Servicio Cristiano

Capítulo 10

Los métodos

De casa en casa

De igual importancia que los esfuerzos públicos especiales es la obra que se realiza de casa en casa. En las grandes ciudades hay ciertas clases que no pueden ser alcanzadas por las reuniones públicas. Estas deben buscarse como el pastor busca a su oveja perdida. Debe realizarse esfuerzo diligente y personal en su favor. Cuando se descuida la obra personal, se pierden muchas oportunidades preciosas, las que, si fueran aprovechadas, harían progresar decididamente la obra.--Testimonies for the Church 9:111.

Se necesitan tanto los actos como las palabras de simpatía. Cristo hizo preceder la presentación de su mensaje por actos de amor y benevolencia. Vayan estos obreros de casa en casa, ayudando donde haga falta, y, a medida que se presente la oportunidad, relaten la historia de la cruz. Cristo ha de ser su texto. No necesitan espaciarse en temas doctrinales; hablen ellos de la obra y el sacrificio de Cristo. Aférrense a su justicia, y revelen en su vida su pureza.--Testimonies for the Church 7:228.

Dios no hace acepción de personas. El empleará a los cristianos humildes y devotos, aun cuando no hayan recibido instrucción tan cabal como la que recibieron algunos otros. Dedíquense los tales a servirle trabajando de casa en casa. Sentados al lado del hogar, pueden, si son humildes, discretos y piadosos, hacer más de lo que podría hacer un ministro ordenado para satisfacer las necesidades reales de las familias.--Joyas de los Testimonios 3:84.

Los miembros de nuestras iglesias deben hacer más trabajo de casa en casa, dando estudios bíblicos y repartiendo impresos.--Joyas de los Testimonios 3:346.

Aquellos que se ocupan en la obra de casa en casa hallarán oportunidades para servir de muchas maneras. Han de orar por los enfermos y hacer todo lo que esté a su alcance para aliviarlos del sufrimiento. Han de trabajar entre los humildes, los pobres y los oprimidos. Debemos orar por y con los desvalidos que no tienen fuerza de voluntad para gobernar los apetitos que la pasión ha degradado. Debe hacerse un esfuerzo ferviente y perseverante para lograr la salvación de aquellos en cuyo corazón se ha despertado el interés. Muchos pueden ser alcanzados solamente por actos de desinteresada bondad. Sus necesidades físicas deben ser aliviadas en primer lugar. Cuando vean una evidencia de nuestro amor abnegado, les será más fácil creer en el amor de Cristo.--Testimonies for the Church 6:83, 84.

Vayan los obreros de casa en casa, abriendo la Biblia a la gente, haciendo circular las publicaciones, hablando a otros de la luz que ha bendecido sus propias almas.--Testimonies for the Church 9:123.

Nuestro Salvador iba de casa en casa, sanando a los enfermos, consolando a los que lloraban, calmando a los afligidos, hablando palabras de paz a los desconsolados. Tomaba los niños en sus brazos, los bendecía y decía palabras de esperanza y consuelo a las cansadas madres. Con inagotable ternura y amabilidad, encaraba toda forma de desgracia y aflicción humanas. No trabajaba para sí, sino para los demás. Era siervo de todos. Era su comida y bebida dar esperanza y fuerza a todos aquellos con quienes se relacionaba.--Obreros Evangélicos, 196.

La presentación de la verdad con amor y sencillez, de casa en casa, está en armonía con la instrucción que Cristo dió a sus discípulos cuando los envió en su primer viaje misionero. Muchos serán alcanzados por medio de los cantos de alabanza, y por oraciones humildes y fervientes. El Obrero divino estará presente para impartir convicción a los corazones. "Yo estoy con vosotros siempre", es su promesa. Con la seguridad de la constante presencia de un ayudador tal, podemos trabajar con fe, esperanza y ánimo.--Testimonies for the Church 9:34.

Se necesitan quienes trabajen de casa en casa. El Señor pide que se hagan esfuerzos decididos en lugares donde la gente no conoce la verdad bíblica. Se necesita cantar, orar y dar estudios bíblicos en los hogares de la gente. Ahora, ahora mismo, es el momento de obedecer la comisión: "Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado." Los que hagan esta obra deben tener un conocimiento apropiado de las Escrituras. El "escrito está" debe ser su arma de defensa.--Consejos para los Maestros Padres y Alumnos acerca de la Educación Cristiana, 417.

Mis hermanos y hermanas, visitad a los que viven cerca de vosotros, y por la simpatía y la bondad procurad alcanzar sus corazones. Aseguraos de trabajar de una manera que quite el prejuicio en lugar de crearlo. Y recordad que aquellos que conocen la verdad para este tiempo, y, sin embargo, limitan sus esfuerzos a sus propias iglesias, rehusando trabajar para sus vecinos inconversos, serán llamados a rendir cuenta de sus deberes no cumplidos.--Testimonies for the Church 9:34.

En esta primera gira, los discípulos debían ir solamente adonde Jesús había estado antes y había conquistado amigos. Su preparación para el viaje había de ser de lo más sencilla. No debían permitir que cosa alguna distrajese su atención de su gran obra, despertase oposición o cerrase la puerta a labores ulteriores. No debían adoptar la indumentaria de los maestros religiosos, ni usar atavíos que los distinguiesen de los humildes campesinos. No debían entrar en las sinagogas y convocar a las gentes a cultos públicos; sus esfuerzos debían limitarse al trabajo de casa en casa. No habían de malgastar tiempo en saludos inútiles, ni en ir de casa en casa para ser agasajados. Pero en todo lugar debían aceptar la hospitalidad de los que fuesen dignos, de los que les diesen bienvenida cordial como si recibiesen al mismo Jesús. Debían entrar en la morada con el hermoso saludo: "Paz sea a esta casa". Ese hogar iba a ser bendecido por sus oraciones, sus cantos de alabanza, y la presentación de las Escrituras en el círculo de la familia.--El Deseado de Todas las Gentes, 304, 305.

Visitad a vuestros vecinos de una manera amigable y trabad relación con ellos... Los que no realizan esta obra, los que actúan con la indiferencia que algunos han manifestado, perderán pronto su primer amor, y comenzarán a censurar, criticar y condenar a sus propios hermanos.--The Review and Herald, 13 de mayo de 1902.

Los esfuerzos del apóstol no se limitaban a la predicación pública; habría muchos que no podrían ser alcanzados de esa manera. Pasaba mucho tiempo en el trabajo de casa en casa, aprovechando el trato del círculo familiar. Visitaba a los enfermos y tristes, consolaba a los afligidos y animaba a los oprimidos. En todo lo que decía y hacía, magnificaba el nombre de Jesús. Así trabajaba "con flaqueza, y mucho temor y temblor". Temblaba de temor de que su enseñanza llevara el sello humano en lugar del divino.--Los Hechos de los Apóstoles, 203, 204.

Id a vuestros vecinos visitándolos uno por uno, y acercaos a ellos hasta que sus corazones sean calentados por vuestro interés y vuestro amor abnegado. Simpatizad con ellos, orad con ellos, vigilad las oportunidades de hacerles bien, y cuando podáis, reunid a unos pocos y abrid la Palabra de Dios ante sus mentes entenebrecidas. Manteneos vigilantes como quien debe rendir cuenta de las almas de los hombres, y aprovechad hasta el máximo los privilegios que Dios os da de trabajar para él en su viña moral. No descuidéis hablar a vuestros vecinos, y hacerles todo el bien que podáis para que, de todos modos salvéis a algunos. Debemos buscar el espíritu que constriñó al apóstol Pablo a ir de casa en casa rogando con lágrimas, y enseñando "arrepentimiento para con Dios, y la fe en nuestro Señor Jesucristo."--The Review and Herald, 13 de marzo de 1888.

El Señor me ha presentado la obra que debe ser hecha en las ciudades. Los creyentes que se encuentran en ellas deben trabajar para Dios en el vecindario de sus moradas. Deben trabajar queda y humildemente, llevando consigo doquiera vayan una atmósfera celestial.--Joyas de los Testimonios 3:346.

El auditorio de una sola alma

La obra de Cristo consistió mayormente en entrevistas personales. Tenía una fiel consideración por el auditorio de una sola alma. Por esta sola alma, el conocimiento recibido era comunicado a millares.--Joyas de los Testimonios 2:402.

Se sentía débil y cansado, pero no descuidó la oportunidad de hablar a una mujer sola, aunque era una extraña, enemiga de Israel y vivía en abierto pecado.--El Deseado de Todas las Gentes, 162.

El Salvador no esperaba que se reuniesen congregaciones. Muchas veces empezaba sus lecciones con unos pocos reunidos en derredor suyo. Pero uno a uno los transeúntes se detenían para escuchar, hasta que una multitud oía con asombro y reverencia las palabras de Dios pronunciadas por el Maestro enviado del cielo. El que trabaja para Cristo no debe pensar que no puede hablar con el mismo fervor a unos pocos oyentes que a una gran compañía. Tal vez haya uno solo para oir el mensaje; pero, ¿quién puede decir cuán abarcante será su influencia? Parecía asunto sin importancia, aun para los discípulos, que el Salvador dedicase su tiempo a una mujer de Samaria. Pero él razonó con ella con más fervor y elocuencia que con reyes, consejeros o pontífices. Las lecciones que le dió han sido repetidas hasta los confines más remotos de la tierra.--El Deseado de Todas las Gentes, 162.

El toque personal

Hay que entrar en íntimo contacto con el pueblo por medio del esfuerzo personal. Si se dedicara menos tiempo a sermonear, y más al servicio personal, se conseguirían mayores resultados.--El Ministerio de Curación, 133.

El Señor desea que su palabra de gracia penetre en toda alma. En gran medida esto debe realizarse mediante un trabajo personal. Este fué el método de Cristo.--Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 210.

Los que tuvieron más éxito en la obra de ganar almas fueron hombres y mujeres que no se enorgullecían de su capacidad, sino que con humildad y fe trataban de ayudar a los que los rodeaban. Jesús hizo esta misma obra. El se acercaba a aquellos a quienes deseaba alcanzar.--Obreros Evangélicos, 203.

Con la simpatía de Cristo hemos de tratar de despertar su interés en los grandes asuntos de la vida eterna. Quizá su corazón parezca tan duro como el camino transitado, y tal vez sea aparentemente un esfuerzo inútil presentarles al Salvador; pero en ocasiones cuando quizá la lógica no pueda conmover, y los argumentos sean inútiles para convencer, el amor de Cristo, revelado en una obra personal, puede ablandar un corazón pétreo, de manera que la semilla de la verdad pueda arraigarse.--Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 48, 49.

Alcanzad a aquellos que os rodean por medio del trabajo personal. Trabad relaciones con ellos. La predicación no realizará la obra que debe ser hecha. Los ángeles de Dios os asistirán acompañándoos a las moradas de las personas a quienes visitéis. Esta obra no puede hacerse por medio de apoderados. El dinero prestado o donado no la realizará. Tampoco la harán los sermones. Al visitar a la gente, y conversar, orar y simpatizar con ella, ganaréis sus corazones. Esta es la obra misionera más elevada que pueda realizarse. Para hacerla, necesitaréis una fe resuelta y perseverante, una paciencia invariable y un profundo amor a las almas.--Testimonies for the Church 9:41.

Con el llamamiento de Juan, Andrés, Simón, Felipe y Natanael, empezó la fundación de la iglesia cristiana. Juan dirigió a dos de sus discípulos a Cristo. Entonces uno de éstos. Andrés, halló a su hermano, y lo llevó al Salvador. Luego Felipe fué llamado, y buscó a Natanael. Estos ejemplos deben enseñarnos la importancia del esfuerzo personal, de dirigir llamamientos directos a nuestros parientes, amigos y vecinos. Hay quienes durante toda la vida han profesado conocer a Cristo, y sin embargo, no han hecho nunca un esfuerzo personal para traer siquiera un alma al Salvador. Dejan todo el trabajo al predicador. Tal vez él esté bien preparado para su vocación, pero no puede hacer lo que Dios ha dejado para los miembros de la iglesia.

Son muchos los que necesitan el ministerio de corazones cristianos amantes. Muchos han descendido a la ruina cuando podrían haber sido salvados si sus vecinos, hombres y mujeres comunes, hubiesen hecho algún esfuerzo personal en su favor. Muchos están aguardando a que se les hable personalmente. En la familia misma, en el vecindario, en el pueblo en que vivimos, hay para nosotros trabajo que debemos hacer como misioneros de Cristo. Si somos creyentes, esta obra será nuestro deleite. Apenas se ha convertido uno cuando nace en él el deseo de dar a conocer a otros cuán precioso amigo ha hallado en Jesús. La verdad salvadora y santificadora no puede quedar encerrada en su corazón.--El Deseado de Todas las Gentes, 115, 116.

Uno de los medios más eficaces por los cuales se puede comunicar la luz, es por el esfuerzo privado y personal. En el círculo de la familia, en los hogares de nuestros vecinos, al lado de los enfermos, muy quedamente podemos leer las Escrituras y decir una palabra en favor de Jesús y la verdad. Así podemos sembrar una semilla preciosa que brotará y dará fruto.--Joyas de los Testimonios 3:62.

La sal tiene que unirse a la materia a la cual se la añade; tiene que entrar e infiltrarse para preservar. Así, por el contacto y la asociación personales, el poder salvador del Evangelio llega hasta el hombre. No se salvan en grupos, sino individualmente. La influencia personal es un poder. Tenemos que acercarnos a los que queremos mejorar.--El Discurso Maestro de Jesucristo, 36.

Jesús veía en toda alma un ser al cual debía llamarse a su reino. Alcanzaba el corazón de la gente yendo entre ella como quien desea su bien. La buscaba en las calles, en las casas privadas, en los barcos, en la sinagoga, a orillas del lago, en la fiesta de bodas. Se encontraba con ella en sus vocaciones diarias y manifestaba interés en sus asuntos seculares. Llevaba sus instrucciones hasta la familia, poniéndola, en el hogar, bajo la influencia de su presencia divina. Su intensa simpatía personal le ayudaba a ganar los corazones.--El Deseado de Todas las Gentes, 125.

Sólo el método de Cristo permitirá éxito en alcanzar al pueblo. El Salvador se trataba con los hombres como alguien que deseaba su bien. Les mostraba simpatía, atendía sus necesidades, y se ganaba su confianza. Entonces les decía: "Seguidme".--El Ministerio de Curación, 133.

Hemos de obrar como lo hizo Cristo. Doquiera él estuviera: en la sinagoga, junto al camino, en un bote algo alejado de tierra, en el banquete del fariseo o en la mesa del publicano, hablaba a las gentes de las cosas concernientes a la vida superior. Relacionaba la naturaleza y los acontecimientos de la vida diaria con las palabras de verdad. Los corazones de sus oyentes eran atraídos hacia él porque había sanado a sus enfermos, había consolado a los afligidos, y tomando a sus niños en sus brazos, los había bendecido. Cuando abría los labios para hablar, la atención se concentraba en él, y cada palabra era para algún alma sabor de vida para vida.

Así debe ser con nosotros. Doquiera estemos, hemos de procurar aprovechar las oportunidades que se nos presenten para hablar a otros del Salvador. Si seguimos el ejemplo de Cristo en hacer bien, los corazones se nos abrirán como se le abrían a él. No bruscamente, sino con tacto impulsado por el amor divino, podremos hablarles de Aquel que es "señalado entre diez mil", y "todo él codiciable". Esta es la obra suprema en la cual podemos emplear el talento del habla. Dicho talento nos ha sido dado para que podamos presentar a Cristo como el Salvador que perdona el pecado.--Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 309, 310.

Su presencia introducía una atmósfera más pura en el hogar, y su vida era como levadura que obrase entre los elementos de la sociedad. Inocente e inmaculado, andaba entre los irreflexivos, los toscos y descorteses, entre los deshonestos publicanos, los temerarios pródigos, los injustos samaritanos, los soldados paganos, los rudos campesinos y la turba mixta. Pronunciaba una palabra de simpatía aquí y otra allí, al ver a los hombres cansados, y sin embargo obligados a llevar pesadas cargas. Compartía sus cargas, y les repetía las lecciones que había aprendido de la naturaleza acerca del amor, la bondad y la benignidad de Dios.

Enseñaba a todos a considerarse dotados de talentos preciosos que, si los empleaban debidamente, les granjearían riquezas eternas. Arrancaba toda vanidad de la vida, y por su propio ejemplo enseñaba que todo momento del tiempo está cargado de resultados eternos; que ha de apreciarse como un tesoro, y emplearse con propósitos santos. No pasaba por alto a ningún ser humano como indigno, sino que procuraba aplicar a cada alma el remedio salvador. En cualquier compañía donde se encontrase, presentaba una lección apropiada al momento y las circunstancias. Procuraba inspirar esperanza a los más toscos y menos promisorios, presentándoles la seguridad de que podrían llegar a ser sin culpa e inocentes, y adquirir un carácter que los revelase como hijos de Dios. Con frecuencia se encontraba con aquellos que habían caído bajo el dominio de Satanás, y que no tenían fuerza para escapar de su lazo. A una persona tal, desalentada, enferma, tentada y caída, Jesús dirigía palabras de la más tierna compasión, palabras que eran necesarias y podían ser comprendidas. A otros encontraba que estaban luchando mano a mano con el adversario de las almas. Los estimulaba a perseverar, asegurándoles que vencerían; porque los ángeles de Dios estaban de su parte y les darían la victoria.--El Deseado de Todas las Gentes, 73, 74.

El reavivamiento espiritual y la labor personal combinados

Cuando ocurre un reavivamiento en las iglesias, se produce porque alguien busca fervorosamente la bendición de Dios. Tiene hambre y sed de Dios; pide con fe, y recibe de acuerdo con ella. Empieza a trabajar con fervor, sintiendo su gran dependencia del Señor, y las almas se despiertan para buscar una bendición similar. Entonces los corazones de los hombres disfrutarán de una experiencia de refrigerio. La obra extensiva no será descuidada. Los planes más amplios serán trazados en tiempo oportuno; pero el esfuerzo y el interés individual por vuestros amigos y vecinos hará mucho más de lo que puede estimarse. Es por falta de esta clase de labor por lo que las almas por las cuales Cristo murió están pereciendo.

Un alma es de infinito valor; pues el Calvario habla de su precio. Un alma, ganada para la verdad, será el instrumento para ganar a otros, y habrá un resultado creciente de bendición y salvación. Vuestro trabajo puede realizar mayor bien verdadero que las reuniones más extensas si falta el esfuerzo personal. Cuando ambos tipos de obra se combinan, con la bendición de Dios, puede hacerse un trabajo más perfecto y acabado; pero si podemos realizar sólo una parte, ésta debe ser la obra individual de abrir las Escrituras en los hogares, haciendo llamamientos personales, y hablando amigablemente con los miembros de la familia, no acerca de cosas de pequeña importancia, sino de los grandes temas de la redención. Hacedles ver que vuestros corazones están agobiados por la salvación de las almas.--The Review and Herald, 13 de marzo de 1888.

Id a la gente

No hemos de esperar que las almas vengan a nosotros; debemos buscarlas donde estén. Cuando la Palabra ha sido predicada en el púlpito, la obra sólo ha comenzado. Hay multitudes que nunca recibirán el Evangelio a menos que éste les sea llevado.--Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 210.

La comisión evangélica es la magna carta misionera del reino de Cristo. Los discípulos habían de trabajar fervorosamente por las almas, dando a todos la invitación de misericordia. No debían esperar que la gente viniera a ellos; sino que debían ir ellos a la gente con su mensaje.--Los Hechos de los Apóstoles, 23.

Invitad a la gente a vuestro hogar para estudiar la Biblia

Invitad a vuestros vecinos a vuestra casa, y leedles trozos de la Biblia y de libros que expliquen sus verdades. Invitadlos a que se unan con vosotros en el canto y la oración. En estas pequeñas reuniones Cristo mismo estará presente, tal como lo prometió, y su gracia tocará los corazones.--El Ministerio de Curación, 142.

Mientras estaba en Efeso, Apolos "comenzó a hablar confiadamente en la sinagoga". Entre los oyentes estaban Aquila y Priscila, quienes, percibiendo que no había recibido todavía toda la luz del Evangelio, "le tomaron, y le declararon más particularmente el camino de Dios". Por su enseñanza, adquirió una comprensión más clara de las Escrituras, y llegó a ser uno de los abogados más capaces de la fe cristiana.--Los Hechos de los Apóstoles, 218.

Sed sociables

A todos los que trabajan con Cristo quiero decir: Cuandoquiera que podáis obtener acceso a la gente en su hogar, aprovechad la oportunidad. Tomad vuestra Biblia, y abrid ante las personas sus grandes verdades. Vuestro éxito no dependerá tanto de vuestro saber y talento como de vuestra capacidad para conquistar corazones. Siendo sociables y acercándoos a la gente, podréis atraer la corriente de sus pensamientos más fácilmente que por el discurso más capaz. La presentación de Cristo en la familia, en el hogar o en pequeñas reuniones en casas particulares, gana a menudo más almas para Jesús que los sermones predicados al aire libre, a la muchedumbre agitada o aun en salones o capillas.--Obreros Evangélicos, 201.

El ejemplo de Cristo, al vincularse con los intereses de la humanidad, debe ser seguido por todos los que predican su Palabra y por todos los que han recibido el Evangelio de su gracia. No hemos de renunciar a la comunión social. No debemos apartarnos de los demás. A fin de alcanzar a todas las clases, debemos tratarlas donde se encuentren. Rara vez nos buscarán por su propia iniciativa. No sólo desde el púlpito han de ser los corazones humanos conmovidos por la verdad divina. Hay otro campo de trabajo, más humilde tal vez, pero tan plenamente promisorio. Se halla en el hogar de los humildes y en la mansión de los encumbrados; junto a la mesa hospitalaria, y en las reuniones de inocente placer social.--El Deseado de Todas las Gentes, 125.

Cristo no era exclusivista, y había ofendido especialmente a los fariseos al apartarse, en este respecto, de sus rígidas reglas. Halló el dominio de la religión rodeado por altas murallas de separación, como si fuera demasiado sagrado para la vida diaria, y derribó esos muros de separación. En su trato con los hombres, no preguntaba: ¿Cuál es vuestro credo? ¿A qué iglesia pertenecéis? Ejercía su facultad de ayudar en favor de todos los que necesitaban ayuda. En vez de aislarse en una celda de ermitaño a fin de mostrar su carácter celestial, trabajaba fervientemente por la humanidad. Inculcaba el principio de que la religión de la Biblia no consiste en la mortificación del cuerpo. Enseñaba que la religión pura y sin mácula no está destinada solamente a horas fijas y ocasiones especiales. En todo momento y lugar, manifestaba amante interés por los hombres, y difundía en derredor suyo la luz de una piedad alegre.--El Deseado de Todas las Gentes, 69, 70.

Frente a sus prejuicios, aceptaba la hospitalidad de este pueblo despreciado. Dormía bajo sus techos, comía en sus mesas--participando de los alimentos preparados y servidos por sus manos,--enseñaba en sus calles, y lo trataba con la mayor bondad y cortesía.--El Deseado de Todas las Gentes, 161.

Manifestad interés y simpatía

Los que pelean la batalla de la vida con grandes desventajas pueden ser refrigerados y fortalecidos por pequeñas atenciones que nada cuestan. Las palabras bondadosas dichas con sencillez, las pequeñas atenciones concedidas sin artificio, barrerán las nubes de la tentación y la duda acumuladas sobre el alma. La verdadera y cordial expresión de una simpatía semejante a la de Cristo, manifestada con simplicidad, tiene poder para abrir las puertas de los corazones que necesitan el simple, delicado toque del Espíritu de Cristo.--Testimonies for the Church 9:30.

Millares de corazones pueden ser alcanzados de esta manera muy sencilla y humilde. Los más intelectuales, aquellos que son considerados y alabados como los hombres y mujeres más talentosos del mundo, quedan con frecuencia refrigerados por las sencillas palabras que fluyen de un corazón que ama a Dios y que puede hablar de ese amor con tanta naturalidad como los mundanos hablan de las cosas que su mente contempla y recibe como alimento. Con frecuencia las palabras bien preparadas y estudiadas tienen poca influencia. Pero las palabras veraces y sinceras de un hijo o una hija de Dios, dichas con sencillez natural, abrirán la puerta de corazones que habían estado durante mucho tiempo cerrados.--Joyas de los Testimonios 2:402.

Presentad relatos personales

Aquellos que se han vestido de Cristo relatarán su experiencia, reproduciendo paso a paso la dirección del Espíritu Santo: su hambre y sed por el conocimiento de Dios y de Cristo Jesús, a quien él ha enviado; el resultado de escudriñar las Escrituras; sus oraciones, la agonía de su alma, y las palabras de Cristo a ellos dirigidas: "Tus pecados te son perdonados". No es natural que alguien mantenga secretas estas cosas, y aquellos que están llenos del amor de Cristo no lo harán. Su deseo de que otros reciban las mismas bendiciones estará en proporción con el grado en que el Señor los haya hecho depositarios de la verdad sagrada. Y a medida que hagan conocer los ricos tesoros de la gracia de Dios, les será impartida cada vez más la gracia de Cristo.--Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 116.

Poned en acción toda vuestra energía espiritual. Decid a aque los a quienes visitáis que el fin de todas las cosas está cerca. El Señor Jesucristo abrirá la puerta de sus corazones, y hará sobre sus mentes impresiones duraderas. Luchad por despertar a los hombres y mujeres de su insensibilidad espiritual. Contadles cómo hallasteis a Jesús, y cuán bendecidos habéis sido desde que os pusisteis a su servicio. Referidles las bendiciones que habéis gozado al sentaros a los pies de Jesús, y aprender preciosas lecciones de su Palabra. Habladles de la alegría y del gozo que acompañan a la vida cristiana. Vuestras palabras cálidas y fervientes los convencerán de que habéis hallado la perla de gran precio. Demuestren vuestras palabras animadoras y alegres que ciertamente habéis hallado el camino mejor. Esta es la obra misionera verdadera, y al efectuarla, muchos despertarán como de un sueño.--Testimonies for the Church 9:38.

Aquellos a quienes Dios emplea como sus instrumentos pueden ser considerados por algunos como ineficientes; pero si ellos pueden orar, si con sencillez pueden expresar la verdad porque la aman, les será posible alcanzar a la gente por el poder del Espíritu Santo. A medida que presenten la verdad con sencillez, leyendo de la Palabra de Dios, o recordando incidentes de su vida, el Espíritu Santo hace una impresión en la mente y el carácter. La voluntad llega a subordinarse a la voluntad de Dios; la verdad hasta allí no comprendida llega al corazón con viva convicción, y se convierte en una realidad espiritual.--Testimonies for the Church 6:444.

Ilustraciones eficaces

Variaba [Jesús] sus mensajes de mísericordia para adaptarlos a su auditorio. Sabía "hablar en sazón palabra al cansado" porque la gracia se derramaba de sus labios, a fin de inculcar en los hombres los tesoros de la verdad de la manera más atrayente. Tenía tacto para tratar con los espíritus llenos de prejuicios, y los sorprendía con ilustraciones que conquistaban su atención. Mediante la imaginación, llegaba al corazón. Sacaba sus ilustraciones de las cosas de la vida diaria, y aunque eran sencillas, tenían una admirable profundidad de significado. Las aves del aire, los lirios del campo, la semilla, el pastor y las ovejas, eran objetos con los cuales Cristo ilustraba la verdad inmortal; y desde entonces, siempre que sus oyentes veían estas cosas de la naturaleza, recordaban sus palabras. Las ilustraciones de Cristo repetían constantemente sus lecciones.--El Deseado de Todas las Gentes, 214.

Los apóstoles se esforzaron por impartir a estos idólatras un conocimiento del Dios Creador y de su Hijo, el Salvador de la especie humana. Primero atrajeron su atención a las obras admirables de Dios, que son el sol, la luna y las estrellas, el hermoso orden de las estaciones sucesivas, las altas montañas cubiertas de nieve, los frondosos árboles, y otras varias maravillas de la naturaleza, que demostraban una habilidad que superaba la comprensión humana. Por medio de estas obras del Todopoderoso, los apóstoles dirigieron la mente de los paganos a la contemplación del gran Gobernante del universo.--Los Hechos de los Apóstoles, 146.

Presentad los fundamentos prácticos

Pablo era un orador elocuente. Antes de su conversión, había tratado a menudo de impresionar a sus oyentes con los vuelos de la oratoria. Pero ahora puso todo eso a un lado. En lugar de entregarse a descripciones poéticas y cuadros fantásticos que pudieran complacer los sentidos y alimentar la imaginación, pero que no podrían alcanzar la experiencia diaria, Pablo trataba, mediante el uso de un lenguaje sencillo, de introducir en el corazón las verdades de vital importancia. Las presentaciones fantásticas de la verdad pueden provocar un éxtasis de sentimiento; pero demasiado a menudo las verdades presentadas de esta manera no proporcionan el alimento necesario para fortalecer al creyente para las batallas de la vida. Las necesidades inmediatas, las pruebas presentes de las almas que luchan, deberían satisfacerse con instrucción sana y práctica sobre los principios fundamentales del cristianismo.--Los Hechos de los Apóstoles, 204, 205.

Manteneos en la verdad afirmativa

A menudo, al tratar de presentar la verdad, se despertará oposición; pero si tratáis de hacerle frente con discusiones, sólo la multiplicaréis, y eso no podéis permitíroslo. Ateneos a la verdad afirmativa. Los ángeles de Dios os observan y saben cómo impresionar a aquellos cuya oposición rehusáis afrontar con discusiones. No os espaciéis en los puntos negativos de las preguntas que pudieran levantarse, sino concentrad vuestras mentes en las verdades afirmativas, y aferraos a ellas por medio de la oración ferviente y de una consagración sincera.--Testimonies for the Church 9:147, 148.

Representantes en los caminos de tránsito

Los que en respuesta al llamamiento de la hora han entrado en el servicio del Obrero Maestro, harán bien en estudiar sus métodos de trabajo. Durante su ministerio terrenal, el Salvador aprovechó las oportunidades para encontrarse en las grandes arterias de tránsito. Fué en Capernaum donde Jesús residía en los intervalos de sus viajes de aquí para allá, y ésta llegó a denominarse "su ciudad". Esta ciudad era adecuada para ser el centro de trabajo del Salvador. Siendo el camino de Damasco a Jerusalén y a Egipto, así como al Mar Mediterráneo, era un gran centro de viaje. Personas provenientes de muchos países pasaban por la ciudad, o se quedaban a descansar de sus viajes de aquí para allá. Aquí Jesús podía encontrarse con personas de todas las naciones y los rangos sociales, con los ricos y grandes, así como con los pobres y humildes; y sus lecciones serían llevadas a otros países y a muchos hogares. Así podía excitarse el interés en la investigación de las profecías; la atención sería dirigida al Salvador, y su misión sería presentada al mundo.--Testimonies for the Church 9:121.

En los mundialmente renombrados centros de salud y de afluencia de turistas, atestados de miles de personas que buscan salud y placer, deben estacionarse pastores y colportores capaces de llamar la atención de las multitudes. Vigilen estos obreros la oportunidad de presentar el mensaje para este tiempo, y realicen reuniones cuando tengan ocasión de hacerlo. Sean rápidos para aprovechar las oportunidades de hablar con la gente. Acompañados por el poder del Espíritu Santo, presenten a la gente el mensaje que dió Juan el Bautista: "Arrepentíos, que el reino de los cielos se ha acercado". Mateo 3:2. La Palabra de Dios ha de ser presentada con claridad y poder, para que los que tengan oídos para oir oigan la verdad. Así el Evangelio de la verdad presente será colocado en el camino de los que no lo conocen, y será aceptado por no pocos, y llevado por ellos a sus propios hogares en todas partes del mundo.--Testimonies for the Church 9:122.

Los libros El Ministerio de Curación y Lecciones Prácticas del Gran Maestro se hallan peculiarmente adaptados para usarse en centros de turismo, y debe hacerse todo lo posible para colocar ejemplares de estas obras en las manos de los que están ociosos y tienen inclinación a leer.--Testimonies for the Church 9:85.

Deben establecerse restaurantes de salud y salas de tratamiento. Nuestros esfuerzos en esta materia deben incluir los puntos de afluencia de público a orillas del mar. Así como la voz de Juan el Bautista fué oída en el desierto, cuando clamaba: "Preparad el camino del Señor", debe oírse la voz de los mensajeros del Señor en los grandes centros de turismo y en los centros balnearios.--Testimonies for the Church 7:55, 56.

Enviados de dos en dos

Llamando a los doce en derredor de sí, Jesús les ordenó que fueran de dos en dos por los pueblos y aldeas. Ninguno fué enviado solo, sino que el hermano iba asociado con el hermano, el amigo con el amigo. Así podían ayudarse y animarse mutuamente, consultando y orando juntos, supliendo cada uno la debilidad del otro. De la misma manera, envió más tarde a setenta. Era el propósito del Salvador que los mensajeros del Evangelio se asociaran de esta manera. En nuestro propio tiempo la obra de evangelización tendría mucho más éxito si se siguiera fielmente este ejemplo.--El Deseado de Todas las Gentes, 303.

Giras de evangelismo médico

Por las instrucciones que el Señor me ha dado repetidas veces, sé que algunos obreros debieran hacer en las ciudades y las aldeas giras de obra médico-misionera. Los que emprendan esta obra obtendrán una abundante cosecha de almas, tanto de las clases superiores de la sociedad como de las inferiores. Y para preparar el terreno para una obra tal nada iguala los esfuerzos de un fiel colportor.--Joyas de los Testimonios 3:370.

Evangelistas médico-misioneros

Actualmente se necesitan evangelistas médico-misioneros. No podéis consagrar muchos años a vuestra preparación. Muy pronto, las puertas abiertas hoy se cerrarán para siempre. Proclamad el mensaje ahora. No esperéis que el enemigo haya tenido ocasión de tomar posesión de los campos que se abren ahora delante de vosotros. Grupos pequeños deben ir a cumplir la obra que Cristo asignó a sus discípulos. Trabajen como evangelistas, repartiendo nuestros impresos, hablando de la verdad a las personas que encuentren. Oren por los enfermos, esforzándose por aliviarlos, no con drogas, sino con remedios naturales, enseñándoles a recuperar la salud y evitar la enfermedad.--Joyas de los Testimonios 3:371.

Hermanos y hermanas, consagraos al servicio del Señor. No dejéis pasar ninguna ocasión favorable. Visitad a los enfermos y dolientes y manifestadles interés verdadero. Si es posible, haced algo para su mejoría. Así ganaréis sus corazones y podréis hablarles del Salvador. Sólo la eternidad podrá revelar el alcance de una obra tal. Otros ramos de actividad se abrirán delante de aquellos que se muestren dispuestos a cumplir sus deberes inmediatos.--Joyas de los Testimonios 3:302.

Educación industrial

Hay un sinnúmero de familias pobres en cuyo beneficio no habría mejor obra misionera que la de ayudarlas a establecerse en el campo y enseñarles cómo sacar sustento de él. La necesidad de una ayuda e instrucción semejantes no queda circunscripta a las ciudades. En el campo también, a pesar de sus recursos, hay muchos pobres muy necesitados. Hay comunidades enteras faltas de educación industrial y de la sanidad. Hay familias que viven en chozas, con pocos muebles y escasa ropa, sin herramientas, sin libros, sin ningún desahogo ni medios de cultura. Almas embrutecidas, cuerpos debilitados y deformes, resultado patente de la herencia y de los malos hábitos. Esta gente debe ser educada desde el principio. Han llevado vidas desprovistas de todo, vidas de ocio y de corrupción, y necesitan que se les enseñen hábitos buenos.--El Ministerio de Curación, 182, 183.

Hay que prestar atención a la implantación de varias industrias que podrán dar empleo a familias pobres. Carpinteros, herreros, y en una palabra todo el que entiende de algún oficio, debe sentirse moralmente obligado a enseñar y ayudar a los ignorantes y desocupados.--El Ministerio de Curación, 184.

Los hacendados cristianos pueden desempeñar una misión verdadera ayudando a los pobres a encontrar casa en el campo, y enseñándoles a labrar la tierra y a hacerla productiva. Enséñenles el uso de los implementos agrícolas, el cultivo de diferentes especies, y la formación y el cuidado de huertos.--El Ministerio de Curación, 183.

En el servicio y asistencia a los pobres hay amplio campo para la actividad, tanto de mujeres como de hombres. La cocinera entendida, la mujer experimentada en el gobierno de la casa, la costurera, la enfermera: se necesita la ayuda de todas ellas. Enséñese a los de familias pobres a cocinar, a hacerse su propia ropa y a remendarla, a cuidar a los enfermos, y a atender debidamente sus casas. Enséñeseles a los muchachos y a las jóvenes algún oficio o trabajo útil.--El Ministerio de Curación, 184.

Invitad a la gente a reuniones evangélicas

Hay muchas cosas que pueden hacerse si solamente se dedica algún pensamiento a la obra. Muchos hay que no irán a la iglesia para escuchar la verdad predicada. Por medio de esfuerzos personales realizados con sencillez y sabiduría, éstos pueden ser persuadidos a dirigir sus pasos a la casa de Dios. La convicción puede dominar sus mentes en la primera oportunidad en que escuchan un discurso sobre la verdad presente. Si vuestras súplicas fueran rechazadas, no os desaniméis; perseverad hasta que el éxito corone vuestros esfuerzos.--The Review and Herald, 10 de junio de 1880.

Reunidlos en la Escuela Sabática

Otra labor en la cual muchos pueden ocuparse es la de reunir a los niños y a los jóvenes en la escuela sabática. Los jóvenes pueden trabajar en esta forma eficientemente en favor del amado Salvador. Pueden definir así el destino de las almas. Pueden hacer una obra en favor de la iglesia y del mundo cuya extensión y alcances nunca serán conocidos hasta el día del ajuste final de cuentas, cuando el "Bien hecho" sea dado a los buenos y los fieles.--The Review and Herald, 10 de junio de 1880.

Por la pluma y de viva voz

Por la pluma y de viva voz proclamad que Jesús vive para hacer intercesión por nosotros. Unidos con el gran Obrero Maestro, seguid al abnegado Redentor en su peregrinaje de amor por la tierra.--The Review and Herald, 24 de junio de 1893.

Algunos trabajarán de un modo y otros de otro, según la manera en que el Señor los llame y conduzca. Pero todos deben trabajar en armonía, esforzándose por mantener en la obra un carácter de perfecta unidad. De viva voz y por la pluma deben trabajar para él.--Joyas de los Testimonios 3:294.

Cristo crucificado: hablad esta verdad, orad acerca de ella, cantadla, y ella quebrantará y ganará los corazones.--Testimonies for the Church 6:67.

La pluma es un poder en las manos de los hombres que sienten la verdad ardiendo en el altar de sus corazones, y que tienen un celo inteligente por Dios, equilibrado con sano juicio. La pluma, mojada en la fuente de la verdad pura, puede hacer llegar los rayos de la luz a los oscuros rincones de la tierra, los cuales reflejarán de vuelta esos rayos, añadiéndole nuevo poder a la luz y acrecentándola para ser esparcida por doquiera.--Life Sketches of Ellen G. White, 214.

Nuestros ministros no deben dedicar todas sus facultades a predicar discursos, dejando que la obra termine allí. Deben instruir a los miembros de la iglesia acerca de cómo abordar y desempeñar este ramo de la obra [obra misionera por correspondencia], que es para nuestras sociedades misioneras y de publicaciones como una rueda dentro de otra rueda. El movimiento de esta rueda interna mantiene en acción saludable y poderosa la rueda externa. Si esta rueda interna cesa en su acción, el resultado podrá verse en una vida y en una actividad disminuidas en la sociedad misionera y de publicaciones.--The Review and Herald, 10 de junio de 1880.

No os canséis de la labor misionera vigilante. Esta es una tarea en la que todos podéis ocuparos con éxito, si solamente os relacionáis con Dios. Antes de escribir cartas para hacer preguntas, siempre elevad vuestros corazones a Dios en oración pidiendo éxito en la tarea de recoger algunas ramas silvestres que puedan ser injertadas en la vid verdadera, y que lleven fruto para la gloria de Dios. Todos los que con humilde corazón tomen parte en esta obra, estarán educándose de continuo como obreros en la viña del Señor.--The Review and Herald, 10 de junio de 1880.