De primera importancia
El hogar es la primera escuela del niño y allí es donde deben echarse los cimientos de una vida de servicio.--El Ministerio de Curación, 382.
La ocupación principal de vuestras vidas es la de ser misioneros en vuestro propio hogar.--Testimonies for the Church 4:138.
La restauración y el levantamiento de la humanidad empiezan en el hogar. La obra de los padres es cimiento de toda otra obra. ... El bienestar de la sociedad, el buen éxito de la iglesia, la prosperidad de la nación, dependen de las influencias del hogar.--El Ministerio de Curación, 327.
Cuanto más penetre el espíritu servicial en el hogar, tanto más ha de desarrollarse en la vida de los niños. Así aprenderán a encontrar gozo en el servicio y en el sacrificio por el bien de los demás.--El Ministerio de Curación, 382.
No olviden los padres el importante campo misionero que tienen en su hogar. Los niños que Dios confió a una madre son para ella un cometido sagrado. "Toma este hijo o hija--dice el Señor--y edúcalo para mí. Dale un carácter pulido a manera de las esquinas de un palacio, para que pueda brillar siempre en los atrios del Señor." La luz y la gloria que irradian del trono de Dios rodean a la madre fiel que se esfuerza en enseñar a sus hijos a resistir la influencia del mal.--Joyas de los Testimonios 3:303.
Nuestra obra por Cristo ha de empezar con la familia, en el hogar. ... No hay campo misionero más importante que éste. Por precepto y por ejemplo, los padres, han de enseñar a sus hijos a trabajar por los inconversos. Los niños han de ser educados de tal manera que simpaticen con los ancianos y los afligidos, y traten de aliviar los sufrimientos de los pobres y los desgraciados. Ha de enseñárseles a ser diligentes en la obra misionera; y desde sus primeros años, ha de inculcárseles la abnegación y el sacrificio por el bien de otros y para el adelanto de la causa de Cristo, a fin de que puedan ser colaboradores juntamente con Dios. Pero si alguna vez han de saber hacer obra misionera en favor de otros, han de aprender primero a trabajar por los miembros del hogar, quienes tienen un derecho natural a sus servicios de amor.--Testimonies for the Church 6:429.
Nuestras familias han de ser ordenadas, y deben hacerse fervorosos esfuerzos porque todo miembro de ellas se interese en empresas misioneras. Hemos de tratar de encauzar las simpatías de nuestros hijos en una obra ferviente a favor de los que no están salvos, a fin de que hagan siempre lo mejor que puedan en todas partes para representar a Cristo.--The Review and Herald, 4 de julio de 1893.
El registro del ángel
Si entran en la obra hombres casados, dejando a a sus esposas en casa para cuidar a los niños, la esposa y madre está haciendo una obra tan grande e importante como la del esposo y padre. Mientras él está en el campo misionero, ella es, en el hogar, una misionera cuyos cuidados, ansiedades y cargas exceden con frecuencia a las del esposo y padre. Es importante y solemne su obra de amoldar la mente y el carácter de sus hijos, de prepararlos para ser útiles aquí e idóneos para la vida futura e inmortal. En el campo misionero, el esposo puede recibir los honores de los hombres, mientras que la que trabaja en casa no recibe tal vez reconocimiento terrenal por su labor. Pero si ella trabaja para los mejores intereses de su familia, tratando de amoldar su carácter según el modelo divino, el ángel registrador escribe su nombre como el de una de las mayores misioneras del mundo. Dios no aprecia las cosas de acuerdo con la visión finita del hombre.--Joyas de los Testimonios 2:235, 236.
Los niños han de compartir las responsabilidades espirituales y físicas
Todos pueden hacer algo. Algunos dirán, tratando de disculparse: "Mis deberes domésticos y mis hijos exigen todo mi tiempo y todos mis recursos". Padres, vuestros hijos pueden ser para vosotros una ayuda que acreciente vuestras fuerzas y capacidades de trabajar para el Maestro. Los niños son los miembros más jóvenes de la familia del Señor. Deben ser inducidos a consagrarse a Dios, a quien pertenecen por derecho de creación y redención. Se les debe enseñar que todas sus energías del espíritu, del cuerpo y del alma pertenecen al Señor. Hay que enseñarles a servir en diferentes actividades útiles y desinteresadas. No permitáis que vuestros hijos sean impedimentos. Ellos deben compartir con vosotros vuestras cargas espirituales así como las materiales. Al ayudar a otros, ellos acrecientan su propia felicidad y utilidad.--Joyas de los Testimonios 3:103.
La extensa influencia del hogar
Un hogar piadoso bien dirigido constituye un argumento poderoso en favor de la religión cristiana, un argumento que el incrédulo no puede negar. Todos pueden ver que una influencia obra en la familia y afecta a los hijos, y que el Dios de Abrahán está con ellos. Si los hogares de los profesos cristianos tuviesen el debido molde religioso, ejercerían una gran influencia en favor del bien. Serían, ciertamente, "la luz del mundo".--Historia de los Patriarcas y Profetas, 140.
La misión del hogar se extiende más allá del círculo de sus miembros. El hogar cristiano ha de ser una lección objetiva, que ponga de relieve la excelencia de los verdaderos principios de la vida. Semejante ejemplo será una fuerza para el bien en el mundo. Mucho más poderosa que cualquier sermón predicado es la influencia de un verdadero hogar en los corazones y las vidas de los hombres. Al salir de semejante hogar paterno, los jóvenes enseñarán las lecciones que en él hayan aprendido. De este modo penetrarán en otros hogares principios más nobles de vida, y una influencia regeneradora obrará en la sociedad.--El Ministerio de Curación, 331.
La mayor evidencia del poder del cristianismo que puede presentarse al mundo es una familia bien ordenada y disciplinada. Esto acreditará la verdad como ninguna otra cosa podría hacerlo; porque es un vivo testimonio de su poder práctico sobre el corazón.--Testimonies for the Church 4:304.
Dios quiere que las familias de la tierra sean un símbolo de la familia celestial. Los hogares cristianos, establecidos y dirigidos de acuerdo con el plan de Dios, se cuentan entre sus agentes más eficaces para formar el carácter cristiano y para adelantar su obra.--Joyas de los Testimonios 3:63.
Nuestra esfera de influencia podrá parecer limitada, nuestras capacidades pequeñas, nuestras oportunidades escasas, reducidos nuestros recursos; no obstante, si sabemos aprovechar los que nos ofrece nuestro hogar, podemos realizar maravillas. Si queremos abrir nuestros corazones y nuestras casas a los divinos principios de vida, podremos ser canales que lleven raudales de fuerza vivificante. De nuestros hogares saldrán ríos de vida y de salud, de belleza y de feracidad donde hoy por hoy todo es desolación y esterilidad.--El Ministerio de Curación, 333.
Escogiendo la bandera de la familia
Vi a Satanás plantando su bandera en medio de las familias de los que profesan ser escogidos de Dios; pero los que andan en la luz deben ser capaces de discernir la diferencia entre la bandera negra del adversario y el estandarte ensangrentado de Cristo.--Testimonies for the Church 4:200.
La importancia del altar familiar
Vosotros, los que profesáis amar a Dios, llevad a Jesús dondequiera vayáis; y, como los patriarcas de antaño, levantad un altar al Señor dondequiera plantéis vuestra tienda. Se necesita una reforma en este respecto: una reforma que sea profunda y amplia.--Testimonies for the Church 5:320, 321.
Satanás hace cuanto puede para apartar de Dios a la gente; y tiene éxito cuando la vida religiosa está ahogada en las actividades comerciales, cuando puede absorber de tal manera la mente con los negocios que no se toma tiempo para leer la Biblia, para orar en secreto, para mantener ardiente sobre el altar mañana y noche la ofrenda de alabanza y agradecimiento.--Joyas de los Testimonios 2:136.
Que el culto familiar sea agradable e interesante.--Testimonies for the Church 5:335.
Se les debe enseñar [a los niños] a respetar la hora de la oración; se debe exigir que se levanten por la mañana para estar presentes en el culto familiar.--Joyas de los Testimonios 2:134.
Los niños necesitan que la religión les sea presentada de un modo atractivo, no repulsivo. La hora del culto familiar debiera ser la más feliz del día. Cuidad de que la lectura de las Escrituras sea bien escogida y sencilla; de que los niños se unan en el canto; y de que las oraciones sean cortas y directas.--The Southern Watchman, 13 de julio de 1905.
En la mesa y en el culto de la familia, dan [ellos] la bienvenida a los huéspedes. El momento de oración impresiona a aquellos que reciben su hospitalidad, y aun una visita puede significar la salvación de un alma de la muerte. El Señor toma nota diciendo: "Te lo pagaré".--Joyas de los Testimonios 2:574.
Debe enseñarse a los niños a respetar y reverenciar la hora de oración. Antes de salir de la casa para ir a trabajar, toda la familia debe ser convocada, y el padre, o la madre en ausencia del padre, debe rogar con fervor a Dios que los guarde durante el día. Acudid con humildad, con un corazón lleno de ternura, presintiendo las tentaciones y peligros que os acechan a vosotros y a vuestros hijos, y por la fe atad a estos últimos sobre el altar, solicitando para ellos el cuidado del Señor. Los ángeles ministradores guardarán a los niños así dedicados a Dios. Es el deber de los padres creyentes levantar así, mañana y tarde, por ferviente oración y fe perseverante, una valla en derredor de sus hijos. Deben instruirlos con paciencia, enseñándoles bondadosa e incansablemente a vivir de tal manera que agraden a Dios.--Joyas de los Testimonios 1:147, 148.
Abrahán, el "amigo de Dios", nos dió un digno ejemplo. Fué la suya una vida de oración. Dondequiera que establecía su campamento, muy cerca de él también levantaba su altar, y llamaba a todos los que le acompañaban al sacrificio matutino y vespertino. Cuando retiraba su tienda, el altar permanecía allí. En los años subsiguientes, hubo entre los errantes cananeos algunos que habían sido instruidos por Abrahán; y siempre que uno de ellos llegaba al altar, sabía quién había estado allí antes que él; y después de levantar su tienda, reparaba el altar y allí adoraba al Dios viviente.--Historia de los Patriarcas y Profetas, 121.