En la noche del 2 de marzo de 1907, muchas cosas me fueron reveladas en cuanto al valor de nuestras publicaciones que contienen la verdad presente, y la poca diligencia de nuestros hermanos y hermanas para asegurarles una amplia difusión.
Se me mostró en repetidas ocasiones que nuestras prensas debieran estar continuamente ocupadas en publicar la luz de la verdad. El tiempo actual es un tiempo de tinieblas espirituales para la iglesia del mundo. La ignorancia de las cosas divinas ha encubierto a Dios y la verdad de la vista de los hombres. Las fuerzas del mal se congregan y fortalecen. Satanás promete a sus asociados que hará una obra que seducirá al mundo entero. Mientras que la actividad de la iglesia es sólo limitada, Satanás y sus ejércitos están desplegando una actividad intensa. Las iglesias seudocristianas están muy lejos de haber convertido al mundo, pues ellas mismas se han dejado corromper por el egoísmo y el orgullo; y necesitar, experimentar el poder regenerador de Dios en su seno antes de poder guiar a otros hacia un ideal más elevado y más puro.
Un incidente alentador
Pasé la tarde del día 2 de marzo con el Hno. S. N. Haskell y su esposa, hablando de la obra que se está haciendo en Oakland y de su proyecto de ir a pasar algún tiempo en South Lancaster. Después de esta visita, me sentí cansada y me fui a acostar temprano. Padecía de reumatismo en el costado izquierdo y no podía encontrar descanso. Daba vueltas en la cama, buscando una posición que me hiciese sufrir menos. Experimentaba en el corazón un dolor que no me auguraba nada bueno. Por fin pude dormir.
Hacia las 9:30 de la noche, procuré darme vuelta y comprobé que todo dolor había desaparecido. Al darme vuelta de un lado a otro y al mover las manos, experimentaba una ligereza y libertad extraordinaxias, indescriptibles. El cuarto estaba inundado de una luz maravillosa, suave, azulada; me parecía estar en los brazos de seres celestiales.
Había ya disfrutado en el pasado de esta luz especial en momentos particularmente bendecidos; pero esta vez era más evidente, más impresionante, y sentía una paz tan perfecta y abundante que las palabras me faltan para expresarla. Me senté y me vi rodeada por una nube brillante, blanca como la nieve, cuyos bordes tenían un pronunciado color rosado. La música más arrobadora llenaba el aire y reconocí en ella el canto de ángeles. Luego una voz me dijo: "Nada temas; yo soy tu Salvador. Los santos ángeles te rodean".
"¡Es pues, el cielo! --dije--, y ahora puedo descansar, Ya no tendré que dar ningún mensaje ni habré de soportar que éstos sean interpretados torcidamente. Todo va a ser fácil y voy a disfrutar de paz y descanso. ¡Oh, qué paz inefable llena mi alma! ¿Es esto verdaderamente el cielo? ¿Soy de veras hija de Dios? ¿Disfrutaré para siempre de esta paz?'
La voz replicó: "Tu obra no ha terminado aún". Volví a dormir, y cuando desperté oí la música y tuve deseos de cantar. Entonces alguien pasó cerca de mi puerta y me pregunté si habría visto la luz. La luz se disipó después de un tiempo, pero la paz permaneció.
Un poco más tarde, volví a dormir y me pareció estar en una junta en la que se estudiaba nuestra obra de publicación. Varios de los dirigentes estaban presentes, y también el Hno. Haskell y su esposa consultaban con los demás respecto a la difusión de nuestros libros, folletos y periódicos.
El Hno. Haskell presentaba poderosos argumentos para que se diese una difusión más intensa a los libros que contienen el conocimiento que fuera comunicado a la Hna. White, libros que contienen el mensaje especial que el mundo necesita hoy. Decía: "¿Por qué nuestras iglesias no aprecian más ni reparten con mayor profusión libros que son divinamente aprobados? ¿Por qué no se presta atención especial a las obras que contienen advertencias relativas a la obra de Satanás? ¿Por qué no se da mayor circulación a los libros que muestran cómo Satanás se esfuerza por contrarrestar la obra de Dios, y que descubren sus planes y seducciones? Los males morales de esas seducciones deben ser eliminados abriendo los ojos de la gente, para que discierna la situación y los peligros actuales, y haga esfuerzos diligentes para aferrarse por fe de Cristo y su justicia".
Un mensajero celestial estaba en nuestro medio y pronunció palabras de advertencia y de instrucción. Nos hizo comprender con toda claridad que el Evangelio del reino es el mensaje por cuya falta el mundo perece, y que este mensaje, contenido en nuestras publicaciones ya existentes y en aquellas que aún han de aparecer debería hacerse circular entre la gente de cerca y lejos.
Peligro de los estudios especulativos
La luz de la verdad que Dios se propone hoy que el mundo reciba, no es la que los eruditos procuran impartir, porque estos hombres suelen llegar a conclusiones erróneas en sus investigaciones, y en su estudio de numerosos autores se entusiasman con teorías que son de origen satánico. Satanás, disfrazado de ángel de luz, ofrece a la consideración de las mentes humanas temas que parecen sumamente interesantes y que abundan en misterio científico. En la investigación de esos temas, son inducidos a aceptar conclusiones erróneas y a unirse con espíritus seductores en la obra de proponer nuevas teorías que alejan de la verdad.
Existe el peligro de que las falsas opiniones expresadas en los libros que han estado leyendo sean entretejidas por nuestros ministros, profesores y redactores con sus argumentos, discursos y publicaciones, bajo la creencia de que son idénticos en principio a las enseñanzas del Espíritu de verdad. El libro The Living Temple [El templo viviente] es una ilustración de esta obra, cuyo autor declaró que sus enseñanzas eran iguales a las contenidas en los escritos de la Sra. White. Tendremos que hacer frente repetidamente a la influencia de hombres que estudian ciencias de origen satánico, por medio de las cuales Satanás procura negar la existencia de Dios y Cristo.
El Padre y el Hijo tienen su personalidad individual. Cristo declaró: "Yo y el Padre uno somos". (Juan 10:30) Pero fue el Hijo de Dios quien vino al mundo en forma humana. Poniendo de lado sus vestiduras reales y regia corona, veló su divinidad con humanidad, para que la humanidad mediante su sacrificio infinito llegara a ser participante de la naturaleza divina y escapara de la corrupción que se encuentra en el mundo a causa de la concupiscencia.
Cristo fue tentado en todo, en la misma forma como el hombre es tentado, pero en ningún momento lanzó una temible acusación contra el tentador. A cada tentación opuso la palabra del Señor. "Escrito está" fue el arma infalible que usó. Como representantes de Cristo debemos enfrentar los ataques del enemigo con la palabra del Dios viviente. Nunca debiéramos permitimos seguir la senda de la serpiente al usar sus argumentos aparentemente científicos. Satanás no puede obtener ventaja del hijo de Dios que confía en la palabra de Dios como su defensa.
Nuestro Consejero impresionó profundamente nuestra mente con la idea de que el pueblo de Dios que observa los mandamientos debe ser santificado por la verdad, y esa verdad debe recibir siempre el lugar más destacado. No debemos olvidar que Satanás todavía vive para ejercer su poder engañador por medio de la falsa ciencia.
Cristo fue la Majestad del cielo, el Príncipe de vida; sin embargo se humilló como hombre y se sometió a todas las leyes de Dios. Recorrió el terreno que cada cristiano debe recorrer, y salió de su prueba puro y sin mancha de pecado. Fue nuestro ejemplo en todas las cosas.
La primera venida de Cristo y su vida de ministerio no se estudian como debieran. El vivió con abnegación, y en su vida manifestó todas sus nobles cualidades. Vivió para bendecir a la humanidad por medio de sus palabras y obras de bien.
Excelencia de la obra de publicaciones
La obra de publicaciones es una obra importante y buena; pero no siempre ha ocupado la santa posición que Dios le ha reservado; eso se debe a que el yo ha sido entretejido con la obra de algunos que se han dedicado a ella. La obra de producir libros debiera ser el medio de presentar rápidamente la verdad presente al mundo. Las publicaciones que salen de nuestras prensas en la actualidad debieran ser de tal naturaleza que fortalezcan cada clavija y cada columna de nuestra fe, que fue establecida por la palabra de Dios y la revelación de su Espíritu.
La verdad que Dios ha dado a su pueblo en estos últimos días debiera mantenerlo firme cuando llegan a la iglesia personas que presentan falsas teorías. La verdad que ha permanecido firme contra los ataques del enemigo durante más de medio siglo, todavía debe ser la confianza y consuelo del pueblo de Dios.
La evidencia que presentemos ante los incrédulos de que poseemos la verdad de la Palabra de Dios, debe consistir en una vida de estricta abnegación. No hagamos de nuestra fe un objeto de burla; mantengamos siempre ante nosotros el ejemplo de Aquel que, aunque era el Príncipe del cielo, se humilló para vivir una vida de abnegación y sacrificio a fin de vindicar la justicia de la palabra de su Padre. Que cada uno resuelva hacer todo lo posible para que la luz de sus buenas obras brille en el mundo.
Unidad en el progreso
Debe existir perfecto acuerdo en los planes trazados para la publicación de nuestros libros y periódicos, para que la luz que contienen se difunda rápidamente por todas partes a las iglesias nominales y al mundo. Debiera haberse logrado mucho más en la venta de nuestros libros de lo que hemos conseguido hasta ahora.
Nuestros ministros debieran invitar a los miembros de la iglesia a hacer resonar la trompeta de la verdad. "Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria. Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento". (Isaías 60:1-3) La unidad y el amor llevarán a cabo cosas maravillosas en favor de los creyentes. ¿No se levantarán nuestras iglesias para dar el último mensaje de amonestación al mundo?
Nuestros libros para reunir fondos
Palabras de vida del gran Maestro es un libro que habla por sí mismo y que ha realizado una buena obra. Su venta ha producido dinero que ha aliviado la deuda de nuestros colegios. Pero lo más importante es que mucha gente ha recibido beneficio de las lecciones de verdad que contiene, y muchos más serán bendecidos cuando lo lean.
El libro El ministerio de curación puede realizar la misma obra en beneficio de nuestros sanatorios e instituciones de salud que la que Palabras de vida del gran Maestro ha efectuado por nuestros colegios. Este libro contiene la sabiduría del Gran Médico. Para mí ha sido un gran privilegio donar mi trabajo con estos libros a la causa de Dios. En el futuro debieran tomarse las medidas necesarias para aumentar su venta.
Hay que pagar las deudas
Dios desea que aprendamos lecciones de las experiencias pasadas. A él no le agrada que sus instituciones se endeuden. Ha llegado el tiempo cuando tenemos que dar un carácter distintivo a la obra al rehusar construir edificios grandes y costosos. No tenemos que repetir los errores cometidos en el pasado y hundirnos cada vez más en el pozo de las deudas. Debemos, en cambio, procurar definidamente pagar las deudas que todavía pesan sobre nuestras instituciones. Las iglesias pueden ayudar en esto si así lo desean. Los miembros a[1] quienes Dios ha concedido recursos pueden invertir su dinero en la causa, sin cobrar intereses, o bien aplicando intereses bajos; y mediante sus ofrendas voluntarias pueden contribuir a sostener la obra. El Señor nos pide que devolvamos con gozo una parte de los bienes que nos ha prestado y que así nos convirtamos en sus benefactores.
Otro aspecto de la obra de publicaciones
Después de eso nos encontrábamos en reuniones campestres y con grandes congregaciones en nuestras iglesias, donde los ministros presentaban claramente los peligros de los tiempos en que vivimos, y la gran importancia de apresurar la circulación de nuestras publicaciones. En respuesta a estas exhortaciones, los miembros se adelantaron y compraron numerosos libros. Algunos tomaron unos pocos y otros adquirieron muchos. La mayor parte pagó por los libros adquiridos. Unos pocos hicieron arreglos para pagar más tarde.
Debido a que los libros se vendían a bajo precio, algunos puestos a precio especial para la ocasión, eran adquiridos en grandes cantidades; algunos por personas que no eran de nuestra fe. Dijeron: "Estos libros deben contener mensajes para nosotros. Estas personas están dispuestas a realizar sacrificios a fin de que podamos tenerlos, de modo que los adquiriremos para nosotros y nuestros amigos".
Pero algunos de nuestros miembros se mostraron descontentos. Uno de ellos dijo: "Hay que detener esto; si no, nuestro negocio se echará a perder". Mientras un miembro se alejaba con una cantidad de libros en sus brazos, un colportor le puso una mano en el hombro y le dijo: "Hermano, ¿qué hace usted con tantos libros?" Luego escuché la voz de nuestro Consejero que decía: "No se lo prohibáis. Esta es una obra que debe realizarse. El fin está cerca. Ya se ha perdido mucho tiempo, cuando estos libros debieran haber estado circulando. Vendedlos en lugares cercanos y lejanos. Distribuidlos como las hojas en el otoño. Esta obra debe continuar sin la interferencia de nadie. Las almas perecen sin Cristo. Dejad que sean advertidas de su próxima venida en las nubes de los cielos".
Vi que algunos obreros estaban deprimidos. Uno lloraba mientras decía: "Estos están cometiendo una injusticia con la obra de publicaciones al comprar los libros a un precio tan bajo; además, esto nos está privando de una parte de los ingresos que debieran sostener nuestra obra". La Voz replicó: "No estáis experimentando ninguna pérdida. Estos obreros que adquieren los libros a precio reducido no hubieran podido obtenerlos si no hubiera sido por este así llamado sacrificio. Muchos compran ahora para sus amigos y para ellos mismos, que de otro modo no hubieran pensado en comprar".
Una advertencia
A continuación se dio instrucción al pastor Haskell, y se le dijo que en su ansiedad por proporcionar a la gente la verdad preciosa contenida en sus libros, en su deseo de que todos sintieran que los libros tenían un valor mayor que su costo, y que se animara a todos a hacerlos circular ampliamente, estaba vendiéndolos a un precio excesivamente bajo, con lo que hacía demasiado pesada su propia carga.
Nuestro Consejero dijo: "Los libros debieran venderse de tal modo que el autor no quede desprovisto de recursos y que la casa editora obtenga un margen de ganancia apropiado a fin de contar con recursos para llevar a cabo su obra".
Una parábola digna de considerarse
"El reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia --declaró Cristo--, que salió por la mañana a contratar obreros para su viña. Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. Saliendo cerca de la hora tercera del día, vio a otros que estaban en la plaza desocupados; y les dijo: Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo. Y ellos fueron.
"Salió otra vez cerca de las horas sexta y novena, e hizo lo mismo. Y saliendo cerca de la hora undécima, halló a otros que estaban desocupados; y les dijo: ¿Por qué estáis aquí todo el día desocupados? Le dijeron: Porque nadie nos ha contratado. El les dijo: Id también vosotros a la viña, y recibiréis lo que sea justo. Cuando llegó la noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando desde los postreros hasta los primeros. Y al venir los que habían ido cerca de la hora undécima, recibieron cada uno un denario.
"Al venir también los primeros, pensaron que habían de recibir más; pero también ellos recibieron cada uno un denario. Y al recibirlo, murmuraban contra el padre de familia, diciendo: Estos postreros han trabajado una sola hora, y los has hecho iguales a nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día. El, respondiendo, dijo a uno de ellos: Amigo, no te hago agravio; ¿no conviniste conmigo en un denario? Toma lo que es tuyo, y vete; pero quiero dar a este postrero, como a ti. ¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno? Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, mas pocos escogidos". (Mateo 20:1-16)
Bendita será la recompensa de la gracia para quienes han trabajado para Dios con sencillez de fe y amor. El valor del servicio a Dios se mide por el espíritu con el que se presta, antes que por la duración del tiempo pasado haciendo el trabajo.
Luz para todos
Estoy muy deseosa de que la luz contenida en mis libros llegue hasta todas las personas posibles; porque Dios ha enviado el mensaje para todos. Estos libros contienen lecciones preciosas para la experiencia cristiana. No me atrevería a prohibir que estos libros se vendan en ocasiones especiales a bajo precio, por temor a estorbar la lectura de los libros, y así retener la luz de algunas almas que podrían convertirse a la verdad. No tengo ninguna limitación para imponer sobre la circulación de nuestros libros. Que la luz se coloque sobre el candelero, para que alumbre a todos en la casa.
Una lección en los negocios
"Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones. Y vinieron a él en el templo ciegos y cojos, y los sanó. Pero los principales sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que hacía, y a los muchachos aclamando en el templo y diciendo: ¡Hosanna, Hijo de David! se indignaron, y le dijeron: ¿Oyes lo que éstos dicen? Y Jesús les dijo: Sí; ¿nunca leísteis: De la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza?' (Mateo 21:12-16)
Sanatorio, California,
4 de mayo de 1908.
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Algo que nuestros obreros nunca debieran olvidar es que el Señor Jesucristo es el director principal. El ha trazado un plan por el cual los colegios pueden deshacerse de sus deudas, por lo que no aprobará el proceder de los que descartan este plan por falta de confianza en el éxito. Cuando su pueblo se presente unido para ayudar a su causa en el mundo, nada de lo bueno que Dios ha prometido les será retenido.
Nota: