Servicio Cristiano

Capítulo 16

El movimiento de expansión de la iglesia

El plan divino

No es el propósito de Dios que sus hijos formen colonias o se establezcan juntos en grandes comunidades. Los discípulos de Cristo son sus representantes en la tierra, y Dios quiere que estén dispersados por todo el país, en pueblos, ciudades y aldeas, como luces en medio de las tinieblas del mundo.--Joyas de los Testimonios 3:248, 249.

El plan de colonizar, o trasladarse de diferentes localidades donde existe sólo poca fuerza o influencia, concentrando la influencia de muchos en una sola localidad, resulta en quitar la luz de los lugares donde Dios quisiera que brillara.--Testimonies for the Church 2:633.

Si la iglesia de Cristo cumpliera el propósito del Señor, se derramaría luz sobre todos cuantos moran en las tinieblas y en regiones de sombra de muerte. En vez de agruparse y rehuir la responsabilidad y el peso de la cruz, los miembros de la iglesia deberían dispersarse por todos los países para irradiar la luz de Cristo y trabajar como él por la salvación de las almas. Así este "Evangelio del reino" sería pronto llevado a todo el mundo.--El Discurso Maestro de Jesucristo, 42.

Hermanos y hermanas, ¿por qué revolotear sobre las iglesias? Estudiad la parábola de la oveja perdida y salid como verdaderos pastores, buscando al descarriado que está en el desierto del pecado. Rescatad al que perece.--The Review and Herald, 12 de diciembre de 1893.

Los miembros laicos de nuestras iglesias pueden efectuar una obra que, hasta aquí, apenas han comenzado. Nadie debe mudarse a lugares nuevos, meramente por causa de las ventajas mundanales; sino que, donde haya oportunidad de ganarse la vida, debieran situarse familias que estén bien cimentadas en la verdad, una o dos familias en cada lugar, para trabajar como misioneros. Las tales deben sentir amor por las almas, y una preocupación de trabajar por ellas, y deben estudiar cómo traerlas a la verdad. Pueden distribuir nuestras publicaciones, realizar reuniones en sus hogares, relacionarse con sus vecinos, e invitarlos a estas reuniones. Así pueden hacer brillar su luz por sus buenas obras.--Testimonies for the Church 8:245.

Hermanos que deseen cambiar de ubicación, que tengan en vista la gloria de Dios y sientan que descansa sobre ellos una responsabilidad individual de hacer bien a otros, de salvar a las almas por las cuales Cristo no perdonó su preciosa vida, debieran mudarse a pueblos y aldeas donde haya muy poca o ninguna luz, donde puedan ser de verdadera utilidad, y bendecir a otros por medio de su trabajo y experiencia. Se necesitan misioneros que vayan a las aldeas y pueblos y enarbolen el estandarte de la verdad, a fin de que Dios pueda tener sus testigos diseminados por toda la tierra para que la luz de la verdad pueda penetrar allí donde aún no ha llegado, y el estandarte de la fe sea levantado donde no es aún conocido.--Testimonies for the Church 2:115.

Nada despierta el celo abnegado ni ensancha y fortalece el carácter tanto como el trabajar por otros. Muchos cristianos profesos, al buscar relaciones en la iglesia, piensan sólo en sí mismos. Quieren gozar de la comunión de la iglesia y de los cuidados del pastor. Se hacen miembros de iglesias grandes y prósperas, y se contentan con hacer muy poco por los demás. Así se privan de las más preciosas bendiciones. Muchos sacarían gran provecho si sacrificaran sus relaciones sociales agradables que llevan al ocio. Necesitan ir adonde sus energías sean requeridas para la obra cristiana, y a donde puedan aprender a hacer honor a sus responsabilidades.--El Ministerio de Curación, 141.

Hay en Norteamérica miles de lugares donde podría iniciarse la obra, en los cuales el estandarte de la verdad nunca ha sido elevado, donde la proclamación de la verdad nunca ha sido escuchada. Y hay miles que podrían entrar en el campo de la mies, y que ahora se hallan religiosamente ociosos, como resultado de lo cual están arruinando su camino al cielo, y expresando su duda con respecto a si son cristianos. Su necesidad consiste en una unión vital con Cristo Jesús. Entonces podrá decirse de ellos: "Sois colaboradores con Dios." Quiero decir a muchos: ¿Estáis esperando que alguien os lleve a la viña y os ponga a trabajar, o que os traiga la viña a vosotros, a fin de no experimentar ningún inconveniente en el trabajo? Esperaréis en vano. Si eleváis vuestros ojos, veréis la mies madura, lista para la siega, cualquiera sea la dirección en que observéis; encontraréis trabajo que hacer cerca y lejos.

Pero, ¿de cuántos dirá Cristo en el día del juicio: "Buen siervo y fiel"? Me pregunto cómo se deben sentir los ángeles cuando ven que el fin se acerca, y aquellos que pretenden tener un conocimiento de Dios y de Jesucristo a quien él ha enviado, se amontonan en un lugar, lo colonizan, y asisten a las reuniones, sintiéndose insatisfechos si no hay mucha predicación para beneficiar sus almas y fortalecer a la iglesia, mientras ellos no hacen literalmente nada. ... Si sus perspectivas temporales y financieras no son tan prósperas por mudarse a localidades donde la verdad no ha sido proclamada, o donde ha habido tan sólo un vacilante centelleo de la luz, ¿no estarán haciendo precisamente la obra que Jesús ha hecho para salvarlos?--Boletín de la Asociación General, 1893, 131.

Vemos la gran necesidad de obra misionera para llevar la verdad no solamente a los países extranjeros, sino a las personas que viven cerca de nosotros. A nuestro alrededor hay ciudades y pueblos en los cuales no se hace ningún esfuerzo para salvar almas. ¿Por qué no se establecen en estas ciudades y pueblos algunas familias que conocen la verdad presente, para implantar allí el estandarte de Cristo, trabajando con humildad, no según sus propios métodos, sino según los métodos de Dios para llevar la luz a los que no la conocen?

Cuando la iglesia tenga verdaderamente el espíritu del mensaje, estas familias aplicarán todas sus energías a la obra de salvar a las almas por las cuales Cristo murió. Entrarán en nuevos campos. Algunos que no han sido ordenados al ministerio trabajarán como colaboradores con Dios visitando las iglesias, tratando de fortalecer lo que todavía queda y que está a punto de fenecer. Habrá miembros laicos que se mudarán a pueblos y ciudades, y a lugares aparentemente apartados, para permitir que la luz que Dios les ha dado brille e ilumine a los demás. Algunos de aquellos con quienes se encuentren no parecerán ser las personas más promisorias, pero la única pregunta será: ¿Llegarán a estar en armonía con Cristo? ¿Llegarán a ser participantes de su espíritu, de manera que su influencia, por precepto y ejemplo, presente los atractivos del Autor de la verdad y la justicia?

En lugares donde no se conoce la verdad, hermanos que tengan condiciones para el trabajo, podrían alquilar un salón, o algún otro lugar adecuado de reunión, y congregar allí a todos los que vengan. Instruyan entonces a la gente en la verdad. No necesitan predicar sermones, sino tomar la Biblia, y permitir que Dios hable directamente a través de su Palabra. Si hay sólo un pequeño número presente, pueden leer un "Así dice el Señor", sin mucha ostentación o excitación; leed y explicad sólo la verdad evangélica, y cantad y orad con ellos.--The Review and Herald, 29 de septiembre de 1891.

Abrahán, un ejemplo digno

No fué una prueba ligera la que soportó Abrahán, ni tampoco era pequeño el sacrificio que se requirió de él. Había fuertes vínculos que lo ataban a su tierra, a sus parientes y a su hogar. Pero no vaciló en obedecer el llamamiento. Nada preguntó en cuanto a la tierra prometida. No averiguó si era feraz y de clima saludable, si los campos ofrecían paisajes agradables, o si habría oportunidad para acumular riquezas. Dios había hablado, y su siervo debía obedecer; el lugar más feliz de la tierra para él era donde Dios quería que estuviese.

Muchos continúan siendo probados como lo fué Abrahán. No oyen la voz de Dios hablándoles directamente desde el cielo; pero, en cambio, son llamados mediante las enseñanzas de su Palabra y los acontecimientos de su providencia. Se les puede pedir que abandonen una carrera que promete riquezas y honores, que dejen afables y provechosas amistades y que se separen de sus parientes, para entrar en lo que parezca ser sólo un sendero de abnegación, trabajos y sacrificios. Dios tiene una obra para ellos; pero una vida fácil y la influencia de las amistades y los parientes impediría el desarrollo de los rasgos esenciales para su realización. Los llama para que se aparten de las influencias y los auxilios humanos, y les hace sentir la necesidad de su ayuda, y de depender sólo de Dios, para que él mismo pueda revelarse a ellos.

¿Quién está listo a renunciar a los planes que ha abrigado y a las relaciones familiares en cuanto le llame la Providencia? ¿Quién aceptará nuevas obligaciones y entrará en campos inexplorados para hacer la obra de Dios con buena voluntad y firmeza y contar sus pérdidas como ganancia por amor a Cristo? El que haga esto tiene la fe de Abrahán, y compartirá con él el "sobremanera alto y eterno peso de gloria", con el cual no se puede comparar "lo que en este tiempo se padece".--Historia de los Patriarcas y Profetas, 118, 119.

¿Qué haces aquí?

Mucho depende de la actividad incesante de los que son fieles y leales; y por esta razón Satanás hace cuanto puede para impedir que el propósito divino sea realizado mediante los obedientes. Induce a algunos a olvidar su alta y santa misión y a hallar satisfacción en los placeres de esta vida. Los mueve a buscar la comodidad, o a dejar los lugares donde podrían ser una potencia para el bien y a preferir los que les ofrezcan mayores ventajas mundanales. A otros los induce a huir de su deber, desalentados por la oposición o la persecución. Pero todos los tales son considerados por el cielo con la más tierna compasión. A todo hijo de Dios cuya voz el enemigo de las almas ha logrado silenciar, se le dirige la pregunta: "¿Qué haces aquí?" Te ordené que fueses a todo el mundo y predicases el Evangelio, a fin de preparar a un pueblo para el día de Dios. ¿Por qué estás aquí? ¿Quién te envió?--La Historia de Profetas y Reyes, 126, 127.

A las familias, tanto como a los individuos, se pregunta: "¿Qué haces aquí?" En muchas iglesias hay familias bien instruidas en las verdades de la Palabra de Dios, que podrían ampliar la esfera de su influencia trasladándose a lugares donde se necesita el ministerio que ellas son capaces de cumplir.--La Historia de Profetas y Reyes, 127.

El llamado a las familias cristianas

Necesítanse familias de misioneros que vayan a establecerse en regiones desoladas. Vayan a ocupar regiones no evangelizadas, buenos agricultores, hombres de finanzas, arquitectos, y personas aptas en las diversas artes y oficios, para mejorar las condiciones de aquellas tierras, implantar industrias, prepararse humildes viviendas para sí mismos, y ayudar a sus vecinos.--El Ministerio de Curación, 184.

Dios invita a familias cristianas a que se trasladen en medio de las comunidades sumidas aún en las tinieblas y el error, a fin de trabajar para el Maestro con tacto y perseverancia. Se necesita renunciamiento para responder a tales llamados. Mientras que muchos esperan que toda dificultad haya desaparecido, hay almas que mueren sin esperanza y sin Dios en el mundo. Muchas personas están dispuestas a aventurarse en regiones pestilenciales y sufrir penurias y privaciones por alguna ventaja terrenal o para adquirir conocimientos científicos. ¿Quién está dispuesto a hacer otro tanto para hablar del Salvador?--Joyas de los Testimonios 3:300, 301.

Hay familias enteras que podrían ser misioneras, ocuparse en una labor personal, trabajando para el Maestro con manos afanosas y cerebros activos, ideando nuevos métodos para el éxito de su obra.--Testimonies for the Church 9:40.

Si se estableciesen familias en los lugares oscuros de la tierra, en lugares donde la gente se halla envuelta en lobreguez espiritual, y permitieran que la luz de la vida de Cristo brillara a través de ellas, podría realizarse una gran obra. Comiencen ellos su obra de manera tranquila y discreta, sin requerir el sostén de la asociación hasta que el interés llegue a ser tan extenso que no puedan continuarla sin ayuda ministerial.--Testimonies for the Church 6:442.

El trasplante requiere técnicos sabios

Preparad a obreros para que vayan por los caminos y los vallados. Necesitamos técnicos sabios que trasplanten árboles a diferentes localidades, proporcionándoles ventajas para que puedan crecer. Es el deber positivo del pueblo de Dios avanzar hacia las regiones lejanas. Pónganse en acción las fuerzas para preparar nuevos territorios, para establecer nuevos centros de influencia dondequiera se encuentre la oportunidad de comenzar. Reunid a obreros que posean verdadero celo misionero, y que salgan a difundir la luz y el conocimiento lejos y cerca.--Testimonies for the Church 9:118.

Muchos de los miembros de nuestras iglesias grandes hacen muy poco o comparativamente nada. Podrían realizar una buena obra, si, en vez de hacinarse, se dispersasen por lugares donde todavía no ha penetrado la verdad. Los árboles plantados en forma demasiado apretada no prosperan. El jardinero los trasplanta para que tengan lugar donde crecer, y no quedar atrofiados y enfermizos. La misma regla surtiría efecto en nuestras iglesias grandes. Muchos de los miembros están muriendo espiritualmente porque no se hace precisamente esto. Se están volviendo enfermizos y deficientes. Trasplantados, tendrían lugar donde crecer fuertes y vigorosos.--Joyas de los Testimonios 3:248.

Seguridad de éxito

Si los miembros laicos de la iglesia se despiertan para hacer la obra que pueden hacer, y mirando cada uno cuánto puede hacer en la obra de ganar almas para Jesús, emprenden la guerra a su propio costo, veremos a muchos abandonar las filas de Satanás para colocarse bajo el estandarte de Cristo. Si nuestro pueblo decide actuar de acuerdo con la luz dada en estas pocas palabras de instrucción, veremos por cierto la salvación de Dios. Se producirán reavivamientos admirables. Se convertirán pecadores, y muchas almas serán añadidas a la iglesia.--Joyas de los Testimonios 3:250.

Los miembros de nuestras iglesias deben sentir un profundo interés, tanto en las misiones locales como en las del extranjero. Recibirán grandes bendiciones al hacer esfuerzos abnegados para implantar el estandarte de la verdad en nuevos territorios. El dinero invertido en esta obra producirá ricos dividendos. Nuevos conversos, regocijándose en la luz recibida de la Palabra de Dios, darán a su vez de sus medios para llevar la luz de la verdad a otras personas.--Testimonies for the Church 9:49.

En campos donde las condiciones son tan desfavorables y desalentadoras que muchos obreros se niegan a ir allí, pueden producirse muy notables mejoramientos mediante los esfuerzos de miembros laicos abnegados. Estos humildes obreros lograrán mucho por sus esfuerzos pacientes y perseverantes, pues no confían en el poder humano sino en Dios, quien les concede su favor. La cantidad de bien que estos obreros logren no se conocerá en este mundo.--Joyas de los Testimonios 3:85.

Una lección del fracaso del Israel antiguo

Cuando los israelitas entraron en Canaán, no cumplieron con el propósito que Dios tenía de tomar posesión de toda la tierra. Después de hacer una conquista parcial, se establecieron para gozar del fruto de sus victorias. En su incredulidad y amor a la comodidad, se congregaron en las porciones ya conquistadas, en lugar de avanzar para ocupar nuevos territorios. Así comenzaron a apartarse de Dios. Al dejar de realizar el propósito divino, hicieron imposible que el Señor cumpliera la promesa que les había hecho de bendecirlos. ¿No está haciendo la iglesia de nuestros días la misma cosa? Teniendo ante ellos el mundo entero que necesita del Evangelio, los cristianos profesos se congregan donde ellos mismos pueden gozar de los privilegios de la verdad. No sienten la necesidad de ocupar un nuevo territorio, llevando el mensaje de salvación a regiones apartadas. Rehusan cumplir con el mandato de Cristo: "Id por todo el mundo; predicad el Evangelio a toda criatura." ¿Son menos culpables que la iglesia Judía?--Testimonies for the Church 8:119.