La Voz: Su Educación y Uso Correcto

Capítulo 62

Reformadores medievales

Wiclef

Fue un maestro y predicador capaz--Era un maestro entendido y abnegado, y predicador elocuente, cuya vida cotidiana era una demostración de las verdades que predicaba. Su conocimiento de las Sagradas Escrituras, la fuerza de sus argumentos, la pureza de su vida, y su integridad y valor inquebrantables, le atrajeron la estimación y la confianza de todos.--Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 87.

No sentía temor alguno--Wiclef apeló de esa sentencia del sínodo al parlamento; sin temor alguno demandó al clero ante el concilio nacional, y exigió que se corrigieran los enormes abusos sancionados por la iglesia. Con notable don de persuasión describió las usurpaciones, y las corrupciones de la sede papal.--Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 96.

Era intrépido y humilde--Sostuvo intrépido sus enseñanzas, y rechazó los cargos de sus perseguidores. Olvidándose de sí mismo, de su posición y de la ocasión, emplazó a sus oyentes ante el tribunal divino, y pesó los sofismas y las imposturas de sus enemigos en la balanza de la verdad eterna.--Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 97.

Hus

Era un predicador de las Santas Escrituras--Mas otro fue el campo en donde Hus principió a trabajar en busca de reformas. Algunos años después de haber recibido las órdenes sacerdotales, fue elegido predicador de la capilla llamada de Belén, en Bohemia. El fundador de ésta había abogado, por considerarlo asunto de gran importancia, en favor de la predicación de las Santas Escrituras en el idioma del pueblo. No obstante la oposición de Roma, esta práctica no había desaparecido del todo de Bohemia. Sin embargo, era mucha la ignorancia respecto a la Biblia, y los peores vicios reinaban en todas las clases de la sociedad. Hus denunció sin reparo estos males, apelando a la Palabra de Dios para reforzar los principios de verdad y de pureza que procuraba inculcar.--Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 106.

Jerónimo

Se expresaba con claridad y poder--Las palabras de Jerónimo produjeron sorpresa y admiración aun a sus enemigos. Por espacio de todo un año había estado encerrado en un calabozo, sin poder leer, ni ver la luz siquiera, sufriendo físicamente, a la vez que dominado por terrible ansiedad mental; y no obstante, supo presentar sus argumentos con tanta claridad y con tanta fuerza, como si hubiera podido estudiar constantemente.--Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 120, 121.

Lutero

Su profundo fervor--Lutero fue ordenado como sacerdote y se lo llamó desde el claustro para que ejerciera el profesorado en la universidad de Wittenberg. Allí se dedicó al estudio de las Escrituras en sus idiomas originales. Comenzó a dar conferencias acerca de la Biblia; y el libro de Salmos, los evangelios y las epístolas, se abrieron a la comprensión de multitudes de gozosos oyentes. Era poderoso en las Escrituras, y la gracia de Dios descansaba sobre él. Su elocuencia cautivaba a sus oyentes, la claridad y el poder con que presentaba la verdad convencían sus entendimientos, y su profundo fervor tocaba sus corazones.--La Historia de la Redención, 358.

Su porte intrépido--La sencilla fuerza de sus palabras, su impavidez, su mirada serena y elocuente, y la inalterable determinación manifestada en cada palabra y cada acto, produjeron una profunda impresión en la asamblea. Era evidente que no se lo podía obligar, ni mediante promesas, ni amenazas, a someterse a las órdenes de Roma.

Cristo habló por medio del testimonio de Lutero con un poder y una majestad tales, que en ese momento inspiraron tanto a amigos como a enemigos, con un sentimiento de reverencia y admiración.--La Historia de la Redención, 365, 366.

Fue un instrumento elegido de Dios--Lutero fue un instrumento elegido de Dios, para desgarrar las vestiduras de hipocresía de la iglesia papal y exponer su corrupción. Celosamente levantaba su voz, y con el poder del Espíritu Santo clamaba en contra de los pecados existentes, y reprendía a los dirigentes del pueblo.--Testimonies for the Church 1:372.

Poseía una calma y un poder majestuosos--La calma, el poder majestuoso de Lutero, humillaba a sus enemigos, y asestaba al papado los golpes más terribles.--Testimonies for the Church 1:373.

Hablaba con majestad--La oración de Lutero fue escuchada. Su valor y su fe regresaron cuando se encontró con sus enemigos. Allí estaba él, humilde como un cordero, rodeado de los grandes hombres de la tierra, quienes, como lobos salvajes, tenían la vista fija sobre él, esperando sugestionarlo con su poder y grandeza. Pero él se había sostenido de la fortaleza de Dios, y no tenía temor. Sus palabras fueron habladas con tal majestad y poder, que sus enemigos no pudieron hacer nada contra él...

La calma que mostraba Lutero, hacía un agudo contraste con la pasión y la ira, que los así llamados grandes hombres exhibían. Ellos no pudieron atemorizarlo para que se retractara de la verdad. Se mantuvo como una roca en su noble sencillez y su serena determinación.--Testimonies for the Church 1:374, 375.

Hizo una rotunda exposición--En la siguiente entrevista, Lutero presentó una clara, concisa y rotunda exposición de sus opiniones, bien apoyada con muchas citas bíblicas.--Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 146.

Hablaba con solemnidad y fervor--Sus palabras, impregnadas de solemnidad y profundo fervor, le daban un poder que sus mismos enemigos no podían resistir.--Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 164, 165.

Su prudencia y dignidad--"Por esta razón, suplico a su majestad imperial, con toda sumisión, se digne concederme tiempo, para que pueda yo responder sin manchar la Palabra de Dios".

Lutero obró discretamente al hacer esta súplica. Sus palabras convencieron a la asamblea de que él no hablaba movido por pasión, ni arrebato. Esta reserva, esta calma tan sorprendente en semejante hombre, acreció su fuerza, y lo preparó para contestar más tarde con una sabiduría, una firmeza y una dignidad que iban a frustrar las esperanzas de sus adversarios y confundir su malicia y su orgullo.--Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 166, 167.

Hizo una cuidadosa preparación de su defensa--Con el ánimo puesto en Dios, se preparó Lutero para la lucha que le aguardaba. Meditó un plan de defensa, examinó pasajes de sus propios escritos y sacó pruebas de las Santas Escrituras para sustentar sus proposiciones.--Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 168.

Usó un tono sumiso y humilde--El canciller le exigió que dijese, si se retractaba de sus doctrinas. Lutero respondió del modo más sumiso y humilde, sin violencia ni apasionamiento. Su porte era correcto y respetuoso, si bien revelaba en sus modales una confianza y un gozo que llenaban de sorpresa a la asamblea.--Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 168.

Su valor y energía--Empero, el valor y la energía que esta vez desplegara, así como la fuerza y la claridad de sus argumentaciones, los dejaron a todos sorprendidos.--Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 171.

En la presencia de Dios--Los caudillos papales estaban acongojados porque su poder, que había hecho temblar a los reyes y a los nobles, era así despreciado por un pobre monje, y se propusieron hacerle sentir su ira, entregándolo al tormento. Pero reconociendo Lutero el peligro que corría, había hablado a todos con dignidad y serenidad cristiana. Sus palabras habían estado exentas de orgullo, pasión o falsedad. Se había perdido de vista a sí mismo y a los grandes hombres que lo rodeaban, y sólo sintió que se hallaba en presencia de Uno, que era infinitamente superior a los papas, a los prelados, a los reyes, y a los emperadores. Cristo mismo había hablado por medio del testimonio de Lutero con tal poder y grandeza, que tanto en los amigos como en los adversarios, despertó pavor y asombro...

El elector Federico, había aguardado con ansiedad la comparecencia de Lutero ante la dieta, y escuchó su discurso con profunda emoción. Experimentó regocijo y orgullo al presenciar el valor del fraile, su firmeza y el modo en que se mostraba dueño de sí mismo, y resolvió defenderlo con mayor firmeza que antes.--Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 172, 173.

Su razonamiento era claro--El contraste entre ambos contendientes no dejó de tener su efecto. La serena e inteligente argumentación del reformador, el cual se expresaba con tan noble mansedumbre y modestia, impresionó a los que veían con desagrado las orgullosas pretensiones de Eck.--Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 195.

Los Wesley y Whitefield

Justificación y renovación--Wesley consagró su vida a predicar las grandes verdades que había recibido: la justificación por medio de la fe en la sangre expiatoria de Cristo, y el poder regenerador del Espíritu Santo en el corazón, que lleva fruto en una vida conforme al ejemplo de Cristo.

Whitefield y los Wesley habían sido preparados para su obra por medio de un profundo sentimiento de su propia perdición; y para poder sobrellevar duras pruebas como buenos soldados de Jesucristo, se habían visto sometidos a una larga serie de escarnios, burlas y persecución, tanto en la universidad, como al entrar en el ministerio...

Como miembros de la iglesia de Inglaterra estaban muy apegados a sus formas de culto, pero el Señor les había señalado en su Palabra, un modelo más perfecto. El Espíritu Santo los constriñó a predicar a Cristo y a éste crucificado. El poder del Altísimo acompañó sus labores. Millares fueron convencidos y verdaderamente convertidos. Había que proteger de los lobos rapaces a estas ovejas. Wesley no había pensado formar una nueva denominación, pero organizó a los convertidos, en lo que se llamó en aquel entonces la Unión Metodista.--Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 299, 300.

El evangelio de la gracia de Dios--De modo que al predicar el Evangelio de la gracia de Dios, Wesley, como su Maestro, procuraba "engrandecer" la ley y hacerla "honorable". Hizo fielmente la obra que Dios le encomendara, y gloriosos fueron los resultados que le fue dado contemplar. Hacia el fin de su larga vida de más de ochenta años--de los cuales consagró más de medio siglo a su ministerio itinerante--sus fieles adherentes sumaban más de medio millón de almas. Pero las multitudes que por medio de sus trabajos fueron rescatadas de la ruina y de la degradación del pecado, y elevadas a un nivel más alto de pureza y santidad, y el número de los que por medio de sus enseñanzas han alcanzado una experiencia más profunda y más rica, nunca se conocerá hasta que toda la familia de los redimidos sea reunida en el reino de Dios. La vida de Wesley encierra una lección de incalculable valor para cada cristiano. ¡Ojalá la fe y humildad, celo incansable, abnegación y desprendimiento de este siervo de Cristo, se reflejasen en las iglesias de hoy!--Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 307.

Hombres humildes de los tiempos de la reforma

Sus argumentos eran sencillos y contundentes--Mediante argumentos y sofismas, con las tradiciones de los padres y la autoridad de la iglesia, muchos trataron de echar abajo la verdad. Pero los defensores de ella recurrieron a la Biblia, para defender la validez del cuarto mandamiento. Humildes cristianos, armados con sólo la Palabra de verdad, resistieron los ataques de hombres de saber, que, con sorpresa e ira, tuvieron que convencerse de la ineficacia de sus elocuentes sofismas, ante los argumentos sencillos y contundentes de hombres versados en las Sagradas Escrituras, más bien que en las sutilezas de las escuelas.--Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 508.