métodos humanos. Propenden a orar menos, y a tener menos fe. Como los discípulos, corremos el riesgo de perder de vista cuánto dependemos de Dios. y tratar de hacer de nuestra actividad un salvador. Necesitamos mirar constantemente a Jesús, comprendiendo que es su poder lo que realiza la obra. Aunque hemos de trabajar fervorosamente para la salvación de los perdidos, también debemos tomar tiempo para la meditación, para la oración y para el estudio de la Palabra de Dios. Es únicamente la obra realizada con mucha oración, y santificada por el mérito de Cristo, la que al fin habrá resultado eficaz para el bien.--El Deseado de Todas las Gentes, 315.
Ánimo para los principiantes en el servicio cristiano
Las personas que trabajan con más éxito son aquellas que asumen alegremente la obra de servir a Dios en las cosas pequeñas. Cada ser humano debe trabajar con el hilo de su vida entretejiéndolo con la trama para completar el modelo.--Joyas de los Testimonios 2:402.
Hemos de convertir nuestros deberes cotidianos en actos de devoción, aumentando constantemente en utilidad, porque vemos nuestra obra a la luz de la eternidad.--Testimonies for the Church 9:150.
En su vasto plan, el Señor tiene un lugar para cada uno. No ha dado talento alguno que no sea necesario.--Joyas de los Testimonios 3:303.
Cada uno tiene su lugar en el plan eterno del cielo. Cada uno ha de trabajar en cooperación con Cristo para la salvación de las almas. Tan ciertamente como hay un lugar preparado para nosotros en las mansiones celestiales, hay un lugar designado en la tierra donde hemos de trabajar para Dios.--Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 297.
Los ojos del Señor se fijan en cada uno de sus hijos: tiene planes acerca de cada uno de ellos.--Joyas de los Testimonios 2:367.
Todos pueden hacer algo en la obra. Nadie será declarado inocente delante de Dios a menos que haya trabajado fervorosa y abnegadamente por la salvación de las almas.--Testimonies for the Church 5:395.
No podréis transferir vuestro deber a otros. Nadie sino vosotros mismos puede realizar vuestro trabajo. Si retenéis vuestra luz, alguien deberá ser dejado en las tinieblas a causa de vuestro descuido.--Testimonies for the Church 5:464.
El humilde obrero que responde obedientemente al llamado de Dios puede estar seguro de que recibirá ayuda divina. El aceptar una responsabilidad tan grande y santa resulta elevador para el carácter. Pone en acción las facultades mentales y espirituales más elevadas, y fortalece y purifica la mente y el corazón. Mediante la fe en el poder de Dios, es admirable cuán fuerte puede llegar a ser un hombre débil, cuán decididos sus esfuerzos, cuán prolífico en grandes resultados. El que empieza con poco conocimiento, de una manera humilde, y dice lo que sabe, mientras busca diligentemente un conocimiento mayor, hallará todo el tesoro celestial que espera su demanda. Cuanto más trate de impartir luz, más luz recibirá. Cuanto más procure uno explicar la Palabra de Dios a otros, con amor por las almas, más clara se le presentará. Cuanto más usemos nuestro conocimiento y ejercitemos nuestras facultades, más conocimiento y poder tendremos.--Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 322, 323.
Trabaje cada uno para Dios y para las almas; manifieste cada uno sabiduría, y nunca sea hallado ocioso, aguardando que alguien lo ponga a trabajar. Ese "alguien" que podría poneros a trabajar está recargado de responsabilidades, y se pierde tiempo aguardando directivas. Dios os dará sabiduría para reformaros en seguida: porque todavía os dirige el llamamiento: "Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña". "Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones." Hebreos 3:7, 8. El Señor encabeza el requerimiento con la cariñosa palabra "hijo". ¡Cuán tierno, compasivo y, sin embargo, cuán urgente es el llamamiento. Su invitación es también una orden.--Consejos para los Maestros Padres y Alumnos acerca de la Educación Cristiana, 321.
La fuerza para resistir al mal se obtiene mejor mediante el servicio agresivo.--Los Hechos de los Apóstoles, 86.
Todo acto de justicia, misericordia y benevolencia, produce música en el cielo.--The Review and Herald, 16 de agosto de 1881.
El espíritu de Cristo es un espíritu misionero. El primer impulso del corazón regenerado es el de traer a otros también al Salvador.--Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 76.
La única forma de crecer en la gracia es estar realizando con todo interés precisamente la obra que Cristo nos ha pedido que hagamos.--The Review and Herald, 7 de junio de 1887.
No debéis esperar mejores oportunidades o habilidades extraordinarias para empezar a trabajar por Dios.--El Camino a Cristo, ed. 1952, 86.
El hombre que bendice a la sociedad, y hace que su vida sea un éxito, es aquel que, ora sea educado o inculto, utiliza todas sus facultades en el servicio en favor de Dios y de sus semejantes.--The Southern Watchman, 2 de abril de 1903.
Muchos a quienes Dios ha calificado para hacer un excelente trabajo, realizan muy poco, porque intentan poco.--Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 301.
Si fracasáis noventa y nueve veces de cada cien, pero tenéis éxito en salvar una sola alma de la ruina, habéis hecho algo noble por la causa del Maestro.--Testimonies for the Church 4:132.
Las relaciones entre Dios y cada una de las almas son tan claras y plenas como si no hubiese otra alma por la cual hubiera dado a su Hijo amado.--El Camino a Cristo, ed. 1952, 102, 103.
El Señor ve y entiende, y te empleará a pesar de tu debilidad, si ofreces tu talento como don consagrado a su servicio, porque en el servicio activo desinteresado los débiles se vuelven fuertes y gozan de su precioso elogio. El gozo del Señor es un elemento de fuerza. Si eres fiel, la paz que sobrepuja todo entendimiento será tu recompensa en esta vida, y en la venidera entrarás en el gozo de tu Señor.--Joyas de los Testimonios 3:219, 220.
Personas de poco talento, si son fieles en conservar sus corazones en el amor de Dios, pueden ganar muchas almas para Cristo. Harlan Page era un pobre mecánico de capacidad normal y educación limitada; pero hizo que el progreso de la causa de Dios fuera su principal ocupación, y sus esfuerzos fueron coronados con señalado éxito. Trabajaba por la salvación de sus semejantes valiéndose de la conversación privada y la oración ferviente. Estableció reuniones de oración, organizó escuelas dominicales, y distribuyó folletos y otro material de lectura religiosa. Y en su lecho de muerte, mientras las sombras de la eternidad descansaban sobre su semblante, pudo decir: "Sé que todo lo que hice lo realicé por la gracia de Dios y no por ningún mérito; pero creo que tengo evidencia de que más de cien almas han sido convertidas a Dios por medio de mi trabajo personal".--Testimonies for the Church 5:307, 308.
Este mundo no es el cielo del cristiano, sino meramente el taller de Dios, donde hemos de adquirir la capacidad de unirnos con los ángeles inmaculados en un cielo santo.--Testimonies for the Church 2:187.
Los más humildes y más pobres de los discípulos de Jesús pueden ser una bendición para otros. Pueden no echar de ver que están haciendo algún bien especial, pero por su influencia inconsciente pueden derramar bendiciones abundantes que se extiendan y profundicen, y cuyos benditos resultados no se conozcan hasta el día de la recompensa final. Ellos no sienten ni saben que están haciendo alguna cosa grande. No necesitan cargarse de ansiedad por el éxito. Tienen solamente que seguir adelante con tranquilidad, haciendo fielmente la obra que la providencia de Dios indique, y su vida no será inútil. Sus propias almas crecerán cada vez más a la semejanza de Cristo; son colaboradores de Dios en esta vida, y así se están preparando para la obra más elevada y el gozo sin sombra de la vida venidera.--El Camino a Cristo, ed. 1952, 86, 87.
Hay muchos que se han entregado a Cristo, y sin embargo no ven la oportunidad de hacer una gran obra o grandes sacrificios en su servicio. Estos pueden encontrar consuelo en el pensamiento de que no es necesariamente la entrega que se hace en el martirio la que es más agradable a Dios; puede ser que no sea el misionero que diariamente ha soportado el peligro y encarado la muerte, el que se destaque en primer plano en los registros celestiales. El cristiano que lo es en su vida privada, en la entrega diaria del yo, en la sinceridad de propósito y la pureza de pensamiento, en la mansedumbre que manifiesta bajo la provocación, en la fe y en la piedad, en la fidelidad en las cosas menores, aquel que en la vida del hogar representa el carácter de Cristo: tal persona, a la vista de Dios, puede ser más preciosa que el misionero o el mártir mundialmente conocido.--Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 370.
No es la cantidad de trabajo que se realiza o los resultados visibles, sino el espíritu con el cual la obra se efectúa lo que le da valor ante Dios.--Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 365.
La aprobación del Maestro no se da por la grandeza de la obra realizada, o porque se hayan logrado muchas cosas, sino por la fidelidad en las cosas aun pequeñas. No son los grandes resultados que obtenemos, sino los motivos que nos inducen a obrar, lo que pesa ante Dios. El premia la bondad y la fidelidad más que la magnitud del trabajo realizado.--Testimonies for the Church 2:510, 511.
No descuidéis las cosas pequeñas esperando una obra más importante. Puede ser que seáis capaces de cumplir con éxito una obra limitada mientras que fracasaríais completamente en una obra más grande, cayendo además en el desaliento. Haced todo lo que os venga a mano. Ya seáis ricos o pobres, grandes o pequeños, Dios os llama a servirle activamente. Al hacer voluntariamente lo que os venga a mano, vuestros talentos y aptitudes se desarrollarán para la obra. Y es al descuidar las oportunidades diarias como os volvéis inútiles. Por esta causa hay en el huerto del Señor tantos árboles que no llevan fruto.--Joyas de los Testimonios 3:348.
El Señor desea que usemos cada don que poseemos; y si lo hacemos, tendremos mayores dones para usar. El no nos otorga de una manera sobrenatural las cualidades de que carecemos; pero mientras usamos lo que tenemos, él obrará con nosotros para aumentar y fortalecer toda facultad. En todo sacrificio ferviente y sincero que hagamos en el servicio del Maestro, nuestras facultades se acrecentarán.--Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 322.
El corazón de Cristo se regocija a la vista de aquellos que son pobres en todo el sentido de la palabra; se regocija por la vista de los maltratados que son mansos; por los que aparentemente no están satisfechos y tienen hambre de justicia, por la incapacidad de muchos en cuanto a empezar. El da, por así decirlo, la bienvenida al propio estado de cosas que desalentaría a muchos predicadores.--Obreros Evangélicos, 38.
No necesitamos ir a tierras de paganos, ni aun dejar el pequeño círculo del hogar, si es ahí adonde el deber nos llama a trabajar por Cristo. Podemos hacer esto en el seno del hogar, en la iglesia, entre aquellos con quienes nos asociamos y con quienes negociamos.--El Camino a Cristo, ed. 1952. 85.
La vida en la tierra es el comienzo de la vida en el cielo; la educación en la tierra es una iniciación en los principios del cielo; la obra de la vida aquí es una preparación para la obra de la vida allá. Lo que somos ahora en carácter y servicio santo es el símbolo seguro de lo que seremos.--La Educación, 297.
Los que rechazan el privilegio del compañerismo con Cristo en el servicio, rechazan la única preparación que imparte idoneidad para participar con él en la gloria. Rechazan la preparación que en esta vida da fuerza y nobleza de carácter.--La Educación, 257.
Nadie piense que podría vivir una vida de egoísmo, y entonces, habiendo servido a su propio interés, entrar en el gozo de su Señor. No podría participar en el gozo del amor desinteresado. No estaría preparado para los atrios celestiales. No podría apreciar la atmósfera pura del amor que compenetra el cielo. Las voces de los ángeles y la música de sus arpas no lo satisfarían. Para su mente la ciencia del cielo sería un enigma.--Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 332, 333.
El Salvador nos invita a realizar esfuerzos pacientes y perseverantes en favor de millones de almas esparcidas en todo país, que perecen en sus pecados, como náufragos en una playa desierta. Los que quieran participar de la gloria de Cristo deben también tomar parte en su ministerio y ayudar a los débiles, a los miserables y desanimados.--Joyas de los Testimonios 3:299.
Los hombres comunes han de ocupar su lugar como obreros. Compartiendo los dolores de sus semejantes como el Salvador compartió los dolores de la humanidad, por la fe lo verán a él trabajando junto con ellos.--Testimonies for the Church 7:272.
Cristo está retratándose en cada discípulo. Dios ha predestinado a cada uno a ser conforme "a la imagen de su Hijo". En cada uno el longánime amor de Cristo, su santidad, mansedumbre, misericordia y verdad, han de manifestarse al mundo.--El Deseado de Todas las Gentes, 754.
La invitación a ponerlo todo sobre el altar del servicio le llega a cada uno. No se nos pide a todos que sirvamos como sirvió Eliseo, ni somos todos invitados a vender cuanto tenemos; pero Dios nos pide que demos a su servicio el primer lugar en nuestra vida, que no dejemos transcurrir un día sin hacer algo que haga progresar su obra en la tierra. El no espera de todos la misma clase de servicio. Uno puede ser llamado al ministerio en una tierra extraña; a otro se le pedirá tal vez que dé de sus recursos para sostener la obra del Evangelio. Dios acepta la ofrenda de cada uno. Lo que resulta necesario es la consagración de la vida y de todos sus intereses. Los que hagan esta consagración oirán el llamamiento celestial y le obedecerán.--La Historia de Profetas y Reyes, 165, 166.
El hombre sabio del mundo, que medita y hace planes, y cuyo negocio siempre ocupa su mente, debe llegar a ser sabio en los asuntos de interés eterno. Si él pusiera tanta energía para obtener los tesoros celestiales y la vida que se mide con la vida de Dios, como el que dedica a obtener ganancias mundanas, ¡qué no podría realizar!--Testimonies for the Church 6:297.
Dios conmoverá a los hombres que se hallan en posiciones humildes para que proclamen el mensaje de la verdad presente. Podrá verse a muchos de los tales apresurándose de aquí para allá, constreñidos por el Espíritu de Dios a dar la luz a los que se hallan en tinieblas. La verdad es como fuego en sus huesos, y los llena de un deseo ardiente de iluminar a aquellos que se hallan en tinieblas. Muchos, aun entre las personas de poca cultura, proclamarán la Palabra de Dios. Los niños serán inducidos por el Espíritu Santo a salir para declarar el mensaje del cielo. El Espíritu será derramado sobre los que responden a sus impulsos. Desentendiéndose de las reglas obligatorias humanas y de los movimientos cuidadosos, se unirán al ejército del Señor.--Testimonies for the Church 7:26, 27.
La vida cristiana representada por el paisaje natural
El corazón que recibe la Palabra de Dios no es un estanque que se evapora ni es una cisterna rota que pierde su tesoro. Es corno el arroyo de las montañas, alimentado por manantiales inagotables, cuyas aguas frescas y chispeantes saltan de roca en roca, refrigerando a los cansados, sedientos y cargados. Es como un río que fluye constantemente, y a medida que avanza se va haciendo más hondo y más ancho, hasta que sus aguas vivificantes se extienden por toda la tierra. El arroyo que prosigue su curso cantando, deja detrás de sí sus dones de verdor y copiosos frutos. La hierba de sus orillas es de un verde más fresco; los árboles son más frondosos y las flores más abundantes. Mientras la tierra se desnuda y se oscurece bajo el calor que la afecta durante el verano, el curso del río es una raya de verdor en el panorama.
Así también sucede con el verdadero hijo de Dios. La religión de Cristo se revela como principio vivificante, como una energía espiritual viva y activa que lo compenetra todo. Cuando el corazón se abre a la influencia celestial de la verdad y del amor, estos principios vuelven a fluir como arroyos en el desierto, y hacen fructificar lo que antes parecía árido y sin vida.--La Historia de Profetas y Reyes, 175, 176.
El santo y seña del cristiano
Hay tres consignas en la vida cristiana que deben ser observadas si deseamos evitar que Satanás nos gane la delantera; a saber: Velar, orar y trabajar.--Joyas de los Testimonios 1:248.
Toda persona que ha profesado aceptar a Cristo se ha comprometido a ser todo lo que puede ser como obrero espiritual, a ser activa, celosa y eficiente en el servicio de su Maestro. Cristo espera que cada hombre haga su deber. Sea éste el santo y seña de todas las filas de sus discípulos.--Joyas de los Testimonios 2:160.
Un paralítico espiritual
La fuerza viene con el ejercicio. Todos los que ponen en uso las facultades que Dios les ha dado, tendrán capacidad acrecentada para dedicar a su servicio. Los que no hacen nada en la causa de Dios, dejarán de crecer en la gracia y en el conocimiento de la verdad. Un hombre que permanece sentado y rehusa ejercitar sus miembros, perderá pronto toda facultad de usarlos. De la misma forma el cristiano que no ejercita las facultades que Dios le ha dado, no solamente deja de crecer en Cristo, sino que pierde la fuerza que una vez tenía. Se convierte en un paralítico espiritual. Son aquellos que, con todo amor a Dios y a sus semejantes, están luchando para ayudar a otros, los que llegan a estar establecidos, fortalecidos y afirmados en la verdad. El verdadero cristiano trabaja para Dios, no por impulso, sino por principio; no durante un día o un mes, sino durante toda su vida.--Testimonies for the Church 5:393.
El remedio seguro
Para los desalentados hay un remedio seguro en la fe, la oración y el trabajo. La fe y la actividad impartirán una seguridad y una satisfacción que aumentarán de día en día. ¿Estáis tentados a ceder a presentimientos ansiosos o al abatimiento absoluto? En los días más sombríos, cuando en apariencia hay más peligro, no temáis. Tened fe en Dios. El conoce vuestra necesidad. Tiene toda potestad. Su compasión y amor infinitos son incansables. No temáis que deje de cumplir su promesa. El es la verdad eterna. Nunca cambiará el pacto que hizo con los que le aman. Y otorgará a sus fieles siervos la medida de eficiencia que su necesidad exige.--La Historia de Profetas y Reyes, 121.
Hay solamente una cura verdadera para la pereza espiritual, y ésta es el trabajo: el trabajar por las almas que necesitan vuestra ayuda.--Testimonies for the Church 4:236.
Tal es la receta que Cristo prescribió para el alma que desmaya, duda y tiembla. Levántense los pesarosos, los que andan tristes delante del Señor, y socorran a alguien que necesita auxilio.--Joyas de los Testimonios 2:504.
Los cristianos que están creciendo constantemente en fervor, en celo y en amor, nunca apostatarán.--The Review and Herald, 7 de junio de 1887.
Son aquellos que no se hallan ocupados en una labor abnegada los que tienen una experiencia enfermiza, y llegan a agotarse por la lucha, dudando, murmurando, pecando, y arrepintiéndose, hasta que pierden todo sentido de lo que constituye la genuina religión. Sienten que no pueden regresar al mundo, y así se mantienen en los contornos de Sión, albergando pequeños celos, envidias, chascos y remordimientos. Están llenos de un espíritu que busca faltas, y se alimentan de los errores de sus hermanos. Tienen sólo una experiencia de desesperación y de falta de fe en su vida religiosa.--The Review and Herald, 2 de septiembre de 1890.
Excusas vanas
Cuando Jesús se fué, le dejó a cada uno su obra, y la expresión "No hay nada que hacer" es una excusa indefendible. "Nada que hacer" es la razón de que haya pruebas entre los hermanos: pues Satanás llenará las mentes de los holgazanes con sus propios planes, y los pondrá al trabajo... "Nada que hacer" trae un mal testimonio contra los hermanos, y acarrea la disensión en la iglesia de Cristo. Jesús dice: "El que conmigo no recoge, desparrama".--The Review and Herald, 13 de marzo de 1888.
Hermanos y hermanas, muchos de vosotros os excusáis de obrar, diciendo que no podéis trabajar para otros. Pero ¿os hizo Dios tan incapaces? ¿No ha sido esta incapacidad vuestra producida por vuestra propia inactividad y perpetuada por vuestra decisión deliberada? ¿No os dió el Señor por lo menos un talento que aprovechar, no para vuestra conveniencia y satisfacción, sino para él? ¿Habéis comprendido vuestra obligación, como siervos suyos, de darle renta mediante un empleo sabio y hábil del capital que os confió? ¿Habéis descuidado las oportunidades de mejorar vuestras facultades a este fin? Es demasiado cierto que pocos han sentido alguna responsabilidad ante Dios.--Joyas de los Testimonios 2:158.
Muchos tienen la idea de que si su vida es una vida de trabajo y ocupación, no pueden hacer nada por la salvación de las almas, nada por el progreso de la causa de su Redentor. Dicen que no pueden hacer las cosas a medias, y por lo tanto se apartan de sus deberes religiosos, y de sus ejercicios espirituales, y se entierran en el mundo. Hacen de sus ocupaciones personales lo primero, y olvidan a Dios, desagradándolo. Si alguien tiene alguna ocupación en la cual no puede progresar en la vida divina y perfeccionar la santidad en el temor de Dios, debe cambiar esa ocupación por otra en la cual pueda tener a Jesús consigo en todo momento.--Testimonies for the Church 2:233, 234.
Aspirad a la corona celestial
No debemos cansarnos ni desmayar. Sería una terrible pérdida permutar la gloria perdurable por la comodidad, la conveniencia y el placer, o por las complacencias carnales. Un premio de la mano de Dios aguarda al vencedor. Ninguno de nosotros lo merece; es gratuito de su parte. Este don será admirable y glorioso, pero recordemos que "una estrella difiere de otra en gloria." Pero mientras se nos insta a luchar por la victoria, pongámonos por blanco, con el poder de Jesús, obtener una corona cargada de estrellas. "Y los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan a justicia la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad."--The Review and Herald, 25 de octubre de 1881.
Se ha pagado por el servicio
A su venida, él [el Señor] examinará cada talento, y exigirá los intereses de los capitales que nos confiara. Por su propia humillación y agonía, por su vida de trabajo y su muerte ignominiosa, Jesús pagó ya los servicios de quienquiera que lleve su nombre y profese ser su siervo.--Joyas de los Testimonios 3:338, 339.
Dios me ha dado un mensaje para sus hijos. Deben despertar, extender sus tiendas y ensanchar sus límites. Mis hermanos y hermanas, habéis sido comprados por precio, y todo lo que tenéis y lo que sois ha de ser usado para la gloria de Dios y para el bien de vuestros semejantes. Cristo murió en la cruz para salvar al mundo que perece en el pecado. El pide vuestra cooperación en esta obra. Habéis de ser su mano ayudadora. Con esfuerzo fervoroso e incansable habéis de tratar de salvar a los perdidos. Recordad que fueron vuestros pecados los que hicieron necesaria la cruz.--Testimonies for the Church 7:9.
Los seguidores de Cristo han sido redimidos para servir. Nuestro Señor enseña que el verdadero objeto de la vida es el ministerio. Cristo mismo fué obrero, y a todos sus seguidores les presenta la ley del servicio, el servicio a Dios y a sus semejantes... La ley del servicio viene a ser el eslabón que nos une a Dios y a nuestros semejantes.--Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 297.
Avanzad
Muchas veces la vida cristiana está rodeada de peligros, y el deber parece difícil de cumplir. La imaginación cree ver la ruina inminente si se avanza, y la servidumbre y la muerte si se vuelve atrás. Sin embargo, la voz de Dios dice claramente: Id adelante. Obedezcamos la orden, aun cuando nuestra vista no pueda penetrar las tinieblas. Los obstáculos que impiden nuestro progreso no desaparecerán nunca ante un espíritu vacilante y dudoso. Aquellos que difieren la obediencia hasta que toda incertidumbre desaparezca, y no queden riesgos de fracaso ni derrota, no obedecerán nunca. La fe mira más allá de las dificultades, y echa mano de lo invisible, aun de la Omnipotencia, y por lo tanto, no puede resultar frustrada. La fe es como asir la mano de Cristo en toda emergencia.--Obreros Evangélicos, 276.
Nuestras ideas son demasiado estrechas. Dios pide un progreso continuo en la tarea de difundir la luz. Debemos estudiar métodos y medios avanzados para alcanzar a la gente. Necesitamos escuchar con los oídos de la fe al poderoso Capitán de las huestes del Señor diciendo: "Avanzad." Debemos actuar, y Dios no nos fallará. El hará su parte cuando nosotros con fe hagamos la nuestra. Hermanos y hermanas que habéis estado por mucho tiempo en la verdad, no habéis hecho la obra que Dios pide que hagáis. ¿Dónde está vuestro amor a las almas?--Historical Sketches of the Foreign Missions of the Seventh Day Adventist, 289, 290.
El salvar almas constituyó el gozo de Cristo. Que ésta sea también vuestra obra y vuestro gozo. Realizad todos los deberes y haced todos los sacrificios por causa de Cristo, y él será vuestro constante ayudador. Avanzad directamente en el sentido en que la voz del deber os llame. Que ninguna aparente dificultad os estorbe. Asumid las responsabilidades que Dios colocó sobre vosotros, y al llevar vuestras cargas a veces pesadas, no preguntéis: "¿Por qué mi hermano está ocioso y no lleva ningún yugo sobre sí?" Desempeñad el deber que está más cerca de vosotros, y hacedlo bien y en forma completa, sin codiciar la alabanza, sino trabajando por el Maestro, porque le pertenecéis a él.--The Southern Watchman, 2. de abril de 1903.
La marcha del pueblo de Dios debe ser hacia arriba y hacia adelante a la victoria. Alguien mayor que Josué está dirigiendo los ejércitos de Israel. Alguien está en nuestro medio, el Capitán de nuestra salvación, quien ha dicho para nuestro ánimo: "He aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo." "Confiad, yo he vencido al mundo." El nos guiará a una victoria segura. Lo que Dios promete, es capaz de realizarlo en cualquier momento. Y la obra que él da a su pueblo para que haga, es capaz de terminarla por su medio.--Testimonies for the Church 2:122.
¿Por qué no nos entusiasmamos con el Espíritu de Cristo? ¿Por qué nos conmovemos tan poco ante los lastimeros clamores de un mundo que sufre? ¿Consideramos nuestro exaltado privilegio de añadir una estrella a la corona de Cristo--un alma librada de las cadenas con las cuales Satanás la ha ligado, un alma salvada en el reino de Dios? La iglesia debe darse cuenta de su obligación de llevar el Evangelio de la verdad presente a toda criatura. Os encomiendo que leáis el tercero y el cuarto capítulos de Zacarías. Si estos capítulos son comprendidos, si son recibidos, se hará una obra en favor de aquellos que tienen hambre y sed de justicia, una obra que significa para la iglesia: "Avanzad hacia adelante y hacia arriba."--Testimonies for the Church 6:296.
La gran mayoría de los habitantes de la tierra han manifestado lealtad al enemigo. Pero no hemos sido engañados. No obstante el aparente triunfo de Satanás, Cristo está llevando a cabo su obra en el santuario celestial y en la tierra. La Palabra de Dios describe la maldad y corrupción que iban a existir en los últimos días. Al ver nosotros el cumplimiento de la profecía, nuestra fe en el triunfo final del reino de Cristo debe fortalecerse; y debemos salir con renovado valor para hacer la obra que nos ha sido asignada.--Obreros Evangélicos, 26, 27.
Una escena impresionante
Una escena muy impresionante pasó ante mí en visiones nocturnas. Vi una inmensa bola de fuego que caía en medio de un grupo de hermosas casas que fueron destruidas instantáneamente. Oí a alguien decir: "Sabíamos que los juicios de Dios visitarían la tierra, mas no pensábamos que vendrían tan pronto." Otros dijeron en tono de reproche: "Vosotros que sabíais estas cosas, ¿por qué no dijisteis nada? ¡Nosotros no lo sabíamos!" Y por todas partes oía reproches parecidos.
Me desperté angustiada. Volví a dormirme y me pareció encontrarme en una gran asamblea. Un Ser de autoridad hablaba al auditorio, señalando un mapamundi. Decía que aquel mapa representaba la viña de Dios que debemos cultivar. Cuando la luz celestial brillaba sobre alguno, debía transmitirla. Debían encenderse luces en los diferentes lugares y de estas luces se encenderían otras aún.
Estas palabras fueron repetidas: "Vosotros sois la sal de la tierra: y si la sal se desvaneciere ¿con qué será salada? No vale más para nada, sino para ser echada fuera y hollada de los hombres. Vosotros sois la luz del mundo: una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una lámpara y se pone debajo de un almud, mas sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras obras buenas, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos." Mateo 5:13-16.
Vi focos de luz que brillaban desde las ciudades y los pueblos, en las montañas y los llanos. La Palabra de Dios era obedecida y como resultado en cada ciudad y cada pueblo se levantaban monumentos a su gloria. Su verdad era proclamada en todo el mundo.--Joyas de los Testimonios 3:296, 297.