La garantía divina
Dios hará la obra si nosotros le proveemos los instrumentos.--Testimonies for the Church 9:107.
Dios acepta el servicio que se hace de todo corazón, y él mismo suplirá lo que falta.--El Ministerio de Curación, 140.
Toda obra de justicia será inmortalizada, aunque el que la haga no considere que haya hecho algo digno de notarse.--Testimonies for the Church 2:683.
Si somos verdaderamente consagrados, Dios traerá a la verdad, por nuestro ministerio, a otras personas de las que podrá servirse para comunicar la luz a buen número de aquellos que andan a tientas en las tinieblas.--Joyas de los Testimonios 3:103.
La verdad está a punto de triunfar gloriosamente, y todos los que decidan ahora colaborar con Dios triunfarán con ella.--Joyas de los Testimonios 3:353.
A cada uno de los que se ofrecen al Señor para servir, sin retener nada, se le concede poder para el logro de resultados sin medida.--Testimonies for the Church 7:30.
Si trabajamos diligentemente por la salvación de nuestros prójimos, Dios prosperará nuestros esfuerzos.--Testimonies for the Church 1:86.
El Señor tiene un lugar para cada uno en su gran plan. Los talentos que no se necesitan no se confieren. Suponiendo que el talento fuera pequeño, Dios tiene un lugar para él, y empleado fielmente, hará justamente la obra que Dios le ha designado.--Testimonies for the Church 9:37.
Los más humildes obreros, en colaboración con Cristo, pueden tocar cuerdas cuyas vibraciones han de oirse hasta los confines de la tierra, y han de oirse en forma de melodías por los siglos de la eternidad.--El Ministerio de Curación, 150.
En cualquier ramo de trabajo, el verdadero éxito no es resultado de la casualidad ni del destino. Es el desarrollo de las providencias de Dios, la recompensa de la fe y de la discreción, de la virtud y de la perseverancia. Las bellas cualidades mentales y un tono moral elevado no son resultado de la casualidad. Dios da las oportunidades; el éxito depende del uso que se haga de ellas.--La Historia de Profetas y Reyes, 357.
Los que se sienten impulsados a entrar en la obra, ya sea en los campos locales o en las regiones lejanas, han de salir en el nombre del Señor. Si confían en Dios para obtener gracia y fortaleza, alcanzarán éxito. Al principio su obra podrá parecer de poco valor, pero si siguen los planes del Señor, ella prosperará. Dios vive. El actuará en favor del obrero abnegado y desinteresado, quienquiera que sea y doquiera esté.--The Southern Watchman, 9 de abril de 1903.
Cooperación de los agentes celestiales
Necesitamos comprender más plenamente la misión de los ángeles. Sería bueno recordar que cada verdadero hijo de Dios cuenta con la cooperación de los seres celestiales. Ejércitos invisibles de luz y poder acompañan a los mansos y humildes que creen y aceptan las promesas de Dios; hay a la diestra de Dios querubes y serafines, y ángeles poderosos en fortaleza; "son todos espíritus administradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de salud".--Los Hechos de los Apóstoles, 125.
Recordad que el Señor Jesús es el artífice Maestro. El riega la semilla sembrada. El pone en vuestras mentes las palabras que han de alcanzar los corazones.--Testimonies for the Church 9:41.
Consagraos totalmente a la obra de Dios. El es vuestra fuerza, él estará a vuestra diestra, ayudándoos a realizar sus misericordiosos designios.--Testimonies for the Church 9:41.
Los seres celestiales obrarán con el agente humano que busque con fe decidida aquella perfección de carácter que alcanzará la perfección en la acción. A todos los que están ocupados en esta obra Cristo dice: Yo estoy a tu diestra para ayudarte.--Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 303.
Cuando la voluntad del hombre coopera con la voluntad de Dios, llega a ser omnipotente. Cualquier cosa que debe hacerse por orden suya, puede llevarse a cabo con su fuerza. Todos sus mandatos son habilitaciones.--Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 303.
En esa obra junto a las almas que perecen, tendréis la compañía de los ángeles. Miríadas y miríadas de ángeles están listos para colaborar con los miembros de nuestras iglesias para comunicar la luz que Dios impartió generosamente para preparar a un pueblo para la venida de Jesús.--Joyas de los Testimonios 3:347.
Todos los ángeles del cielo están dispuestos a cooperar en esta obra. Todos los recursos del cielo están a disposición de los que tratan de salvar a los perdidos. Los ángeles os ayudarán a llegar hasta los más descuidados y endurecidos. Y cuando uno se vuelve a Dios, se alegra todo el cielo; los serafines y los querubines tañen sus arpas de oro, y cantan alabanzas a Dios y al Cordero por su misericordia y bondad amante hacia los hijos de los hombres.--Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 181.
El que llamó a los pescadores de Galilea está llamando todavía a los hombres a su servicio. Y está tan dispuesto a manifestar su poder por medio de nosotros como por los primeros discípulos. Por imperfectos y pecaminosos que seamos, el Señor nos ofrece asociarnos consigo, para que seamos aprendices de Cristo. Nos invita a ponernos bajo la instrucción divina para que, unidos con Cristo, podamos realizar las obras de Dios.--El Deseado de Todas las Gentes, 254.
Todo el cielo está en actividad, y los ángeles de Dios esperan para cooperar con todos los que deseen hacer planes gracias a los cuales las almas por quienes Cristo murió puedan oir las buenas nuevas de salvación. Los ángeles que ministran a los que serán herederos de salvación, están diciendo a todo santo fiel: "Aquí hay una obra que puedes hacer." "Id, y ... hablad al pueblo todas las palabras de esta vida." Hechos 5:20. Si los tales obedecieran este mandato, el Señor prepararía el camino delante de ellos, proporcionándoles los medios con los cuales salir.--Testimonies for the Church 6:433, 434.
En un tiempo como éste, cada hijo de Dios debe dedicarse activamente a ayudar a otros. Mientras los que comprenden la verdad bíblica procuren descubrir a los hombres y mujeres que anhelan luz, los ángeles de Dios los acompañarán. Y donde vayan los ángeles, nadie necesita temer avanzar. Como resultado de los esfuerzos fieles de obreros consagrados, muchos serán desviados de la idolatría al culto del Dios viviente. Muchos cesarán de tributar homenaje a las instituciones humanas, y se pondrán intrépidamente de parte de Dios y de su ley.--La Historia de Profetas y Reyes, 126.
Los principados y las potestades de los cielos están contemplando la guerra que, en circunstancias aparentemente desalentadoras, están riñendo los siervos de Dios. Se verifican nuevas conquistas, se ganan nuevos honores a medida que los cristianos, congregándose en derredor del estandarte de su Redentor, salen a pelear la buena batalla de la fe. Todos los ángeles celestiales están al servicio de los humildes y creyentes hijos de Dios; y cuando el ejército de obreros canta aquí en la tierra sus himnos de alabanza, el coro celestial se une a él para tributar loor a Dios y a su Hijo.--Los Hechos de los Apóstoles, 124, 125.
No es el poder que emana del hombre el que da éxito a la obra, sino que el poder de los seres celestiales que cooperan con los agentes humanos lleva la obra a la perfección. Un Pablo puede plantar y un Apolo regar, pero es Dios el que da el crecimiento. El hombre no puede hacer la parte de Dios ni la obra. Como agente humano, puede cooperar con los seres celestiales, y con sencillez y humildad hacer lo mejor que pueda, comprendiendo que Dios es el gran artífice Maestro. Aunque los obreros mueran, la obra no cesará, sino que será llevada a su terminación.--The Review and Herald, 14 de noviembre de 1893.
El creyente tiene siempre en el Señor a un poderoso auxiliador. Tal vez no sepamos cómo nos ayuda; pero esto sabemos: Nunca falta su ayuda para aquellos que ponen su confianza en él. Si los cristianos pudieran saber cuántas veces el Señor ordenó su camino, para que los propósitos del enemigo acerca de ellos no se cumplieran, no seguirían tropezando y quejándose. Su fe se estabilizaría en Dios, y ninguna prueba podría moverlos. Lo reconocerían como su sabiduría y eficiencia, y él haría que se cumpliese lo que él desea obrar por su medio.--La Historia de Profetas y Reyes, 422.
Todos los que se ocupan en el ministerio constituyen la mano ayudadora de Dios. Son colaboradores con los ángeles, o más bien, son los agentes humanos por medio de los cuales los ángeles llevan a cabo su misión. Los ángeles hablan por medio de sus voces y trabajan por medio de sus manos. Y los obreros humanos, al cooperar con los agentes celestiales, reciben el beneficio de su educación y experiencia.--La Educación, 263.
Cristo exige de todo hombre y mujer que se ponga la armadura de su justicia y comience a trabajar. "Yo estoy a tu mano derecha para ayudarte", declara. Contad todas vuestras pruebas y perplejidades a Dios. El jamás traicionará vuestra confianza. No hay nada más precioso para Cristo que su comprada posesión: su iglesia, los obreros que salen a esparcir las semillas de verdad. ... Pensad en Jesús. El está en su lugar santo, no solitario, sino rodeado por cientos de miles de ángeles celestiales que esperan sus órdenes. Y los envía a trabajar por los santos más débiles que ponen en él su confianza. Para los encumbrados y los humildes, los ricos y los pobres, se ha provisto la misma ayuda.--The Southern Watchman, 7 de noviembre de 1905.
No han de consentirse pensamientos de fracaso
Los que trabajan para Cristo nunca han de pensar, y mucho menos hablar, acerca de fracasos en su obra. El Señor Jesús es nuestra eficiencia en todas las cosas; su Espíritu ha de ser nuestra inspiración; y al colocarnos en sus manos, para ser conductos de luz, nunca se agotarán nuestros medios de hacer bien. Podemos allegarnos a su plenitud, y recibir de la gracia que no tiene límites.--Obreros Evangélicos, 19.
Cuando nos entregamos completamente a Dios y en nuestra obra seguimos sus instrucciones, él mismo se hace responsable de su realización. El no quiere que conjeturemos en cuanto al éxito de nuestros sinceros esfuerzos. Nunca debemos pensar en el fracaso. Hemos de cooperar con Uno que no conoce el fracaso.--Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 331.
El Señor se chasquea cuando su pueblo se tiene en estima demasiado baja. Desea que su heredad escogida se estime según el valor que él le ha atribuido. Dios la quería, de lo contrario no hubiera mandado a su Hijo a una empresa tan costosa para redimirla. Tiene empleo para ella y le agrada cuando le dirige las más elevadas demandas a fin de glorificar su nombre. Puede esperar grandes cosas si tiene fe en sus promesas.--El Deseado de Todas las Gentes, 605.
Éxito proporcionado
Cuando Dios prepara el camino para la realización de cierta obra, y da seguridad de éxito, el instrumento escogido debe hacer cuanto está en su poder para obtener el resultado prometido. Se le dará éxito en proporción al entusiasmo y la perseverancia con que haga la obra.--La Historia de Profetas y Reyes, 196.
El motivo fundamental del servicio eficaz
Cualquier cosa que se haga por puro amor, por pequeña o despreciable que sea a la vista de los hombres, es completamente fructífera; porque Dios considera más con cuánto amor se trabajó que la cantidad lograda.--Joyas de los Testimonios 1:207, 208.
Diez obreros realmente convertidos, bien dispuestos y abnegados, pueden hacer más en el campo misionero que cien que limitan sus esfuerzos a fórmulas establecidas y que se adhieren a reglas mecánicas, trabajando sin un amor profundo por las almas.--Testimonies for the Church 4:602.
No son las capacidades que poseéis hoy, o las que tendréis en lo futuro, las que os darán éxito. Es lo que el Señor puede hacer por vosotros. Necesitamos tener una confianza mucho menor en lo que el hombre puede hacer, y una confianza mucho mayor en lo que Dios puede hacer por cada alma que cree. El anhela que extendáis hacia él la mano de la fe. Anhela que esperéis grandes cosas de él. Anhela daros inteligencia así en las cosas materiales como en las espirituales. El puede aguzar el intelecto. Puede impartir tacto y habilidad. Emplead vuestros talentos en el trabajo: pedid a Dios sabiduría y os será dada.--Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 133.
El aceite de la gracia da a los hombres el valor, y les proporciona los motivos para hacer todos los días la obra que Dios les señala. Las cinco vírgenes fatuas tenían lámparas (esto significa un conocimiento de la verdad bíblica), pero no tenían la gracia de Cristo. Día tras día participaban ellas en una serie de ceremonias y deberes externos, pero su servicio era sin vida, estaba privado de la justicia de Cristo. El Sol de justicia no brillaba en sus corazones y en sus mentes, y no tenían el amor de la verdad que se conforma a la vida y al carácter, a la imagen y a la revelación de Cristo. El aceite de la gracia no estaba mezclado con sus esfuerzos. Su religión era una cáscara vacía sin el verdadero meollo. Se atenían a las formas de las doctrinas, pero estaban engañadas en su vida cristiana plena de justicia propia, y dejaban de aprender lecciones en la escuela de Cristo, que, si hubieran sido practicadas, las hubieran hecho sabias en cuanto a la salvación.--The Review and Herald, 27 de marzo de 1894.
La obra de Dios ha de ser llevada a su consumación por la cooperación de los agentes divinos y humanos. Los que manifiestan suficiencia propia pueden ser aparentemente activos en la obra de Dios; pero si efectúan su obra sin oración, su actividad de nada aprovecha. Si pudieran contemplar el incensario del ángel que está en el altar de oro, delante del trono circuido por el arco iris, verían que los méritos de Jesús han de ser mezclados con nuestros esfuerzos y oraciones, o de otra manera éstos resultan inútiles como lo fué la ofrenda de Caín. Si pudiéramos contemplar toda la actividad de los agentes humanos tal como aparece delante de Dios, veríamos que sólo la obra efectuada con mucha oración, santificada con el mérito de Cristo, soportará la prueba del juicio. Cuando se verifique el gran examen, entonces miraréis y discerniréis la diferencia entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.--The Review and Herald, 4 de julio de 1893.
La religión legal no responderá a las necesidades de esta época. Podemos cumplir todos los actos exteriores de servicio, y estar sin embargo tan destituidos de la influencia vivificadora del Espíritu Santo como estaban destituidas de rocío y lluvias las colinas de Gilboa. Todos necesitamos lluvia espiritual; y necesitamos también los brillantes rayos del Sol de justicia para enternecer y subyugar nuestro corazón. Debemos ser siempre tan firmes en los principios como una roca. Debemos enseñar los principios bíblicos y apoyarlos por una práctica santa.--Joyas de los Testimonios 3:50, 51.
El éxito no depende tanto del talento como de la energía y de la buena voluntad. No es la posesión de talentos magníficos lo que nos habilita para prestar un servicio aceptable, sino el cumplimiento concienzudo de los deberes diarios, el espíritu contento, el interés sincero y sin afectación por el bienestar de los demás. En la suerte más humilde puede hallarse verdadera excelencia. Las tareas más comunes, realizadas con una fidelidad impregnada de amor, son hermosas a la vista de Dios.--La Historia de Profetas y Reyes, 164.
La estructura simétrica de un carácter fuerte y bello, se edifica por los actos individuales en cumplimiento del deber. Y la fidelidad debe caracterizar nuestra vida tanto en los detalles insignificantes como en los mayores. La integridad en las cosas pequeñas, la ejecución de actos pequeños de fidelidad y bondad alegrarán la senda de la vida; y cuando hayamos acabado nuestra obra en la tierra, se descubrirá que cada uno de los deberes pequeños ejecutados fielmente ejerció una influencia benéfica imperecedera.--Historia de los Patriarcas y Profetas, 620.
Fiad los resultados a Dios
Quizá durante algún tiempo la buena semilla permanezca inadvertida en un corazón frío y egoísta, sin dar evidencia de que se ha arraigado en él; pero después, cuando el Espíritu de Dios da su aliento al alma, brota la semilla oculta, y al fin da fruto para la gloria de Dios. En la obra de nuestra vida no sabemos qué prosperará, si esto o aquello. No es una cuestión que nos toque decidir. Hemos de hacer nuestro trabajo y dejar a Dios los resultados. "Por la mañana siembra tu simiente, y a la tarde no dejes reposar tu mano." El gran pacto de Dios declara que "todos los tiempos de la tierra, la sementera y la siega ... no cesarán". Confiando en esta promesa, ara y siembra el agricultor. No menos confiadamente hemos de trabajar nosotros en la siembra espiritual, confiando en su promesa: "Así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, antes hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié." "Irá andando y llorando el que lleva la preciosa simiente; mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas."--Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 57, 58.