La Temperancia

Capítulo 38

Relación con la feligresía de la iglesia

Un elemento vivo, fundamental en la iglesia--En el círculo de la familia y en la iglesia deberíamos colocar la temperancia cristiana sobre una elevada plataforma. Debería ser un elemento vivo, fundamental, la reforma de los hábitos, la disposición y el carácter. La intemperancia está en la base de todos los males de nuestro mundo.--Manuscrito 50, 1893.

Los que no deben ser admitidos en la iglesia--Dios nos da el privilegio de estar bien despiertos respecto a este terrible mal. Que él nos ayude a trabajar con todo nuestro poder para salvar a hombres y mujeres y a la juventud de este esfuerzo del enemigo para entramparnos. No introducimos en la iglesia a los que usan bebidas alcohólicas o tabaco. No podemos admitirlos. Pero podemos tratar de ayudarlos a vencer esos hábitos. Podemos enseñarles que abandonando esas prácticas dañinas ellos y sus familias serán más felices. Los que tienen el corazón lleno del Espíritu de Dios no sentirán necesidad de estimulantes.--The Review and Herald, 15 de junio de 1905.

El verdadero convertido abandona hábitos y apetitos contaminadores--Los hombres y mujeres tienen muchos hábitos que son antagónicos con los principios de la Biblia. Las víctimas de las bebidas fuertes y del tabaco están corrompidas, en cuerpo alma y espíritu. Tales personas no deben ser recibidas en la iglesia hasta que den evidencia de que están verdaderamente convertidas, que sienten la necesidad de la fe que obra por el amor y purifica el alma. La verdad de Dios purifica al verdadero creyente. El que está plenamente convertido abandonará todo hábito y apetito envilecedor. Por una abstinencia total vencerá su deseo de las complacencias destructoras de la salud.--El Evangelismo, 196.