Escribí el siguiente testimonio, recibido en la visión del 5 de enero de 1875, en mi tienda, entre los servicios de la reunión campestre de agosto de aquél año. Se inicia con las condiciones en que se encontraba _____ en enero de ese mismo año. Los acontecimientos del siguiente verano justificaron plenamente la aparente severidad del testimonio. En septiembre leí algunos fragmentos a esa iglesia y, bajo nuestra dirección, se inició una gran obra; por lo que, con la esperanza de que sea de utilidad para esa iglesia y otras, doy el testimonio en esta humilde obra.
Las tinieblas toman el control allí donde debería gobernar el Espíritu de Dios. Sin embargo, pocos de los que se enrolan en la obra se dan cuenta de la necesidad del esfuerzo personal y la responsabilidad individual que requieren todas las responsabilidades que asumen. La mayoría las consideran al mismo nivel que las empresas ordinarias.
La soberbia domina en muchos que deberían saber que una vida de amor sacrificado es una vida de paz y libertad. Los que buscan la felicidad mediante la autocomplacencia y cuidando principalmente sus propios intereses han emprendido el camino equivocado si desean asegurarse alguna felicidad en la tierra. Quien es infiel en los más insignificantes deberes, lo será también en los mayores. El que descuida el fiel cumplimiento de las pequeñas tareas que se le confían demuestra que es incapaz de llevar responsabilidades más pesadas e indica que no se ha entregado en cuerpo y alma a la labor y que no piensa, siquiera un momento, en la gloria de Dios.
Algunos se afanan por definir los deberes ajenos y se aperciben de toda la importancia que es inherente a las responsabilidades que tales deberes conllevan. Sin embargo, son incapaces de darse cuenta de los suyos. La fidelidad personal y la responsabilidad individual son necesarias, en especial, en el Instituto de Salud [el sanatorio], en las oficinas, en la iglesia y en la escuela. Si todos los que están relacionados con esas instituciones escucharan atentamente lo que Jesús les ordena hacer, en lugar de detenerse a preguntar qué debería hacer tal o cual hombre, seríamos testigos de un gran cambio en todos los departamentos de la obra. Si en todos los corazones reinaran las palabras: "Debo escuchar las enseñanzas de Cristo y obedecer su voz, nadie puede hacer mi trabajo en mi lugar, la atención de los demás nunca puede subsanar mi negligencia", veríamos que la causa de Dios avanzaría hasta metas nunca alcanzadas.
No hacer nada, esperar a que los demás actúen, trae la debilidad espiritual. Retener las propias energías es una manera segura de perderlas. Jesús requiere una obediencia explícita y una sumisión dispuesta de todos sus siervos. En el servicio a Cristo no debe haber contención ni autoindulgencia. No hay acuerdo posible entre Cristo y Belial. ¡Cuánta falta de dedicación a la obra de Dios, cuánta falta de preocupación ha habido en _____!
El corazón de A no se ha consagrado a Dios. Tiene capacidades y talentos por los que tendrá que rendir cuentas al Dador de todas las cosas. Su corazón no está consagrado y su vida es indigna de su profesión; por más que haya estado vinculado con la sagrada obra de Dios durante numerosos años. ¡Cuánta luz ha tenido, qué privilegios! Ha disfrutado de las más extrañas oportunidades para desarrollar un verdadero carácter cristiano. Las palabras de Cristo, cuando lloró sobre Jerusalén, son aplicables a su caso: "¡Oh, si también tu conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos". (Lucas 19:42) A, la condena de Dios cuelga sobre su cabeza, "por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación". (Lucas 19:44)
B tiene el mismo tipo de carácter, aunque no es tan soberbio. Ambos aman más los placeres que a Dios. Su conducta contradice en todo una vida cristiana. Carecen de estabilidad, sobriedad y dedicación a Dios. En B, la obra de gracia también es muy superficial. Desea ser cristiano, pero no se esfuerza por mantener la victoria sobre el yo y actuar según sus convicciones de lo que es justo o erróneo. Dios sólo acepta acciones, no palabras ociosas o intenciones vacías.
A, ha escuchado las palabras de reprensión de Dios, sus consejos, sus advertencias, así como sus súplicas amorosas. Pero no basta con escuchar. "Sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos". (Santiago 1:22) Dejarse llevar por Son necesarias las reprobaciones fieles 187 la corriente, y gritar "¡Hosanna!" con la multitud, es fácil. Pero en la tranquilidad de la vida diaria, cuando no hay ninguna excitación o exaltación, llega la prueba de la verdadera cristiandad. Es entonces cuando su corazón se enfría, su celo desfallece y los ejercicios religiosos se vuelven desagradables para usted.
Sin duda alguna, usted descuida hacer la voluntad de Dios. Cristo dice: "Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando". (Juan 15:14) Ésta es la condición que se nos impone, ésta es la prueba que pone de manifiesto el carácter de las personas. Los sentimientos son a menudo engañosos y las emociones no son una salvaguarda segura; porque son variables y están sujetos a circunstancias externas. Muchos se pierden porque confían en las impresiones de sus sentidos. La clave es: ¿Qué hace por Cristo? ¿Cuáles son sus sacrificios? ¿Y sus victorias? El espíritu soberbio vencido, la tentación de descuidar los deberes resistida, las pasiones subyugadas y una obediencia dispuesta y alegre rendida a la voluntad de Cristo son, de largo, las mayores pruebas de que se es un hijo de Dios, libre de la piedad espasmódica y la religión emocional.
Hermanos, ambos sienten aversión a la reprensión, siempre ha despertado en sus corazones el desafecto y la murmuración contra su mejor Amigo, quien siempre ha buscado su bien y a quien ustedes le deben todo el respeto por un sinfín de razones. Se han separado de él y han ofendido al Espíritu de Dios al levantarse contra las palabras que ha dado a sus siervos al respecto de su conducta. No han escuchado a esas admoniciones y, por lo tanto, han rechazado el Espíritu de Dios y lo han alejado de sus corazones. Su comportamiento se ha vuelto despreocupado e indiferente.
Hermano A, durante los muchos años que ha sido bendecido con la gran luz que Dios ha permitido que brillara sobre su camino, usted debería haber ganado una gran experiencia. Escuché una voz que decía de usted: "Es un árbol estéril. ¿Por qué esas ramas estériles echan su sombra sobre el suelo que podría ocupar un árbol que lleva fruto? Córtalo para que no inutilice la tierra". Luego escuché la voz suplicante de la Misericordia, diciendo: "Ten un poco de paciencia. Cavaré sus raíces, lo podaré. Dale otra oportunidad; si aun así no da fruto, córtalo". A ese árbol improductivo se le ha concedido un poco más de tiempo de gracia, un poco más de tiempo para que una vida malgastada florezca y lleve fruto. ¿Aprovechará la oportunidad? ¿Recibirá las advertencias del Espíritu de Dios? Las palabras que Jesús pronunció cuando Jerusalén menospreció la salvación que, por gracia, le ofrecía el Redentor también se le dicen a usted: "¡Jerusalén, Jerusalén ... cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta a sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!" (Mateo 23:37) Cristo suplicó, invitó; pero el pueblo a quien había de salvar no correspondió su amor. Usted no ha sido mejor en su tiempo que aquellos pobres, engañados y enceguecidos judíos. Podría haber aprovechado los benditos privilegios y las oportunidades que se le brindaban, perfeccionando un carácter cristiano; pero su corazón se ha vuelto rebelde y no está dispuesto a humillarse para convertirse realmente y vivir en obediencia a los designios de Dios.
Los sentimientos de rencor y murmuraciones que algunos han expresado también han encontrado abrigo en su alma, aunque no se haya atrevido a hablar claramente al respecto. Mejor habría sido para la obra y para todos aquellos que están relacionados con ella que usted hubiera sido apartado de ella ya hace años. Cuanta más luz ha recibido, cuantos más privilegios ha disfrutado, menor ha ido la sinceridad y la justicia que ha manifestado. Su corazón era carnal y ha descuidado la palabra explícita de Dios. Aunque a su alrededor han abundado las advertencias y los consejos, y ha tenido las pruebas más claras de que Dios estaba en esa obra y que le hablaba su voz, ha rechazado las solemnes reprensiones, considerándolas livianas, y ha seguido adelante con su soberbia.
A veces se han despertado sus temores; pero, aun así, nunca se dio cuenta de su desdichada condición espiritual y del absoluto peligro que corría. Una y otra vez, ha vuelto a caer en el mismo estado de indiferencia y soberbia. Su arrepentimiento nunca ha sido suficientemente profundo como para llegar a una reforma total. Su tarea sólo ha sido superficial, no una transformación completa, necesaria para hacerlo aceptable a Dios. "El que me sigue", dice Jesús, "no andará en tinieblas". (Juan 8:12) Sin embargo, durante la mayor parte de su vida pretendidamente cristiana usted ha andado en tinieblas porque no se ha vinculado con el cielo y recibido la pura luz del Espíritu de Dios.
Si estuviera en comunión diaria con el Señor y cultivase el amor por las almas, abandonaría el yo y sería un sincero obrero de la viña del Señor. Percibiría cómo la fiel ejecución de los deberes de la vida Son necesarias las reprobaciones fieles 189 lo mantendría alejado del amor a sí mismo y la autocomplacencia. No ha sido diligente, no ha buscado obtener una mejor experiencia en el día a día. En este momento debería ser un hombre solvente en cualquier puesto de responsabilidad, pero la soberbia ha marcado todo cuanto ha tocado su mano. Ha sido hábil para conseguir sus propios propósitos, pero no ha ganado sabiduría con la experiencia de tantos años.
B se ha infatuado. Podría haber avanzado con firmeza, creciendo en gracia, pero la apariencia externa le ha parecido más importante que los adornos internos, tales como el vestido de un espíritu manso y pacífico, que Dios considera de gran valor. Los no creyentes que han sido empleados por la obra, pero que no han disfrutado de la luz de la verdad presente que ustedes sí han disfrutado, han sido mucho más fieles y conscientes de su tarea que ustedes, a quienes me dirijo. Si se hubiesen reunido diligentemente con Cristo, muchos de ellos estarían ahora con nosotros en la verdad. Pero las vidas de ambos fueron para ellos piedra de tropiezo. Dios mira a esas personas con una piedad y una aprobación mayores que a aquellos que creen la verdad, pero que lo niegan con sus obras. La fe que se deja a un lado según las conveniencias y se usa como si de un vestido se tratara no es la religión de Cristo, sino un artículo espurio que no resistirá las pruebas de este mundo.
La verdadera religión se muestra siempre con claridad en nuestras palabras, en nuestro comportamiento y en todas las acciones de la vida. Los seguidores de Cristo no deben divorciar la religión de los negocios. Deben ir de la mano y los mandamientos de Dios deben ser estrictamente respetados en todos los detalles de los asuntos materiales. Saber que somos hijos de Dios debería elevar el tono del carácter aun en los deberes cotidianos de la vida, impidiendo que seamos perezosos para los negocios y favoreciendo un espíritu ferviente. Una religión así soporta el escrutinio del mundo con una gran conciencia e integridad.
Cada obrero debería considerarse como un mayordomo de Dios y desempeñar su labor con exactitud y fiel vigilancia. Constantemente debería preguntarse: "¿Lo que hago está de acuerdo con la voluntad de Dios? ¿Será del agrado del Redentor?" La religión de la Biblia eleva la razón hasta el punto de que Cristo se mezcla con todos los pensamientos. Cada acción, cada palabra y cada momento de nuestras vidas deberían llevar el carácter distintivo de nuestra santa fe. El fin de todas las cosas está al alcance de la mano y no tenemos tiempo para la ociosidad o la vida de placeres, que está en franca oposición con los propósitos de Dios.
El Señor no es cosa de broma. Los que se olvidan de su misericordia y sus bendiciones en este tiempo de oportunidad traerán sobre sí tinieblas impenetrables y se convertirán en candidatos para la ira de Dios. La maldición del Todopoderoso visitó Sodoma y Gomorra por causa de sus pecados e iniquidades. En nuestros días hay quienes han abusado igualmente de la misericordia de Dios y han ridiculizado sus advertencias. Sin dejar de ser reprobable, era menos intolerable la conducta de Sodoma y Gomorra que la de aquellos que, llevando el nombre de Cristo, lo deshonran con sus vidas impías. Todos ellos se están ganando una temible condena en el día en que la ira de Dios los visite con su juicio.
Por causa de su ignorancia, la situación de los pecadores que no han gozado de la luz y de los privilegios que los adventistas del séptimo día han podido gozar será más favorable ante Dios que aquella de los que son infieles mientras están vinculados con su obra y profesan amarlo y servirlo. Cristo vertió lágrimas en el monte; su corazón estaba angustiado y roto porque su pueblo escogido no correspondía a su amor y le mostraba ingratitud. Había trabajado incansablemente para salvarlo del destino que estaba a punto de traer sobre sí, pero su pueblo rechazó su misericordia y no sabía el tiempo de su visitación. Su tiempo de privilegios llegaba a su fin, pero sus ojos estaban tan ciegos que no era capaz de verlo.
Jesús recorrió con su mirada a lo largo de los siglos hasta el fin de los tiempos y, viendo los casos de todos los que habían pagado su amor y admoniciones con soberbia y descuido, y los de todos aquellos que algún día lo harían, les dirigió esas solemnes palabras que declaran su desconocimiento del tiempo de su visitación. Los judíos juntaban sobre sus cabezas las tenebrosas nubes de la condena; muchos hoy en día, de manera similar, atraen sobre sí la ira de Dios porque desaprovechan las oportunidades que se les brindan, se mofan de los consejos y del amor de Jesús y menosprecian y odian a sus siervos porque dicen la verdad.
En ningún lugar de la faz de la tierra ha brillado tanta luz como en _____. Ni siquiera la antigua Jerusalén había sido tan favorecida con el resplandor de los rayos celestiales iluminando el camino que debía seguir su pueblo. Aun así, no anduvieron en obediencia fiel, bajo la radiante luz, sirviendo a Dios de día y de noche. El resultado de abandonar la luz revelada por el Espíritu del Señor es una religión enfermiza y enana. La energía y el amor crecen a medida que los ejercitamos. Las gracias cristianas sólo se desarrollan mediante el cultivo cuidadoso.
Necesidad de disciplina en la familia
El estado de muchos de _____ es verdaderamente alarmante; en especial la mayoría de los jóvenes. Las familias se mudaron con la idea de que no debían cargar con la iglesia, sino ser una ayuda para ella. En muchos casos, el resultado ha sido el contrario. La desidia de los padres en la disciplina de sus hijos ha sido la causa de muchos males en muchas familias. Los jóvenes no han sido dirigidos como se debiera. Los padres han descuidado las instrucciones de la palabra de Dios a este respecto y los hijos han tomado las riendas del gobierno. La consecuencia es que, por lo general, han conseguido gobernar a sus padres en lugar de estar bajo su autoridad.
Los padres están ciegos ante el verdadero estado de sus hijos, quienes han conseguido engañarlos completamente. Sin embargo, los que han perdido el control sobre sus hijos se muestran disgustados cuando otros intentan meterlos en vereda o indican sus defectos con el propósito de corregirlos. La causa de Dios se ha visto frenada en _____ porque los padres traen a sus indisciplinados e ingobernables hijos a esa gran iglesia. Muchos viven descuidando constantemente el deber de educar a sus hijos en los consejos y la admonición de Dios. Ellos mismos tienen mucho que decir al respecto de la maldad de los jóvenes de _____, ya que el mal ejemplo y las influencias dañinas de sus propios hijos han desmoralizado a los jóvenes que con ellos se relacionaban.
Esas familias han traído sobre esa iglesia las cargas más pesadas. Llegan con falsas ideas. Parece que esperan que la iglesia sea irreprensible y se haga cargo de la responsabilidad de hacer unos buenos cristianos de aquellos mismos hijos que ellos, como padres, son incapaces de controlar y mantener sujetos. Ellos mismos se vuelven una abrumadora carga para la iglesia. Sería de gran ayuda si renunciaran a su soberbia y se esforzaran por honrar a Dios y reparar los errores que cometieron en sus vidas. Pero no sucede así, se mantienen altivos, prestos a criticar la falta de espiritualidad de la iglesia, cuya mayor calamidad es que entre sus miembros cuenta a muchos como ellos, pesos muertos, personas cuyos corazones y cuyas vidas no se han consagrado, cuya conducta es completamente errónea. Las instituciones situadas en _____ han soportado demasiados cuerpos enfermos y exangües que sólo buscaban su propia prosperidad y vitalidad espiritual.
Críticas a los que llevan responsabilidades
La iglesia sufre por falta de obreros cristianos abnegados. Si todos los que, por lo general, no pueden resistir a la tentación y son demasiado débiles para permanecer de pie solos, se mantuviesen alejados de _____, reinaría en aquel lugar una atmósfera espiritual mucho más pura. Los que se alimentan de las hojarascas de los fracasos y deficiencias ajenas, que juntan para sí mismos los miasmas malsanos de las negligencias y los defectos de sus vecinos, haciéndose basureros de la iglesia, no constituyen ninguna ventaja para la sociedad de la cual forman parte, sino que son, en realidad, una carga para la comunidad a la cual imponen su presencia.
Lo que necesita la iglesia no son cargas, sino obreros fervientes; no personas que censuren, sino edificadores de Sión. Se necesitan verdaderamente misioneros en el gran corazón de la obra, hombres que retengan la fortaleza, que sean tan fieles como el acero para preservar el honor de aquellos a quienes Dios ha colocado a la cabeza de su obra, y que harán cuanto puedan para sostener la causa en todos sus departamentos, aun a costa del sacrificio de sus propios intereses y vidas, si es necesario. Pero se me mostró que son pocos los que tienen la verdad entretejida con su misma alma, que pueden soportar la prueba escrutadora de Dios. Son muchos los que han aceptado la verdad, pero ésta no se ha apoderado de ellos para transformar su corazón y purificarlo de todo egoísmo. Hay quienes vienen a _____ para ayudar en la obra, como también muchos que son miembros antiguos, que tendrán que rendir una terrible cuenta a Dios por el estorbo que han sido para la causa, por su amor propio y su vida no consagrada.
La religión no tiene virtud salvadora si el carácter de aquellos que la profesan no corresponde a su profesión de fe. Dios ha dado misericordiosamente mucha luz a su pueblo de _____, pero Satanás quiere realizar su obra, y ejerce con más energía su poder en el mismo corazón de ésta. Se apodera de hombres y mujeres egoístas, no consagrados, y los hace centinelas para que vigilen a los fieles siervos de Dios, pongan en duda sus palabras, sus actos y sus motivos, y critiquen y murmuren contra sus reprensiones y amonestaciones. Por su medio crea sospechas y celos y procura debilitar el valor de los fieles, agradar a los que no son santificados, y anular las labores de los siervos de Dios.
Satanás ha ejercido gran poder sobre la mente de los padres por medio de sus hijos indisciplinados. El pecado de la negligencia paterna está anotado contra muchos observadores del sábado. El espíritu de la chismografía es uno de los agentes esenciales que tiene Satanás para sembrar discordia y disensión, para separar amigos y minar la fe de muchos en la veracidad de nuestra posición. Hay hermanos y hermanas que propenden demasiado a hablar de las faltas y de los errores que creen ver en los demás, y especialmente en aquellos que han dado sin vacilar los mensajes de reprensión y amonestación que Dios les confiara.
Los hijos de estos quejosos escuchan con oídos abiertos y reciben el veneno del desafecto. Los padres están así cerrando ciegamente las avenidas por medio de las cuales se podrían alcanzar los corazones de los hijos. Cuántas familias sazonan sus comidas diarias con dudas y preguntas. Disecan el carácter de sus amigos y lo sirven como delicado postre. Circula por la mesa un precioso trozo de calumnia, para que lo comenten, no solamente los adultos, sino también los niños. Esto deshonra a Dios. Jesús dijo: "En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos pequeñitos, a mí lo hicisteis". (Mateo 25:40) Por lo tanto, desprecian y ultrajan a Cristo los que calumnian a sus siervos.
Los nombres de los siervos escogidos de Dios han sido tratados con falta de respeto y en algunos casos con absoluto desprecio por ciertas personas que debieran haberlos mantenido en alto. Los niños han oído las observaciones irrespetuosas de sus padres con referencia a las solemnes reprensiones y amonestaciones dadas por los siervos de Dios. Han comprendido las burlas escarnecedoras y expre194 siones despectivas que de vez en cuando cayeron en sus oídos, y la tendencia ha sido poner en su mente los intereses eternos y sagrados al mismo nivel que los asuntos comunes del mundo. ¡Qué obra están haciendo estos padres al transformar a sus hijos en incrédulos desde su infancia! Así es como se enseña a los niños a ser irreverentes y a rebelarse contra las reprensiones que el cielo envía contra el pecado. Es inevitable que prevalezca la decadencia espiritual donde existen tales males. Esos mismos padres y madres cegados por el enemigo, se preguntan por qué sus hijos se inclinan tanto a la incredulidad y a dudar de la verdad de la Biblia. Se preguntan por qué es tan difícil que los alcancen las influencias morales y religiosas. Si tuviesen percepción espiritual, descubrirían en seguida que este deplorable estado de cosas es resultado de la influencia que ellos ejercen en su hogar, de sus celos y desconfianza. Así se educan muchos incrédulos en los círculos familiares de los que profesan ser cristianos.
Muchos son los que hallan placer especial en discurrir y espaciarse en los defectos, reales o imaginarios, de aquellos que llevan pesadas responsabilidades en relación con las instituciones de la causa de Dios. Pasan por alto el bien que han realizado, los beneficios que ha producido su ardua labor y su devoción incansable a la causa, y fijan su atención en alguna equivocación aparente, en algún asunto que, una vez consumado, ellos imaginan que se podría haber hecho de una manera mejor con resultados más halagüeños, cuando la verdad es que, si ellos hubiesen tenido que hacer la obra, o se habrían negado a dar un paso en las circunstancias desalentadoras del caso, o habrían actuado con más indiscreción que quienes la hicieron siguiendo las indicaciones de la providencia de Dios.
Pero estos habladores indisciplinados se aferran a los detalles más desagradables del trabajo, como el liquen a las asperezas de la roca. Estas personas se atrofian espiritualmente al espaciarse de continuo en las faltas y los defectos de los demás. Son moralmente incapaces de discernir las acciones buenas y nobles, los esfuerzos abnegados, el verdadero heroísmo y el sacrificio propio. No se están volviendo más nobles ni más elevados en su vida y esperanza, ni más generosos y amplios en sus ideas y planes. No cultivan la caridad que debe caracterizar la vida del cristiano. Se están degenerando cada día, y sus prejuicios y opiniones se estrechan cada vez más. La mezquindad es su elemento, y la atmósfera que los rodea es venenosa para la paz y la felicidad.
El gran pecado de _____ es que no quiso recibir la luz que Dios le dio a través de sus siervos. Cristo dijo a sus apóstoles: "El que recibe al que yo enviare, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió". (Juan 13:20) Queda claro en esto que los que rechazan los mensajes de los siervos de Dios, no sólo rechazan al hijo, sino también al Padre.
Y sigue diciendo: "Mas en cualquier ciudad donde entréis, y no os reciban, saliendo por sus calles, decid: 'Aun el polvo de vuestra ciudad, que se ha pegado a nuestros pies, lo sacudimos contra vosotros. Pero esto sabed, que el reino de Dios se ha acercado a vosotros'. Y os digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma que para aquella ciudad. ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Que si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotros, tiempo ha que sentadas en cilicio y en ceniza se habrían arrepentido. Por tanto, en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para vosotras. Y tú, Capernaúm, que hasta los cielos eres levantada, hasta el Hades serás abatida. El que a vosotros oye, a mí me oye; y el que a vosotros desecha, a mí me desecha; y el que me desecha a mí, desecha al que me envió". (Lucas 10:10-16)
¡Cuán terribles y solemnes son estas palabras! Es muy importante que no rechacemos las advertencias y admoniciones que Dios nos hace llegar por medio de sus humildes instrumentos; porque al menoscabar la luz que traen sus mensajeros menoscabamos al Salvador del mundo, al Rey de gloria. Muchos corren este terrible riesgo y atraen sobre sí la condenación de Dios. El Todopoderoso no será tenido en menos ni permitirá que su voz sea despreciada sin impunidad.
Los males de la falta de disciplina
Los hermanos C y D no trajeron el alivio a la causa en _____ que debieran haber traído. Si humildemente, hubiesen permanecido en el temor de Dios y perseverado en hacer el bien tanto en la iglesia como en la obra, habrían sido una gran bendición para la obra de Dios. Si se hubiesen apercibido de la gran responsabilidad que tienen ante Dios por la educación y la formación de sus hijos, habrían sido valiosos ejemplos para otros. Los hijos necesitan tanto la educación que reciben en la escuela como la formación que proporciona el hogar para que su fuerza mental y moral se desarrolle en la debida proporción; por lo que cada una de ellas necesita de ejercicio. Se deben desarrollar las capacidades físicas, mentales y espirituales para que puedan formar un carácter equilibrado.
Para que esto sea así, los hijos deben ser objeto de cuidados, vigilancia, protección y disciplina. Se requieren esfuerzos pacientes y hábiles para moldear a los jóvenes de la manera correcta. Algunas tendencias malignas deben ser reprimidas cuidadosamente y rechazadas con ternura, la mente debe ser estimulada a favor de lo que es correcto. Es necesario estimular al niño con juicio para que alcance el gobierno de sí mismo; de otro modo, el propósito deseado se verá frustrado.
Los padres deben preguntarse: "¿Quién alcanza todas estas cosas?" El único capaz de alcanzar todos estos requerimientos es Dios. Si lo mantienen al margen y no buscan su consejo y su ayuda, su tarea caerá en saco roto. Pero la oración, el estudio de la Biblia y el celo sincero tendrán un noble éxito en este importante deber y su recompensa multiplicará por cien el tiempo y el cuidado dedicados. Pero las habladurías y la ansiedad referidas a la apariencia externa han usurpado el precioso tiempo que debería haber sido dedicado a la oración para obtener sabiduría y fuerza de Dios para cumplir su más sagrado deber. Los padres sabios ordenarán su entorno de tal modo que sea favorable para la formación de un carácter correcto en sus hijos. Casi siempre está en su mano conseguirlo. La fuente de sabiduría está abierta para que puedan sacar de ella todo el conocimiento necesario.
La Biblia, un libro lleno de enseñanzas, debería ser su libro de texto. Si forman a sus hijos en consonancia con sus preceptos, no sólo pondrán los pies de sus hijos en la senda adecuada, sino que los educarán en los deberes más sagrados. Las ideas que se graban en la mente de un joven son difíciles de borrar. Por tanto, es muy importante que esas ideas sean las adecuadas e inclinen las flexibles facultades de los jóvenes en la dirección correcta.
Algunos padres vinieron a _____ con sus hijos y los arrojaron a la iglesia como si, a partir de ese momento, abandonaran toda Son necesarias las reprobaciones fieles 197 responsabilidad en su formación moral y religiosa. El hermano y la hermana C, así como el hermano y la hermana D, han cometido un gravísimo error tanto en disciplinar a sus hijos como en gobernarse a ellos mismos. Sus hijos se han vanagloriado de la libertad de que disponen para hacer lo que les place. Han sido liberados de sus deberes domésticos y menosprecian las normas. Para ellos, una vida útil es una vida de trabajos inútiles. El gobierno débil de sus hogares los ha vuelto inaptos para cualquier cargo y, la consecuencia natural es su rebelión contra la disciplina de la escuela. Sus padres han hecho caso de sus quejas, les han dado crédito y, compadeciéndose de sus imaginarias tribulaciones, han alentado a sus hijos para que se comportaran mal. En muchos casos, esos padres han dado crédito a engaños claros urdidos por sus mentirosos hijos. Algunos de los casos de niños indisciplinados y tramposos tienen mucho que ver con la pérdida de autoridad de la escuela y la desmoralización de los jóvenes de nuestra iglesia.
En el cielo hay un orden perfecto, una concordia y un acuerdo sin defecto. Si aquí los padres descuidan enseñar a sus hijos el respeto a la autoridad, ¿cómo pueden esperar que sean considerados compañeros adecuados para los santos ángeles en un mundo de paz y armonía? Los padres, al mostrarse indulgentes con las malas acciones de sus hijos, están creando un elemento que traerá la discordia a la sociedad y menoscabará la autoridad de la escuela y de la iglesia.
Los niños necesitan una guía y un cuidado atentos, más ahora que nunca, porque Satanás quiere ganar el control de sus mentes y sus corazones para expulsar el Espíritu de Dios. El temible estado de los jóvenes de esta época constituye uno de los signos más claros de que vivimos en los últimos días. Sin embargo, la ruina de muchos puede ser imputada directamente a la mala dirección de sus padres. El espíritu de murmuración contra las reprobaciones ha echado sus raíces y está dando su fruto de insubordinación. Los padres están disgustados con el carácter que desarrollan sus hijos, a la vez que están ciegos ante los errores que comenten y los hacen ser como son.
Elí reprochaba a sus hijos su mala conducta, pero no actuaba prontamente para corregirla. Aquel padre que rehuía las dificultades y se mostraba demasiado afectuoso recibió la advertencia de Dios: su negligencia no quedaría sin retribución. Aun así, no se dio cuenta de la importancia de apartar el mal de Israel, de una vez por todas. Debería haber tomado medidas sin dilación; en cambio, con una sumisión destacable, dijo: "Jehová es; haga lo que bien le pareciere". (1 Samuel 3:18) Si se hubiera apercibido completamente de la culpa de su negligencia, Israel se habría salvado de la humillación de la derrota y el arca de Dios no habría caído en manos enemigas.
Dios condena la negligencia que flirtea con el crimen y el pecado; no deja sin castigo la insensibilidad que no se apresura a detectar su amenazadora presencia en las familias de los que profesan ser cristianos. Para él los padres son responsables en gran medida de los errores y las locuras de su descendencia. Dios visitó con su condena, no sólo a los hijos de Elí, sino a Elí mismo; este terrible ejemplo debería ser una advertencia para los padres de nuestros días.
Mientras miraba la peligrosa situación en que se encuentran sus jóvenes y se me mostraba la indiferencia de los padres respecto de su bienestar, mi corazón se afligió y desfalleció. Los ángeles estaban tristes y lloraban amargamente. Los jóvenes se van al mundo y caen en las manos de Satanás. Se vuelven menos susceptibles a la dulce influencia de la gracia de Dios, son más y más confiados y desafiantes y muestran una creciente despreocupación por los intereses eternos. Vi cómo Satanás plantaba su bandera en los hogares de los que profesan ser los elegidos de Dios y, sin embargo, los que andan en la luz deberían ser capaces de discernir la diferencia entre la bandera negra del adversario y el estandarte manchado con la sangre de Cristo.
Los niños deben ser educados con normas y ejemplo. Los padres deberían cumplir sus grandes responsabilidades con temor y emoción. Deberían ofrecer fervorosas oraciones para pedir fuerza y guía divinas en su tarea. En muchas familias se siembra la semilla de la vanidad y la soberbia en el corazón de los niños desde casi su mismo nacimiento. En su presencia, se comentan y alaban sus pequeños engaños, y se repiten a otros con exageraciones. Los pequeños toman nota de esto y se crecen; no dudan en interrumpir conversaciones y se vuelven atrevidos e impertinentes. La adulación y la indulgencia alimentan su vanidad y su obstinación, hasta el punto que el más joven alcanza a gobernar toda la familia, padre y madre incluidos.
La disposición que esta clase de formación da no puede ser dejada de lado mientras los juicios del niño crecen en firmeza. A medida que el cuerpo del niño va creciendo, crece también su intelecto; y lo que en un bebé puede parecer gracioso, en un adulto puede llegar a ser menospreciable y perverso. Quieren gobernar a los que los rodean; y si alguno no se rinde a sus deseos, se consideran insultados y ofendidos. La causa es que en su juventud se toleraron sus ofensas en lugar de enseñarles la necesaria negación del yo para soportar las duras pruebas de la vida.
A menudo, los padres, pensando que así será más fácil tratar con ellos, tratan a sus hijos con favoritismo y condescendencia. Es mucho más sencillo permitirles que hagan lo que les pazca en lugar de dirigir las inclinaciones que con tanta fuerza surgen en sus corazones. Este comportamiento es cobarde. Rehuir las responsabilidades es perverso; porque llegará el día en que esos hijos, cuyas inclinaciones no fueron dirigidas y habrán degenerado en vicios, traerán la reprensión y la desgracia sobre ellos y sobre sus familias. Salen a la vida sin estar preparados para resistir sus tentaciones, sin la fuerza necesaria para soportar las situaciones complejas y desconcertantes. Son apasionados, arrogantes, indisciplinados y quieren doblegar a los demás a su voluntad; cuando esto no sucede piensan que el mundo los desaprovecha y se vuelven contra él.
Las lecciones que se aprenden en la infancia, buenas o malas, no se aprenden en vano. Para bien o para mal, el carácter se desarrolla en la juventud. Aunque en el hogar pueda haber alabanzas y adulación, en el mundo cada uno es considerado por sus propios méritos. Quienes han sido malcriados, a los cuales se ha rendido la autoridad doméstica, están sujetos a mortificación diaria porque se ven obligados a rendirse a otros. Muchos llegan a aprender su verdadero lugar por medio de estas crudas lecciones de la vida. Las broncas, los enfados y el lenguaje directo de sus superiores suelen mostrarles su verdadero estatus social y los humillan hasta que entienden y aceptan su lugar. Esta es ordalía innecesaria que podría haberse evitado con una formación adecuada en la juventud.
La mayoría de estas personas indisciplinadas pasan por la vida dándose de bruces contra el mundo, fracasando allí donde deberían tener éxito. Llegan a pensar que el mundo está resentido con ellas porque no las adula ni las trata con dulzura. Por tanto, se vengan del mundo devolviéndole resentimiento y desobediencia. A veces las circunstancias las obligan a fingir una humildad que no sienten, pero no es natural en ellos y, tarde o temprano, sus verdaderos caracteres acabarán por salir a la luz.
Si tales personas tienen familia, su gobierno se vuelve arbitrario y muestra aquella disposición soberbia e irracional que deben disimular fuera del hogar. Quienes dependen de ellas sienten hasta lo indecible los errores cometidos en su formación. ¿Por qué los padres educan a sus hijos de tal manera que lleguen a estar en constante conflicto con todos aquellos que entran en contacto con ellos?
Su experiencia religiosa está moldeada por la educación recibida en la infancia. Las tristes pruebas, tan peligrosas para la prosperidad de una iglesia porque son la causa de que la fe de muchos flaquee, se tambalee y acabe desvaneciéndose entre la duda y la insatisfacción, suelen tener su origen en un espíritu indómito y rebelde, resultado de la indulgencia de los padres en la más tierna infancia. ¡Cuántas vidas se han perdido, cuántos delitos se han cometido, a causa de la influencia de una pasión desenfrenada que debería haber sido corregida en la infancia, cuando la mente es moldeable y el corazón fácilmente influenciable por lo que es correcto y está sujeto a la voluntad de una madre amorosa! La educación ineficiente de los hijos es la base de una gran cantidad de desgracias.
Los niños a los que se les permite andar a sus anchas no son felices. El corazón indómito no posee los elementos necesarios para su sosiego y satisfacción. La mente y el corazón deben ser disciplinados y sujetos a las normas adecuadas para que el carácter esté en armonía con las sabias leyes que gobiernan nuestro ser. El desasosiego y la insatisfacción son fruto de la indulgencia y la soberbia. A menos que se siembren preciosas flores y sea objeto de esmerados cuidados, el suelo del corazón, como el de un jardín, sólo será capaz de dar espinas y cardos. Como sucede en la naturaleza visible, así también se da en el alma humana.
Los jóvenes de _____ se encuentran en una condición desconcertante. Mientras algunos miembros de la iglesia se sienten insatisfechos con los que ocupan cargos de responsabilidad, son encontrados faltos y murmuran contra las reprensiones, insinuando sus dudas y cuchicheando sobre los asuntos ajenos, sus almas están empapadas de tinieblas y sus hijos han sido impregnados con el espíritu que obra en sus padres. Esta disposición tiene como fin la destrucción de toda autoridad. Dios considera a esos padres responsables de la malicia y la rebelión de los jóvenes que están a su cuidado.
Satanás ha tenido un maravilloso éxito en sus planes. Los hombres de experiencia, los padres de familia, que manifiestan una obstinada resistencia cuando sus planes son contravenidos muestran claramente que no pueden controlarse a sí mismos. ¿Cómo pueden, pues, controlar a sus hijos, que siguen sus mismos pasos y se rebelan contra su autoridad y cualquier otra norma, como ellos mismos se rebelan contra la autoridad de la iglesia y las instituciones con las que se relacionan? Algunos de estos pretendidos cristianos se han rendido en las manos de Satanás y se han convertido en sus instrumentos. Influyen en las almas contra la verdad mostrando su insubordinación e insatisfacción. A la vez que profesan justicia, huyen de delante del Todopoderoso y, antes de darse cuenta de la enormidad de su pecado, han cumplido el objetivo del adversario. El daño ya ha sido hecho, la sombra de tinieblas ya se ha extendido, las flechas de Satanás han encontrado un blanco. Ciertamente, un poco de levadura ha bastado para fermentar toda la masa. La falta de fe se infiltra y hunde sus garras en las mentes que han aceptado completamente la verdad.
Entre tanto, esos espasmódicos obreros de Satanás miran inocentemente a los que después de haberlos arrastrado al escepticismo permanecen inamovibles ante la reprensión y las súplicas. Mientras esas personas que han recibido su influencia se han alejado de la fe más aún de lo que ellos mismos se habrían aventurado, se lisonjean de ser, en comparación, virtuosos y justos. No entienden que esos desdichados casos son hijos de sus lenguas desenfrenadas y su perversa rebelión, porque los que han cedido a la tentación han caído por culpa de su mala influencia. Ellos iniciaron el problema; ellos sembraron la semilla de la anarquía y la infidelidad.
No hay justificación para que las familias traigan a sus hijos a _____ sin que estén bajo el control de sus padres. Si los padres han desoído la palabra de Dios al respecto de la instrucción y la formación de sus hijos, _____ no es su lugar. Sólo traerán la desmoralización de los jóvenes del lugar y la discordia dominará allí donde debieran reinar la paz y la prosperidad. Que tales padres se ocupen de corregir y disciplinar a sus hijos antes de aventurarse a imponerlos a la iglesia de _____ Muchos son tan culpables de haber descuidado a sus hijos como lo fue Elí; el castigo de Dios caerá sobre ellos con la misma certeza con que cayó sobre él. El caso del hermano E fue uno de los destacados. La mano de Dios se extendió en la ira de su condena, no sólo sobre sus hijos, sino también sobre él mismo. La palabra de Dios era clara, pero sus admoniciones cayeron en saco roto. Recibió advertencias, escuchó reprensiones, pero no hizo caso de ninguna de ellas y la maldición cayó sobre él. Es asunto terrible descuidar la educación de los hijos. No sólo porque se perderán, sino porque también se condenan los padres, los cuales se han apartado tanto de Dios que han perdido todo sentido de su sagrada responsabilidad y permanecen en una peligrosa posición respecto de la vida eterna.
Me dirijo ahora a los padres excesivamente afectuosos e indulgentes con sus hijos. Estas son las enseñanzas de la Biblia para tratar con un hijo rebelde: "Si alguno tuviere un hijo contumaz y rebelde, que no obedeciere a la voz de su padre ni a la voz de su madre, y habiéndolo castigado, no les obedeciere; entonces lo tomarán su padre y su madre, y lo sacarán ante los ancianos de su ciudad, y a la puerta del lugar donde viva; y dirán a los ancianos de la ciudad: 'Éste nuestro hijo es contumaz y rebelde, no obedece a nuestra voz, es glotón y borracho'. Entonces todos los hombres de su ciudad lo apedrearán, y morirá, así quitarás el mal de en medio de ti, y todo Israel oirá, y temerá". (Deuteronomio 21:18-21)
Tanto los jóvenes como los adultos que están relacionados con la obra deben ser objeto de cuidadosa vigilancia, para que su influencia no se oponga directamente al objetivo designado por la obra. Si el carácter de algún empleado aleja de Dios y la verdad, no se dude en apartarlo. Debe ser separado de la obra al instante, porque aleja a las personas de Cristo en lugar de unirlas a él. Virtualmente, es un siervo de Satanás.
Sí, relacionados con la obra, hay jóvenes que no respetan la autoridad de los padres, son ingobernables en casa y menosprecian el consejo y la dirección, sobre ellos caerá la maldición de Dios; no sólo sobre ellos, sino que, en caso de que continúen ocupando su cargo y tengan más oportunidades de pervertir a los jóvenes con los que entren en contacto, también caerá sobre la obra. Quienes ocupen puestos de responsabilidad en la obra deberán dar cuenta de la influencia dominante. Si son indiferentes a la maldición de los insubordinados y los emplean de manera irresponsable, son partícipes de su pecado.
En _____ se ha colmado la medida de la iniquidad. Dios reclama otro orden de cosas. Los jóvenes relacionados con su obra deberían ser seleccionados de entre aquellos que puedan mejorar, refinarse y ennoblecerse con su relación con la causa de Dios. Es preciso que soldados fieles, prontos a entrar en acción, ocupen los puestos de responsabilidad, en especial aquellos que se encuentran en el centro de la obra. Como centinelas despiertos, los que profesan la verdad deberían salvaguardar los intereses de la causa en la obra; deberían salvaguardarse a sí mismos y unos a otros de la contaminación espiritual.
Los que están empapados del espíritu de independencia y van a ____-____ como alumnos de nuestra escuela, pensando que podrán actuar según les plazca y a sus anchas en todos los asuntos, deben saber que deberán seguir la adecuada disciplina. En especial, los jóvenes que residen en _____ deberán ser sometidos a las más estrictas normas para proteger su integridad y su moral. Si no se someten a esas disposiciones, deberán ser expulsados de la escuela y separados de aquellos a quienes desmoralizan con su mal ejemplo.
Los padres que viven alejados envían a sus hijos a _____ para que los eduquen, confiando plenamente que recibirán la formación moral adecuada y no serán expuestos a influencias descarriadas. Por tal motivo, la atmósfera de nuestra escuela debe ser purificada. La falta de adaptación y la desconsideración de la virtud estricta se ha desarrollado entre algunos hombres y mujeres jóvenes de _____. Algunos de ellos han caído muy bajo en la escala de la moral e influyen en los jóvenes alumnos que han sido enviados desde lejos y no tienen las ventajas de la protección y el consejo de sus padres. Esta cuestión debe ser resuelta inmediatamente porque es un asunto de máxima importancia.
La influencia de algunos jóvenes de _____ es desmoralizadora. En apariencia, piensan que es digno de alabanza parecer independientes y mostrar falta de respeto por la autoridad de sus padres. Pablo da una fiel descripción de esa clase de jóvenes en estas palabras: "También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios". (2 Timoteo 3:1-4)
La influencia de esa clase de personas en los jóvenes de ____-____ está causando mucho perjuicio. Su conversación y ejemplo son despreciables. Los jóvenes de moral bien fundada, cuya mente tiene un carácter elevado, no deberían encontrar atractiva la relación con esas personas y, por lo tanto, deberían permanecer alejados de su influencia. Pero hay hombres y mujeres jóvenes que encuentran placer en su compañía. Satanás se ha propuesto adormecer la sensibilidad espiritual de ciertas personas que han creído la verdad y nublar sus mentes con falsas ideas hasta que sean incapaces de discernir lo erróneo de lo correcto. Se mina con sugestiones su confianza en los siervos escogidos de Dios y desembocan en una declarada pérdida de fe.
Si los jóvenes escogiesen a aquellos cuyas vidas honran las creencias que profesan se librarían de muchos y graves peligros. Satanás busca constantemente la ruina de aquellos que, desconocedores de sus maquinaciones, no sienten la necesidad de orar y recibir consejo de los amigos experimentados y piadosos. Muchos de los jóvenes que acuden a _____ con buenas intenciones de vivir vidas cristianas se ven mezclados con una clase de jóvenes que tomándolos de la mano, bajo la falsa apariencia de una amistad, los guían directamente hacia la trampa de Satanás. El enemigo no siempre se muestra como un león rugiente; a menudo aparece como un ángel de luz, afectando maneras amistosas y presentando tentaciones especiales difíciles de resistir para los que carecen de experiencia. Algunas veces consigue engañar al imprudente excitando la piedad de su naturaleza compasiva y presentándose a sí mismo como un ser justo perseguido injustamente.
Satanás tiene instrumentos dispuestos a hacer este trabajo. En este campo su habilidad se ha perfeccionado por años de experiencia. Usa el conocimiento acumulado a lo largo de los siglos para ejecutar sus perversos designios. Los ignorantes jóvenes se ponen en las manos de Satanás para que los use como instrumentos para llevar a las almas a la ruina. Los que se rinden al poder de Satanás no consiguen la felicidad. Jamás se conforman ni encuentran reposo. Están insatisfechos, son quejosos e irritables, desagradecidos y rebeldes. Uno de ellos es el joven del que se habla en estas palabras. Aun así, Dios tendrá misericordia de él si se arrepiente sinceramente y se convierte. La sangre expiatoria de Cristo lavará sus pecados.
El Salvador del mundo ofrece el don de la vida eterna a los descarriados. Con una compasión aún mayor que la de un padre terrenal que perdona a su hijo descarriado, arrepentido y sufriente, Jesús busca una respuesta a sus ofrecimientos de amor y perdón. Clama a los errantes: "Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros". (Malaquías 3:7) Si el pecador no escucha la voz de misericordia que lo llama con tierno y compasivo amor, su alma quedará en las tinieblas. Si desaprovecha la oportunidad que se le presenta y persiste en su mala conducta, en el momento menos esperado, la ira de Dios caerá sobre él. "El hombre que reprendido endurece la cerviz, de repente será quebrantado, y no habrá para el medicina". (Proverbios 29:1) Este joven ha tomado a la ligera la autoridad de su padre y ha menospreciado la corrección. "El temor de Jehová es el principio de la sabiduría". (Proverbios 9:10) Es el fundamento de la correcta educación. Los que, teniendo una oportunidad favorable, no hayan aprendido esta primera gran lección, no sólo están descalificados para el servicio en la causa del Señor, sino que son un claro perjuicio para la comunidad en que viven.
Salomón exhorta a los jóvenes: "Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no desprecies la dirección de tu madre; porque adorno de gracia serán a tu cabeza, y collares a tu cuello. Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar, no consientas". "La sabiduría clama en las calles, alza su voz en las plazas; clama en los principales lugares de reunión; en las entradas de las puertas de la ciudad dice sus razones. ¿Hasta cuándo, oh simples, amaréis la simpleza, y los burladores desearán el burlar, y los insensatos aborrecerán la ciencia? Volveos a mi reprensión; he aquí yo derramaré mi espíritu sobre vosotros, y os haré saber mis palabras. Por cuanto llamé, y no quisisteis oír, extendí mi mano, y no hubo quien atendiese, sino que desechasteis todo consejo mío y mi reprensión no quisisteis, también yo me reiré en vuestra calamidad, y me burlaré cuando os viniere lo que teméis; cuando viniere como una destrucción lo que teméis, y vuestra calamidad llegare como un torbellino; cuando sobre vosotros viniere tribulación y angustia. Entonces me llamarán, y no responderé; me buscarán de mañana, y no me hallarán. Por cuanto aborrecieron la sabiduría, y no escogieron el temor de Jehová, ni quisieron mi consejo, y menospreciaron toda reprensión mía, comerán del fruto de su camino, y serán hastiados de sus propios consejos. Porque el desvío de los ignorantes los matará, y la prosperidad de los necios los echará a perder; mas el que me oyere, habitará confiadamente y vivirá tranquilo, sin temor del mal". (Proverbios 1:8-10; 20-33)
Es preciso que se mantenga el orden en las distintas instituciones de _____. Se debe erradicar la insubordinación. Nadie que habiendo sido instruido por padres observadores del sábado y gozado del privilegio de poder escuchar la vedad pero que, aun así, persista en su rebelión contra sus enseñanzas debe permanecer en la obra. Ninguna persona que hable con ligereza de ella o trate nuestra santa fe con menosprecio debe permanecer en la obra de Dios. Quienes a pesar de que han estado relacionados por tanto tiempo con la obra y han tenido múltiples oportunidades de aceptar nuestra fe, pero manifiestan oposición a la verdad deben ser apartados de la obra. Si persisten en menospreciar la luz y considerar la salvación como algo liviano, su influencia es contraria a la verdad. Esa misma indiferencia ejerce una influencia dañina cuyo resultado es el enfriamiento de la fe de los otros y su alejamiento de Dios. Los impenitentes y rebeldes no deben ocupar cargos que podrían ser desempeñados por personas que respeten la verdad y se rinden a la influencia del Espíritu de Dios porque están íntimamente vinculadas con su sagrada tarea.
La influencia de los jóvenes en la obra no es la que debiera. A y B, virtualmente, han trabajado contra la causa. La influencia de su conversación y de su comportamiento ha sido tal que ha desagradado a los que no creen y los ha alejado de nuestra fe y de Cristo. Los jóvenes que no escuchan las advertencias de la palabra de Dios y tratan con liviandad los Testimonios del Espíritu Santo no son más que una maldición viviente para la obra y deben ser apartados de ella.
Los jóvenes cuyas influencias son desmoralizadoras no tienen nada que ver con nuestro colegio. Aquellos que están poseídos por un sentimentalismo enfermizo y asisten a la escuela sólo como una oportunidad para flirtear e intercambiar atenciones inadecuadas deben ser sometidos a las más estrictas normas. Es preciso que se mantenga la autoridad. La justicia y la misericordia son hermanas gemelas e inseparables.
Si no se hacen esfuerzos para corregir el estado de cosas existente en _____, pronto se convertirá en un lugar donde reinarán la inmoralidad y la disipación. ¿Los padres y los responsables de nuestras instituciones permanecerán en la inactividad mientras Satanás se apodera de las mentes de nuestros hijos? Dios aborrece los pecados alimentados y disimulados por la iglesia, aceptados en la obra y protegidos bajo el tejado paterno. Que los padres, y aquellos que tienen autoridad, se pongan manos a la obra con sinceridad y purguen este mal de entre ellos.
Vivimos en los últimos días. Juan exclama: "¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! Porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo". (Apocalipsis 21:12) Cristo es el único refugio en estos tiempos de peligro. Satanás está trabajando secretamente, en las tinieblas. Traicioneramente, aparta de la cruz a los seguidores de Cristo y los lleva a la autoindulgencia y a la perdición.
En _____ se encuentran intereses vitales. Satanás se opone a cualquier cosa que refuerce la causa de Cristo y debilite su poder. Se ha dedicado diligentemente a diseñar planes para socavar la obra de Dios. No descansa siquiera un momento porque ve que la justicia gana ascendencia. Tiene legiones de ángeles perversos que envía allí donde la luz del cielo brilla sobre las personas. Allí pone sus piquetes para apoderarse de todos los imprudentes, hombres, mujeres o niños, y forzarlos a servirlo.
El corazón de la obra está en _____. Al igual que el corazón humano impele la sangre de vida hacia todas las partes del cuerpo, así sucede con la gestión de ese lugar, que es el cuartel general de nuestra iglesia, la cual afecta a todo el cuerpo de creyentes. Si el corazón físico está sano, la sangre que envía por todo el sistema también está sana; pero si esta fuente es impura, todo el organismo cae enfermo por el veneno que lleva el fluido vital. Del mismo modo sucede con la iglesia. Si el corazón de la obra se corrompe, toda la iglesia, con sus distintos departamentos e intereses esparcidos por toda la faz de la tierra, sufrirá las consecuencias.
La obra capital de Satanás se encuentra en el cuartel general de nuestra fe. No ahorra esfuerzos para corromper a los hombres que ocupan cargos de responsabilidad y persuadirlos para que sean infieles en sus variadas tareas. Insinúa sus sospechas y celos en las mentes de aquellos cuyo negocio es cumplir fielmente la obra de Dios. Mientras Dios prueba a sus asistentes, preparándolos para sus puestos, Satanás hace lo indecible para engañarlos y tentarlos, para que no sólo se destruyan a sí mismos, sino que influyan en otros y los lleven a obrar el mal y perjudicar la gran obra. Recurre a todos los medios a su alcance para conseguir que se tambalee la confianza que el pueblo de Dios debe depositar en la voz de advertencia y reprobación por medio de la cual Dios desea purificar la iglesia y hacer prosperar su causa.
El plan de Satanás es debilitar la fe del pueblo de Dios en los Testimonios. El siguiente paso será el escepticismo al respecto de los puntos vitales de nuestra fe, los pilares de nuestra posición. Seguirá la duda aun de las mismas Sagradas Escrituras y, finalmente, el descenso a la perdición. Cuando se duda de los Testimonios en los que una vez se creyó y se abandonan, Satanás sabe que los que han sido engañados no se detendrán y redobla sus esfuerzos hasta que desencadena la rebelión abierta, la cual se vuelve incurable y desemboca en la destrucción.
Satanás ha ganado una gran ventaja en _____ porque el pueblo de Dios no ha vigilado los destacamentos. Los mismos hombres sobre los cuales Dios había declarado que aceptaría su trabajo si se consagraban completamente, han sido víctimas del engaño, han fallado en el cumplimiento de sus deberes y se han mostrado como una terrible carga y desaliento, en lugar de la ayuda y la bendición que debieran haber sido. Ha faltado muy poco para que los hombres a los que se había confiado el campamento lo traicionaran y lo entregaran en manos del enemigo. Han abierto las puertas a un oponente astuto que ha deseado su destrucción.
Hombres de experiencia que, aunque han visto manos traicioneras que han quitado las trancas para que Satanás pueda entrar, se han mantenido impasibles, aparentemente indiferentes. Algunos se han alegrado de verlo porque parecía una atenuante de su anterior descuido, el cual había hecho necesaria la concurrencia de otros para cubrir los puestos de responsabilidad que habían sido descuidados o mal desempeñados. Esta falta de vigilancia por parte de los nuevos responsables parecía excusar la falta de fidelidad de los anteriores, a la vez que mostraba que aquellos eran completamente negligentes en el cumplimiento de su deber. Esas personas no se dan cuenta de que Dios los considera responsables de cada ventaja que obtiene el adversario, al cual se le ha permitido entrar en el campamento. La desolación y la ruina que siguen están a las puertas de los centinelas infieles, quienes, por causa de su negligencia, se convierten en agentes en manos del adversario para ganar almas para la destrucción. Los hombres que ocupan cargos de responsabilidad deben buscar la sabiduría y la dirección de Dios y no confiar en su propio juicio y conocimiento. Como Salomón, deben orar fervientemente para obtener fe y luz y Dios les dará generosas provisiones.
Dios desea que su obra sea llevada a cabo con inteligencia, no desorganizadamente. Desea que se lleve a cabo con fidelidad y cuidadosa meticulosidad; sólo así Dios podrá poner su sello de aprobación sobre ella. Bendecirá y guiará a los que lo aman y andan con temor y humildad delante de él y los vinculará con el cielo. Si los obreros depositan en él su confianza, les dará sabiduría y corregirá sus enfermedades para que puedan ser capaces de desempeñar la obra del Señor con perfección.
Debemos revestirnos de la armadura y estar preparados para resistir con éxito todos los ataques de Satanás. Su malignidad y cruel poder no están valorados en su justa medida. Cuando ve frustrados sus planes, retrocede un poco, cambia de táctica y vuelve a atacar con nuevos prodigios destinados a seducir y destruir a los hijos de los hombres. Se debería advertir muy encarecidamente a los jóvenes contra su poder y, con paciencia y oración, enseñarles a soportar las pruebas que, sin duda, les llegarán en la vida. Deben ser guiados para que se aferren a la palabra de Dios y presten atención a los consejos.
Vivir la fe según los méritos del Redentor crucificado los llevará sanos y salvos a través del horno ardiente de la aflicción y las pruebas. Al igual que sucedió con los tres amigos de Daniel, el Cuarto los acompañará en el abrasador calor del horno ardiente y ni siquiera sus vestidos serán tocados por el olor del humo. Debemos animar a nuestros hijos para que sean estudiosos de la Biblia y tengan firmes principios religiosos que resistan la prueba de los peligros que, con toda certeza, experimentarán todos los que vivan en la tierra durante los últimos días del fin de la historia del mundo.